Miguel Mateos celebra 40 años de "Rockas Vivas"

Hay discos que no envejecen, solo se transforman en memoria colectiva. En 1985, cuando la Argentina respiraba los primeros aires de democracia, Miguel Mateos y su banda ZAS lanzaban Rockas Vivas, un álbum en vivo que unió la energía, la rebeldía y la esperanza de una generación. Cuarenta años después, el músico celebra ese legado con una gira nacional e internacional que agotó entradas en cada ciudad y que el 18 de octubre llegará a La Banda, en el Club Olímpico, para reencontrarse con el público santiagueño.

"Esto empezó el 3 de julio con un Movistar Arena repleto, y desde entonces fue una alegría detrás de otra. Me sorprende ver generaciones nuevas que cantan las canciones con la misma pasión que sus padres. Es como si ese fuego se heredara", dice Mateos, aún con emoción.

Cuando aquel disco irrumpió en 1985, el país salía de la oscuridad. Las letras de Rockas Vivas hablaban de libertad, deseo, resistencia y esperanza. "Rockas Vivas fue un álbum en vivo armado con canciones que escribí entre el 81 y el 85, en plena dictadura y en los primeros años de la democracia. Fueron tiempos intensos, irrepetibles. No se puede comparar lo que vivimos entonces con lo de hoy, pero hay valores que siguen siendo esenciales: la libertad, la democracia, el derecho a expresarse. Por eso esas canciones no pierden vigencia", reflexiona.

Con temas como Huevo, Tirá para arriba, En la cocina y Un poco de satisfacción, el músico trazó una radiografía de la juventud de los ochenta. "Huevo fue una canción de rebelión frente a la dictadura. Después quise celebrar la recuperación democrática con Tirá para arriba. Siempre tuve las dos: la rebeldía y la esperanza", dice.

A lo largo de la entrevista, Mateos vuelve una y otra vez sobre una idea: la autenticidad. En tiempos donde la tecnología y la inteligencia artificial invaden incluso la creación artística, el músico elige seguir apostando por lo humano. "Hoy la inteligencia artificial puede armarte una canción en segundos, pero eso no atraviesa el corazón. Rockas Vivas fue hecho en sótanos, en la clandestinidad, con miedo a que la policía te llevara. Son canciones hechas con fuego, sangre, sudor y lágrimas. Eso no lo puede reproducir ningún algoritmo", dice con firmeza.

Y suma: "Yo llevo 10 músicos a Santiago, una banda completa, una sección de vientos. Todo en vivo, todo real. Así como el folclore: a puño, letra, guitarra y bombo. Esa es mi manera de resistir".

En cada concierto, a Mateos lo emociona la presencia de los jóvenes. "Hay pibes de 20 que no vivieron aquellos años y sin embargo sienten las canciones como propias. Cuando cantan frases como 'Yo sé que en este país se puede ser feliz', me doy cuenta de que algo sigue vivo. Eso es lo que hace inmortales a las canciones: cuando hablan de libertad, de expresarse sin miedo, de ser uno mismo. Soy un tipo afortunado. El público es generoso".

De "Rockas Vivas" a "Los Tres Reinos": la ópera rock que llegará a los escenarios

Tras cerrar la gira en el Movistar Arena de Buenos Aires el 6 de diciembre -segundo concierto anunciado luego de agotar el primero—, Miguel Mateos ya proyecta su próximo desafío: una ópera rock titulada "Los Tres Reinos", que escribió durante la pandemia. 

"Es una obra distópica sobre la conquista de América, escrita para orquesta, coro, cuatro cantantes y banda de rock. Durante los dos años de encierro aproveché para componerla y ahora quiero llevarla al escenario. Es un proyecto enorme, una nueva etapa artística", adelanta.

El mensaje final: seguir siendo humanos

Antes de despedirse de EL LIBERAL, Miguel Mateos deja una reflexión que parece escrita para estos tiempos:

"Cada vez todo parece más irreal, más digital, más ficticio. Pero está en nosotros salvar ese pedazo de tierra orgánica. Dar un abrazo, un beso, preocuparse por el otro. Eso no lo van a reemplazar los robots. Y mientras haya una canción que nos erice la piel, seguiremos siendo humanos."