Entre mañana y pasado el misterioso cometa 3I / ATLAS se acercará al Sol y luego a la Tierra

La NASA logró confirmar ciertos aspectos de la estructura del cometa 3I/ATLAS y negó que fuera a impactar contra la Tierra, aunque pasará cerca (en términos astronómicos) de ella en diciembre (el 19 alcanzará el mayor acercamiento), a una distancia de 270 millones de kilómetros, esto es más de 1,5 veces la distancia entre nuestro planeta y el Sol.

Pero entre mañana y el jueves, el misterioso cuerpo celeste tendrá su mayor aproximación a la estrella de nuestro sistema solar: una distancia de 1,4 au (unidades astronómicas), unos 210 millones de kilómetros, justo dentro de la órbita de Marte. Una unidad astronómica equivale a la distancia media entre la Tierra y el Sol, aproximadamente 149.6 millones de kilómetros.

Aunque el origen del 3I/ATLAS es un misterio, los científicos están seguros de que se formó en otro sistema estelar. Creen que durante millones o miles de millones de años se ha desplazado por el espacio hasta llegar a nuestro sistema solar.

Desde la Nasa se conoce que viaja a una velocidad de 60 kilómetros por segundo, un total de 210.000 km/h, la más alta jamás registrada para un visitante del Sistema Solar. En perspectiva, la Tierra gira sobre su propio eje a tan solo 30 kilómetros por segundo, la mitad.

Aparición

Es sorprendente que la humanidad se haya enterado apenas este año de la existencia del mediático bólido celeste. Ello sucedió el 1 de julio de este año, cuando uno de los telescopios del sistema ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), ubicado en Chile, reportó por primera vez la existencia del que denominaron 3I/ATLAS: ATLAS precisamente porque lo descubrió el telescopio que lleva por acrónimo Atlas. El número 3, porque es el tercer cuerpo celeste de características similares (ver aparte). La I porque es interestelar, que viene de otra estrella que no es el Sol. Este largo nombre, en castellano, significa Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides, un sistema de defensa si se quiere.

El cometa realiza un recorrido por nuestro sistema solar pasando por las órbitas de Marte (el planeta al que más se acercará, a 30 millones de kilómetros) y Júpiter. El objeto no supondrá un riesgo para la Tierra, ya que se quedará a unos 270 millones de kilómetros, lo que equivale a 1,5 veces la distancia de nuestro planeta respecto al Sol.

Se puede seguir la trayectoria de 3i/ATLAS casi en tiempo real en la herramienta de la NASA Eyes on the Solar System (en la web).

Las agencias espaciales explican que no será visible desde la Tierra entre finales septiembre y principios de diciembre de 2025 ya que pasará por 'detrás' del Sol respecto a la perspectiva de la Tierra. Reaparecerá en el otro lado del Sol a principios de diciembre de 2025

Observación

Apenas conocida su existencia fueron muchas las publicaciones que se hicieron en torno al avistamiento más espectacular del año, y quizás de la década o más. Por ejemplo, sobre su tamaño, en primera instancia, algunos estudios estimaron que el objeto podría medir entre 10 y 20 kilómetros, basado en su brillo, pero se entendía que la coma de polvo (pluma) hacía parecer que era más grande.

Observaciones más detalladas han reducido la estimación del diámetro del núcleo a entre 0.32 y 5.6 kilómetros, con una cifra de 5.6 km siendo la máxima basada en el radio.

Qué le pasará

Al tratarse de un cometa, está compuesto principalmente por hielo y roca, por lo que a medida que se acerca al Sol, desprende una estela de cristales congelados de agua y gases, y emitirá vapores que le dan forma a su coma (la nube que lo rodea). Debido este proceso, con temperaturas más cálidas tiende a erosionarse.

Además, destaca su composición química anómala, con níquel pero sin hierro, algo nunca antes visto en otros cometas.

Las ocho "anomalías" de la llamada escala Loeb

El paso del cometa 3I/ATLAS despertó todo tipo de reacciones y especulaciones, incluidas que se trata de una nava extraplanetaria, teoría a la que incluso suscribió un científico, el astrofísico de Harvard Avi Loeb.

Loeb ha articulado toda esta intriga en torno a estas ocho "anomalías", que conceden al objeto un 4 sobre 10 en la llamada escala Loeb (formalmente Escala de Significancia de Objetos Interestelares). Estas incluyen: la alineación orbital casi perfecta con el plano de los planetas, la presencia de un anticola real, masa y velocidad inusualmente altas, encuentros improbables con varios planetas a su paso, una composición química extraña — con abundancia de níquel, tetracarbonilo incluido, y cianuro frente a un bajo nivel de hierro y agua —, una polarización negativa sin precedentes y una coincidencia orbital llamativa con la zona del cielo donde en 1977 se detectó la famosa señal "Wow!". Según Loeb y sus colaboradores, "la hipótesis que se plantea es que 3I/ATLAS es un artefacto tecnológico y, además, que tiene inteligencia activa. Si ese es el caso, se abren dos posibilidades: que sus intenciones sean absolutamente benignas o malignas".

Cometas Lemmon y Swan, otros dos visitantes celestes que atraviesan el Sistema Solar estos meses

Además del sorprendente 3I /ATLAS, los amantes de la astronomía tienen la posibilidad de ver lo más cerca que será posible en 1150 o 1800 años otros dos cometas, el Lemmon y el Swan, en su paso cercano a la Tierra.

Ambos cometas también fueron descubiertos este año: Lemmon por el Observatorio Mount Lemmon, operado por el Observatorio Steward de la Universidad de Arizona, Estados Unidos. Aquellos que viven en el hemisferio Sur también tendrán la oportunidad de verlo a partir de noviembre.

El cometa, de entre 10 y 20 kilómetros de diámetro, está compuesto por una mezcla de hielo, polvo y roca. A medida que se acerca al Sol, los hielos subliman y liberan gases que, al interactuar con la radiación solar, le otorgan su característica cola verdosa y azulada.

Los observadores del hemisferio sur tendrán su turno durante noviembre, cuando el cometa aparezca al anochecer en dirección noroeste, visible con binoculares o pequeños telescopios.

El cometa Swan, fue descubierto el 10 de septiembre de 2025 con el instrumento llamado Solar Wind Anisotropies (SWAN) a bordo de la nave espacial Solar and Heliospheric Observatory (SOHO) de la NASA.

En este caso, se podría ver desde la Argentina al amanecer, un poco menos brillante, está justo en el límite de lo que se puede ver a simple vista, según los astrónomos.