El artefacto robótico que explora el Mar Argentino se acercó demasiado a la roca donde se escondían sus pequeñas crías y el ejemplar adulto utilizó sus pinzas para alejarlo.
La langosta guerrera que defendió a sus crías y atacó al robot del Conicet La langosta guerrera que defendió a sus crías y atacó al robot del Conicet
A 1.883 metros de profundidad en el Mar Argentino, la paz submarina reina y la vida se desarrolla con tranquilidad. En ese ámbito agradable, una familia de langostas se aloja debajo de una roca, donde 8 pequeñas langostas de semanas de vida crecen, imitando la conducta de su madre. Hasta que un extraño ser con luces, brazos y una aspiradora irrumpe y quiebra el sosiego de una jornada rutinaria. Se trata del robot submarino ROV SuBastian que explora territorio desconocido hasta ahora para los ojos de los seres humanos, y forma parte de la una campaña científica inédita, que capturó la atención mundial y es un verdadero éxito de audencias en sus transmisiones, con hasta 70.000 personas siguiendo cada exploración en vivo.
También te puede interesar:
Se trata de la Expedición "Talud Continental IV", que lleva adelante en aguas de Mar del Plata, el Schmidt Ocean Institute, en colaboración con científicos del CONICET y otros institutos nacionales de investigación.
Este sábado por la tarde, después de más de 12 horas de exploración, el ROV SuBastian avistó una formación rocosa, que a los expertos del Conicet, que instruyen a los operadores estadounidenses del increíble instrumento científico submarino, les llamó la atención.
La curiosidad de los científicos era por el movimiento repentino que detectaron debajo de la roca. Inmediatamente, sobre la izquierda de la imagen una "mamá" langosta que posiblemente buscaba alimento volvió en sus pasos y retornó a la roca.
Se trataba de una langosta con garras perteneciente a la familia Nephropidae o nefrópidos (crustáceos decápodos). Habitan en los fondos marinos de gran parte del mundo, y este ejemplar era una Thymops birsteini, o langosta patagónica (crustáceos que viven en la plataforma continental alrededor de América del Sur, particularmente en el mar de Argentina).
Los investigadores no salían de su asombro al observar como el animal marino llegó rápidamente a su hogar y miró fijamente de frente a la cámara del robot. Enseguida, detrás de ella, se asomaron tímidamente 8 pequeñas langostas que buscaban observar a su madre defendiéndolas de ese extraño aparato con una luz muy potente.

Después de varios segundos, la langosta pareció empujar a los pequeños adentro de la roca y luego observó cómo el robot se alejaba de su morada, creyendo que ya había intimidado a la amenaza robótica.
Pero fue en ese momento, que a los investigadores del Conicet se les ocurrió tomar una muestra marina en esa roca. Se trataba de uno de los caracoles que reposaban tranquilamente justo arriba de la morada de la familia de langostas. Inmediatamente, la reacción de la langosta mayor no se hizo esperar y atacó la base del robot submarino para sorpresa de los científicos.

"Hay! No! Qué impresionante!" se les escuchó decir a uno de los investigadores en el streaming. Abriendo sus tenazas, la langosta atacaba una y otra vez al robot, removiendo incluso la tierra de lecho marino y aplicando toda su fuerza en defensa de sus crías.
Los científicos apuraron la tarea, succionaron con una aspiradora al caracol y enseguida se alejaron de la roca. Luego la cámara volvió a detenerse en la langosta para registrar que estuviera bien del brutal ataque que protagonizó a la base del robot submarino.








