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EL LIBERAL . Opinión

¿Que Revela el Triple Crimen de Florencio Varela sobre Nuestra Sociedad? (True crime)

Por Lic. Juan Barraza. Especial para EL LIBERAL.

24/09/2025 18:21 Opinión
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El asesinato, en particular, se erige como uno de los crímenes más condenables y antinaturales, ya que implica la decisión de quitarle la vida a otro ser humano. Este acto no solo inflige un daño irreparable a la víctima, sino que también desgarra a sus familiares, amigos y la comunidad en su conjunto, dejando una herida profunda en la conciencia colectiva. 

Pues, caracterizado este tipo de maldad como el crimen, en las últimas horas salió a la palestra el trágico caso de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, un triple homicidio perpetrado en Villa Vatteone Florencio Varela, y que ha conmocionado a todo el país. Este hecho criminal nos invita a analizar desde una perspectiva sociológica- criminal, y entender las dinámicas sociales, desigualdades y vulnerabilidades que lo rodean. A continuación, se presentan algunos puntos clave desde esta óptica: 

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La dimensión del femicidio y la violencia de género

Si tomamos los índices de maldad de Stone, o la escala del mal de Matus (2025), se podría hablar de una violencia extrema (81% - 90% de maldad) y simbólica. El hecho de que los cuerpos fueran descuartizados y encontrados en una vivienda (sadismo, premeditación, cantidad de víctimas, manipulación), presuntamente en el contexto de una "fiesta narco", subraya una violencia de género brutal y un profundo desprecio por la vida de las mujeres. Este tipo de crímenes no solo busca eliminar a las víctimas para ocultar evidencia, como tantos casos, por citar un ejemplo caso Loan, sino también enviar un mensaje de poder y control sobre los cuerpos femeninos, a menudo en el marco de redes delictivas.

Por otro lado, la presencia de variables demográficas como vulnerabilidad social y económica, donde la información disponible sugiere que al menos dos de las víctimas, Brenda y Morena, trabajaban en el ámbito sexual. Esto las expone a una serie de riesgos y vulnerabilidades, ya que a menudo se encuentran en la periferia del sistema de protección social y en entornos donde la violencia es un factor constante. La precarización de un nivel económico las empuja en la búsqueda de situaciones de riesgo, donde la promesa de una ganancia económica, como los $300 dólares mencionados en algunas fuentes, puede ser un factor determinante y fatal.

Además, las dimensiones como la juventud y la desprotección, como el hecho que una de las víctimas fuese menor de edad, Lara Gutiérrez de apenas 15 años, agrava la dimensión de desprotección y la posible implicación, como la oportunidad más fácil de conseguir dinero, tales como las redes de trata o explotación sexual, una realidad que afecta de manera desproporcionada a las jóvenes de sectores vulnerables. Según Robert Merton (1995), plantea el concepto de anomia, una especie de tensión que surge en una sociedad cuando las metas culturales son fuertemente promovidas, pero el acceso a los medios legítimos para conseguirlas está bloqueado o limitado porque depende de cada individuo y el amplio abanico de opciones de conseguir el éxito económico. Por lo tanto, para estas mujeres la falta de oportunidades y el contexto de pobreza pueden convertirlas en blanco fácil para estas organizaciones criminales.

El rol del crimen organizado y las redes delictivas

Según los datos que arrojaron las investigaciones del caso, las conjeturas que se maneja refieren que se vincula a los presuntos asesinos con una banda de narcotraficantes de la Villa 1-11-14. Sociológicamente, esto refleja la expansión del crimen organizado en los barrios populares, con el riesgo de convertirse en carteles como Colombia, donde no solo controlan el tráfico de drogas, sino que también imponen sus propias lógicas y leyes donde interviene el poder, la violencia y la venganza como ajuste de cuentas. La "fiesta narco" sería un reflejo de este contexto, donde la impunidad y la brutalidad son moneda corriente. De hecho, en este caso espeluznante se evidencia la facilidad con la que se pasa de una supuesta fiesta narco a un crimen atroz, y la posterior limpieza de la escena. Esto nos invita a pensar sobre la normalización de la violencia y un desprecio total por la vida. En estas redes, la vida de las personas, especialmente las mujeres jóvenes, se cosifica y se reduce a un simple "problema" a eliminar.

La respuesta social y de las instituciones

Esto conlleva una carga de prejuicio y estigmatización, Goffman (2019). El hecho de que se mencionara el trabajo sexual de las víctimas en los medios generó un debate sobre la estigmatización y la forma en que esto puede influir en la búsqueda de justicia. Familiares y periodistas han señalado que "no importa a qué se dedicaban, son tres chicas y merecen justicia". Este punto resalta una dicotomía social, la necesidad de empatía y la persistencia de los prejuicios que, en algunos casos, pueden llevar a una menor diligencia en la investigación por parte de las fuerzas de seguridad, como se ha denunciado en otros casos de violencia de género.

En este contexto la reacción de las instituciones como las familias y la comunidad, que se movilizaron para exigir la aparición de las jóvenes, evidencia una desconfianza en la capacidad del Estado para proteger a sus ciudadanos y esclarecer este tipo de crímenes. Los casos sin respuesta en la argentina, en concreto, es la historia si resolver de miles de desapariciones, sea por cuestiones ideológicas, religiosas, políticas, grupos mafiosos, crímenes sistemáticos o de asesinos en serie, donde muchos desaparecidos quedaron en el olvido y que sería larga la lista en nombrarlos. Para este caso del triple crimen, la lenta respuesta inicial y la sensación de que "no se las busca igual" si su trabajo no es "convencional" es un reflejo de la discriminación y deficiencias del sistema de seguridad y justicia, y de las desigualdades estructurales que existen.

En conclusión, el triple homicidio de Brenda, Morena y Lara es más que un simple hecho policial. Es un espejo de problemáticas sociales profundas como la violencia de género extrema, la precarización y vulnerabilidad de las mujeres jóvenes en contextos de pobreza, la expansión del crimen organizado y la incapacidad del Estado para proteger a los más desfavorecidos. El análisis sociológico permite ir más allá del morbo y la noticia sensacionalista para entender las complejas interacciones sociales que llevaron a este trágico desenlace y, a su vez, las fallas estructurales que deben ser abordadas para evitar que se repitan.

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