Análisis, ¿se nutrirá la agenda nacional gubernamental?

Luego de las elecciones de medio término en donde el gobierno realizó una excelente performance triunfal, en particular su notable reversión de resultado en la provincia de Buenos Aires, con una inflación controlada, y hacia la baja, una esperable tranquilidad del dólar, con o sin bandas, acompañado del soporte del Tesoro norteamericano y un anunciado relanzamiento de la gestión, es deseable que vaya por más. Es decir: que elaboré una agenda para el desarrollo.

    Esto último supone sacar paulatinamente el foco de lo estrictamente financiero y centrar el debate en la denominada economía del conocimiento, en dónde el capital humano, la inversión en los activos intelectuales, la innovación y la competitividad sean el horizonte concreto de la actual administración y del país.

   Esto requiere desanclar a la Argentina del debate binario, sumando voces que impulsen una agenda estratégica en ese sentido, renovando la discusión, corriéndola de la mediocridad en la que está inserta. Quizá ya sea hora de eso, una vez despejadas las tormentas que finalmente no se desataron como muchos preanunciaban o temían.

    No es fácil, claro. Los gobiernos en general se aferran a los incentivos que le dieron éxito o los llevaron a una moderada estabilidad, lo que les brinda aire para seguir adelante. Supondría salir de "una zona de confort" e iniciar una nueva agenda. Para ello, el Presidente y su equipo, necesitan recrear el impulso disruptivo que lo llevó al gobierno, contra todos los pronósticos, hace dos años.

    Por otra parte, quedo demostrado que el peronismo carece de un liderazgo nacional que aglutine voluntades y todas sus versiones mostraron un destino frágil, atado estrictamente a sus jurisdicciones sin capacidad de excederlas e incluso, lo que es peor, de ganarlas. Quizá el personalismo sea su mal y eso impida la conformación de alternativas de tercera vía o de un poder que dispute con el peronismo de la provincia de Buenos Aires, atrincherado en la porción de territorio que ha sumido en la pobreza y la exclusión desde 1987: el conurbano. Aunque este territorio, huérfano de bienestar, parece haber iniciado un camino claro de distanciamiento de sus victimarios.

Diego M. Jiménez

    El PRO sumido en las malas decisiones del presidente Macri, seguirá perdiendo figuras que, si se mudaron de espacio político sin ponerse coloradas durante este año, no parece que lo dejen de hacer a partir de esta semana. La Libertad Avanza nuclea el rechazo al pasado kirchnerista, a la moderación macrista, una interpelación a la juventud y un deseo transversal de abandonar un ciclo de fracasos. Su talón de Aquiles es imaginar que quienes la votaron adhieren sin restricciones a su visión de la realidad y del futuro. Por ello, ampliar su base conceptual es una misión tan importante como consolidar la estabilidad económica.

    Pero sabemos que si algo tiene la política argentina es su dinamismo y que todo puede modificarse rápidamente. Lo cierto es que algo cambió en las creencias de nuestra sociedad. El peronismo, si realmente quiere volver a ser alternativa, debe modernizar su discurso y achicar cada vez más los espacios de influencia partidaria que domina la provincia de Buenos Aires, pero que no representan al peronismo de todo el país. Como tampoco a los tiempos que corren.

    Las cartas están sobre la mesa y el gobierno tiene todas las herramientas para relanzar su gobierno, orientándolo hacia una consolidación de sus logros y guiándolo hacia la discusión de una agenda de desarrollo. El empresario Federico Braun dijo una frase en una entrevista para La Nación que le realizó José del Río que sirve para este contexto político: "el viento a favor no sirve de nada si no tenés claro el rumbo". Es por ello que el gobierno tiene que salir rápido de los laureles del triunfo para gestionar de la mejor manera posible esta nueva etapa que no dejará de ser dificultosa y que requerirá de consensos sólidos.