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José Abadi reveló por qué la Argentina es un doloroso enigma: "No hay liderazgos sanos"

El psicoanalista, en una entrevista con EL LIBERAL, contó de qué trata "La curiosidad al diván", su nuevo libro. "Es una invitación a mirar hacia adentro, a navegar por nuestros propios abismos y tesoros, y a descubrir quiénes somos en lo más profundo".

05/10/2025 06:00 Viceversa
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José Abadi reveló por qué la Argentina es un doloroso enigma: "No hay liderazgos sanos" José Abadi reveló por qué la Argentina es un doloroso enigma: "No hay liderazgos sanos"

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El psicoanalista y escritor argentino, José Eduardo Abadi, en su flamante obra literaria "La curiosidad al diván", no solo comparte con los lectores sus recuerdos y como los ha transformado a través del tiempo, sino que también, tal como lo sostuvo en una entrevista exclusiva con EL LIBERAL, "el libro tiene también un intento de aproximación, si uno quiere, psicológica, social, una radiografía al alma de esta Argentina tan compleja de hoy, a nuestra sociedad argentina"

El prestigioso profesional también revela en su libro las conversaciones que tuvo con los expresidentes Raúl Ricardo Alfonsín y Carlos Saúl Menem. En su entrevista con EL LIBERAL, Abadi se refirió a las charlas que mantuvo con Alfonsín y Menem.

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"Tuvo un punto desde lo social que fue interesante para la Argentina: creo inconscientemente, le guste o no a la gente, un cierto permiso a estar bien, al placer", remarcó sobre Menem.

En cuanto a la conversación con Alfonsín, rememoró: "Sabía lo que yo valoraba el retorno a la democracia y los juicios a las Juntas Militares".

-¿Por qué la Argentina es un doloroso enigma?

Porque un estancamiento y una decadencia tan persistente, tan larga, una repetición neurótica de tantas cosas que sabemos que nos hacen mal cuando en realidad existe en algún lugar la potencialidad o la materia prima para que esto pudiera ser distinto convierte a esta realidad en una pregunta cuando digo de incógnita es, bueno, algo nos pasa, evidentemente, serio a los argentinos y a nuestro país para que no logremos convertir a esta sociedad en una sociedad más feliz, más moderna, más creativa, más honesta. Advierto que ahí hay una falla muy importante, no hay normas. Hay prohibiciones y no normas que es muy distinto. No hay confianza, no hay un acompañamiento que nos haga sentir más fuertes para que nos haga iniciar proyectos. No hay liderazgos sanos, que serían como funciones paternas sanas y no transitorias que no pretenden comerse al lugar donde están o encarnar el poder. Nos falta hace mucho esto. Y elegimos mal. Creemos lo que deseamos y no lo que somos capaces de observar si nos animamos a preguntar y a ayudar. Y ahí nos queda relegada en este papel, tantas veces, entre comillas, doloroso la Argentina.

-Tomando una frase de Michel Foucault, se la formulo en pregunta: ¿Dónde hay poder hay resistencia?

Depende qué poder. Foucault lo dice desde un lugar de poder, casi diría, narcisista agresivo. Yo creo que el poder puede ser una voluntad de concentrar la omnipotencia, de encarnarlo y ahí estamos en un problema serio e inevitablemente dictatorial, arbitrario y a mediano o largo plazo fallido. Y hay un poder que es más el verbo, que es el poder como lo que puedo hacer. Y ahí es donde aparece la creatividad, el pensar en el otro, el poder para el conjunto y ahí el poder deja de ser narcisismo para ser relación con el otro.

-Háblenos de sus vínculos con los expresidentes argentinos Raúl Ricardo Alfonsín y Carlos Saúl Menem.

Alfonsín me invitó, después de ser Presidente, a tomar un desayuno en su departamento de la avenida Santa Fe. Sabía lo que yo valoraba el retorno a la democracia y los juicios a las Juntas Militares. Le regalé uno de mis libros y conversamos, conversamos con soltura y con honestidad. Fue muy lindo.

Y con Menem el vínculo fue distinto. Nos conocimos cuando mi padre estaba en coma y Menem vino a visitarlo sin siquiera conocerlo previamente como un gesto de respeto, sin que nadie lo sepa, sin periodistas, entrando por la puerta de costado del sanatorio. Ahí charlamos y se lo agradecí. Después nos encontramos en un canal de televisión y bromeamos. En el libro cuento algunas de las cosas que me decía. Una vez me lo encontré en el Club Hindú, donde él jugaba al golf y era amigo de un primo mío.

Otra vez me llamó a la Casa Rosada para invitarme a leer la carta que Menem había escrito para que saliera publicada en todos los diarios el viernes previo a su segunda reelección. Fueron distintas maneras de vincularme con un hombre que, creo, tuvo muchos méritos y defectos, sin dudas, pero tuvo un punto desde lo social que fue interesante para la Argentina: creo inconscientemente, le guste o no a la gente, un cierto permiso a estar bien, al placer.

Una charla sobre la felicidad

-En su charla con Gilles Lipovestsky, ¿qué le dijo al filósofo francés sobre la felicidad?

Hablamos bastante. Yo estaba trabajando mucho el tema que después convertí en mi libro "De felicidad también se vive". La idea que teníamos nosotros, yo lo llamé felicidad posible y él la llamaba felicidad, pero algún día a la felicidad que acepta también pone el acento en la subjetividad, en el placer, en el individualismo responsable, en la imaginación, el trabajo productivo. Hubo cosas en las que coincidí y que yo le agregué y que le gustó también. Le dije la importancia de entender la muerte como una aliada, una condición de ser seres humanos que estamos vivos, y también la idea, que le pareció muy interesante, la felicidad no como un puerto de llegada sino como una manera de vivir que incluye la adversidad y el dolor.

ABADI SOBRE LAS ADVERSIDADES: ACEPTARLAS

-¿Cuáles son las herramientas para enfrentar la adversidad?

Aceptarla, que está sucediendo. No negarla, admitirla. Después, tratar de ver dónde está el origen, tratar de enfrentar esa causa, darle la solución que podamos y lo que no podemos solucionar tener la templanza de aceptarlo y saber qué hay, junto con la adversidad que conforman nuestra vida y nuestra condición humana muchos otros momentos que también podemos disfrutar y gozar que son los momentos lindos de la vida. La forma de transitar las adversidades es viéndolas no como obstáculos que impiden la felicidad, sino como parte del camino de la vida, una oportunidad para el crecimiento y el autoconocimiento.

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