Por Diego M. Jiménez.
La experiencia importa La experiencia importa
La estrepitosa derrota de la Libertad Avanza en 6 de 8 secciones electorales y en 99 de 135 partidos de la provincia de Buenos Aires pone en cuestión, entre otros temas, la idea de que la inexperiencia es un activo en la política.
La palabra Senado tiene origen en la Antigua Roma y era una institución integrada por los más "ancianos", quienes tenían más conocimiento en el manejo de los asuntos del gobierno. El denominado "cursus honorum", una carrera política en donde las responsabilidades aumentan con el ejercicio de lo público y el transcurso del tiempo, también proviene de aquel gran imperio construido hace dos mil años. Y se puede observar lo mismo, al estudiar cualquier cultura, a lo largo y lo ancho del planeta, en distintos momentos de la historia.
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Ser un hombre o mujer que integra el funcionariado del Estado no supone siempre y en todo lugar formar parte de una casta privilegiada preocupada solo por sus propios intereses. Como tampoco, ser alguien dedicado a la vida pública, convierte a esa persona en corrupta e ineficiente. La confusión creada, adrede, para desprestigiar a la política y a quienes la ejercen, se volvió como un bumerán a un grupo político que se jacto hasta el hartazgo de estar inoculado contra esos supuestos males.
La complejidad de la sociedad, su riqueza anclada en las diferencias y en las distintas formas de pensar y entender el presente y el futuro, exigen siempre profundidad y conocimiento para su comprensión y, en este caso, abordaje político. La suerte puede ayudar en alguna coyuntura. El sobrevuelo de lo relevante, también. Pero flaquean cuando lo que se necesita en diseñar un camino consistente y llevarlo adelante.
El gobierno pecó de ingenuo, subestimo a la población, desconoció la historia y diseño una campaña basada en la agresión, la descalificación y el insulto al pensamiento distinto al suyo. Deberá cambiar urgentemente, dado que la ciudadanía tiene y sufre problemas concretos que nada tienen que ver con disputas de streaming, influencers o estudios de televisión y radio.
El enorme territorio bonaerense envió un mensaje que no debería interpretarse única y exclusivamente, como un aval a quienes abandonaron el gobierno nacional en el 2023. Sería también un error que el peronismo del primer Estado argentino lo percibiera de ese modo, aunque no ver en el triunfo contundente del pasado domingo un reconocimiento a la gestión de KIccilof, sería deshonesto intelectualmente.
Lo que sí parece estar claro, es que la ciudadanía no está aferrada a ningún grupo político e ideología en particular. Y está dispuesta a cambiar su voto si quienes la gobiernan, no responde a sus demandas. En este punto, no tememos equivocarnos al decir que la sociedad está madura. Tiene experiencia.
La experiencia que reclama en sus dirigentes, para que no caigan en el mesianismo y la improvisación, para que enfrenten la solución de sus problemas con pericia y oídos atentos a los reclamos de sus votantes. La experiencia que supone tener habilidades, competencias y conocimientos de una actividad, la política, inherente a la condición humana, que vive y se constituye juntos con otros y otras, en sociedad.








