Por Leonardo Innamorato.
¿A qué se debe el uso de anglicismos en nuestro lenguaje habitual? ¿A qué se debe el uso de anglicismos en nuestro lenguaje habitual?
La historia ha de atribuirle al Emperador Carlos V la frase "le hablo en español a Dios, en italiano a las mujeres, francés a los hombres, y alemán a mi caballo". Si ese Emperador viviese en estos tiempos, posiblemente habría añadido que le hablaría en inglés a su computadora y teléfono, a los empresarios y a fanáticos o seguidores en las redes sociales, en vez de sus palabras patrimoniales.
Si hacemos un experimento social, pasear por ejemplo por un centro comercial moderno (shopping) y observar en sus vidrieras palabras tales como "sale off", "promo", "combo", etc. Y si prestamos más atención y le damos rienda suelta a nuestro oído, no solo los jóvenes se han apoderado de estas palabras, sino tambien las personas adultas.
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A diario, en nuestras relaciones comunicativas escuchamos ciertas palabras, que hasta no hace unos años no se usaban con frecuencia. La globalización, la llegada de los dispositivos de telefonía celular con sus correspondientes aplicaciones, y palabras tales como boolling, online, app, acting, show room, coaching, take away, checking sponsor, Premium, delivery y un sinfín de léxicos nos imponen desafíos lingüísticos. En la cultura inglesa estas palabras acortan el significado que tiene su equivalente en castellano, pues por consiguiente, se hace más marketinera introducirlas en nuestra cotidianeidad. Ante esta realidad, estos anglicismos en nuestro idioma, ¿son un mal necesario o atentan con nuestra lengua?
Esta moda de usar frecuentemente "anglicismos", los cuales en vez de decir su equivalente en nuestra lengua castellana, apelamos,- y sin darnos cuenta- por estar a la altura de los tiempos o de onda a esta serie de palabras. La posmodernidad nos encuentra colonizados por la cultura anglosajona, que a diario ya lo veníamos legitimando ya sea en electrodomésticos y en las películas de Hollywood.
Hay que aclarar y considerar tambien los "neologismos" y otra cuestión es la "ingenuidad humana", en no tratar de usar de manera correcta el idioma de Cervantes; el primero es el que produce las cosas, los creadores de tecnología. En el siglo XVI, por ejemplo, España, en su momento, acuñó nombre a ciertas palabas tales como "papa", "canoa", "hamaca", y las introdujo en el continente. Ni que exponer las palabras de origen árabes, francés o del latín.
Pues bien, nos guste o no, el inglés es actualmente el idioma en el que se piensan y expresan las preceptos que rigen el mundo de los negocios y de las finanzas; el de la ciencia y el de la tecnología y, sobre todo, el de los medios de comunicación, la innovación y las redes sociales.
Esta nueva ola de palabras raras, cortas, novedosas, hay autores, filósofos, lingüistas y sociólogos que sostienen que estos "anglicismos" son innecesarios. Y tampoco hemos de acusar este avance de anglicismos como algo que tenga que ver con la destrucción del ser nacional o nuestra identidad. Visualicemos tambien, el ámbito académico no escapa a ello, ya que en los trabajos, ponencias o artículos- se emplea el novedoso "lenguaje inclusivo", al cuál tambien, llama la atención.
Entre el giro linguistico y la catástrofe idiomática.
Estas expresiones foráneas la adaptamos a ciertas situaciones de nuestra vida cotidiana, que -al igual que nuestras relaciones cara a cara o vínculos sociales-, en una sociedad moderna y dinámica, introducimos estas variantes en nuestro léxico gramatical, ya sea por razones de estar a la moda, por esnobismo, adecuarse al globalismo, estar en el sistema (in u out), por razones ideológicas, o más bien porque es de índole coercitiva, se nos impone y la acepamos. Este campo es aún nuevo y está en estudio. Hay estudios empíricos al respecto, pero hasta el momento no se ha de determinar resultados científicos que dicten cierto avance en el conocimiento.
Ya en la mitad del siglo XX, algo similar pasó con la irrupción en el campo filosófico con una ruptura en la acción comunicativa y el lenguaje el giro lingüístico, donde pone énfasis en la manera de cómo el lenguaje construye la realidad y los significados. Hizo primero su impacto en Europa, y luego a todo el resto de la comunidad hispano hablante de América. O sea, el lenguaje está en construcción social, hay dinámica y ha de esperarse cambios.
Hay especialistas que sostienen que negar estas cuestiones seria aceptar el fenómeno de "resistencia al cambio": Ya el mismo Pierri Bourdieu -en su concepción sobre el "poder simbólico",- sostenía que asi como acepamos están relacionadas con la aceptación ideológica de un determinado modo de pensar, hablar y estar en el mundo. De ahí que optar por unas formas lingüísticas y no por otras, sirva para reproducir un determinado orden de palabras y cosas o, al contrario, para modificarlo. Estas ideas tambien es el principio que fundamenta el lenguaje inclusivo, que tanta polémica nos trae, ya que la gramática no entiende de exclusión o inclusión social.
Por tanto, en mi labor consuetudinaria como sociólogo o docente, mañana seguramente cuando utilice mi ordenador de procesador de textos y me delate en color rojo tal palabra extranjera la manera correcta en castellano, he de pasar por alto o bien cambiar dicha palabra a nuestra lengua castellana.
Por consiguiente, lo que me llama personalmente la atención y mi curiosidad, el uso de estos anglicismos innecesarios no es algo, tan insignificante (ya que tambien el campo de la cultura inmaterial muchas veces se torna abstracto)- sino el cómo dirimir entre el umbral de la ignorancia o pedantería, y lo nuevo. O más bien, tendré que aprender, aceptar y convivir con el empleo a diario de estas nuevas palabras. Por convención, de manera arbitraria o por costumbre, estas palabras son parte de nueva vida social.
El hombre es el único capaz de crear y transmitir cultura, inventamos y tipificamos no solo nuevas palabras, sino "símbolos". El idioma inglés, no es puro y distintivo, sino que fue un proceso de un préstamo de sus palabras de otras regiones y algunas fueron adaptadas, de ahí la "construcción constante de la lingüística". Como lecciones preliminares, ya el mismísimo Jorge Luis Borges se refería a evitar hablar con "eufemismos", pues veía en ellos cierta hipocresía al disfrazar ciertas palabras para que suenen más suaves y ocultar la verdad.
Por conclusiones, permítanme sostener que la realidad en que vivimos cambia constantemente; estamos más internacionalizados y lo normal es que la lengua tambien se adapte, nazcan nuevos términos otros sean demodé o no se usen. De tal manera, el que los utiliza, de alguna manera está aceptando como dirían ciertos intelectuales- dominación, asimilación cultural e hibridés idiomática y cultural.
Sociólogo y docente








