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EL LIBERAL . Santiago

Entrevista a Mariano Noriega: el humor entre el terror y el milagro

Por Belén Cianferoni.

02/11/2025 06:00 Santiago
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Mariano, perteneces a la República separatista de La Banda, tierra de músicos ypersonajes únicos. ¿Creés que ese paisaje humano te empujó a mirar el mundo con humor?

Te faltó el "Cuna de Poetas, Bailarines y Cantores", pero te disculpo, porque ese "Bailarines" que se sumó es muy nuevo. Si, en La Banda por donde mires, siempre hay algo que te causa gracia. Una vecina que llena el balde en la vereda con la maguera y después riega, en vez de regar directamente con la manguera; un perro que va y orina en la pierna a alguien que espera ser atendido en la verdulería; los diálogos entre los vecinos... todo te hace reiraqui, pero creo que es distintivo de la provincia en general.

¿Cuándo descubriste que el humor podía ser una forma de contar la realidad santiagueña sin dejar de ser profunda?

Dicen que "la verdad, contada con humor, duele mucho menos y aun así hace reflexionar". No me acuerdo quién lo dijo, pero creo que es totalmente cierto. De chico leía las tiras de Maitena y en una exposición en la escuela, la elegí a ella para exponer. Me acuerdo que la profesora me preguntó por qué me hacía reír y yo le dije "por que todo lo que dice es cierto". Tal vez todo al principio puede ser trágico, pero la comedia es tragedia + tiempo; por eso esque uno después se acuerda de cosas queno fueron tan buenas y se rie solo, "como tonto" diría mi abuela.

¿Qué tiene el humor bandeño o santiagueño que no tiene otro humor?

¿Hay algo en la cadencia, en el silencio, en la paciencia del calor? Imaginate la siesta de Santiago, un calor terrible. Hay gente (como yo) que no duerme la siesta, entonces queda o ir al río, al canal, o a la casa de algún amigo que tenga pileta. Como todos mis amigos son secos como yo, solo queda ir a visitarlos y tomar una gaseosa y hablar macanas. La gaseosa es fresca, pero lo que te alivia el calor, son las macanas que hablas con tus amigos y las risas. Y eso te entrena, subliminalmente, para contestar boludeces en la vida. A cualquier pregunta le encontramos la gracia ya y contestamos con algún chiste o citacómica, como alguna escena de los simpsons.  Para renegar están los trámites, los amigos y la vida para reír.

El mayor prócer que tenemos es Pochi Chavez, una persona que es de Quimilí y nos identifica a todos, en sus actuaciones se viste de gaucho, pero para parodiar lo que los porteños creen de nosotros nomas. El tipo se ríe de él mismo también, ese es un rasgo importante y destacable del humor santiagueño. Pero la forma en la que cuenta sus chistes y anécdotas, ahí está la cuestión. Puede ser un chiste viejísimo y hasta sin gracia, pero lo cuenta con complicidad, hasta riéndose antes del remate. Te hace dar vuelta de la risa igual, no importa nada ya, porque lo cuenta entre amigos, logra crear ese espacio de complicidad entre él y su público.

En tus guiones, incluso en los más oscuros, siempre aparece un guiño cómico. ¿Cómo se construye ese equilibrio entre el drama y la risa?

Yo nunca busco el chiste fácil, ni siquiera el chiste difícil. El humor aparece solo, como en la vida real. Es como cuando vas a un velorio y todos están llorando, pero no te aguantas la tristeza de ese ser querido que tienes al frente y tiras un comentario que lo hace reir en medio de las lágrimas. Eso reconforta a ambos. También es una característica del argentino, la solidaridad, la hermandad, el acompañamiento...

Ese equilibrio natural también se da en los guiones y el espectador lo valora, porque sin darse cuenta, está presenciando en la ficción el mismo contraste que se da en la realidad; es ahí cuando se siente identificado y realmente valora la obra.

¿Cómo trabajas el humor desde la escritura? ¿Hay estructuras, tiempos o recursos que usas conscientemente, o te sale más como una respuesta emocional al contexto?

Y... depende. Cuando escribí "Contratados" trabajé con Fernando Regueira, que es el guionista que escribió "Mosca y Smith". El nos obligó a leer un libro sobre cómo escribir para sitcoms, "The Eight Characters of Comedy: Guide to Sitcom Acting &Writing" de Scott Sedita, cosa que nunca había hecho, pero que agradezco mucho, porque ese libro me enseñó todoç sobre las sitcoms. Por ejemplo, en el género este, los chistes vienen uno detrás de otro y terminan con un gancho y ahí hay  un tiempo tambien que hay que respetar. Si uno ve Friends o Seinfeld (mi favorita) ve que eso se repite y aun asi, no cansa a la audiencia. Al principio me costó, pero una vez que agarré el ritmo me divertía.

El recurso que más uso es el de mi vida cotidiana, el ser santiagueño. Anécdotas que me pasaron a mi o a amigos, chistes que alguno hace y lo adapto a un guión, comentarios que escucho en la parada del colectivo o la despensa. También la respuesta al contexto, durísimos como el del presente, donde uno elige reír saludablemente para no llorar. Igual, la actualidad política le gana a cualquier programa humorístico/ ficticio que alguien haya podido inventar.

En "La Bibliodera", que parte de una idea de terror, hay un humor subterráneo, casi tierno. ¿Cómo convivieron esas dos voces en tu cabeza?

Bueno, ese mérito es compartido. Porque yo plasmo en audiovisual lo escrito por otra persona, pero también lo desarrolla un actor frente a la cámara. Como director, me critican que no soy muy estricto, pero creo que es por la confianza que tengo en los actores y los dejó expresarse, para que sean naturales frente a la cámara.

El escritor original, seguramente convivió con ambas emociones en su cabeza, el humor y el terror siempre van de la mano. Por algo nos asustamos y al toque nos reímos. Así que por esa parte tenemos la historia.

El actor elige cómo interpretar a su personaje y toda su actitud en la lectura, que claro, será muy seria en algunos momentos y más relajada en otros. Además, teníamos un entrenamiento previo de lectura con una profesional de la escritura y otraçdirectora amiga, cosa que nos ayudó muchísimo.

 Por último, estoy yo, el que filma todo y elige qué partes van y qué partes no van, con la importantísima ayuda de mi editor también.

¿Qué te resulta más difícil: hacer reír o emocionar?

Esa pregunta es más para los actores. Los actores de comedia siempre fueron subestimados. Mira los premios Oscar, que no son justamente de mi mayor agrado, pero si son los más difundidos. Tienen una categoría que se llama " Mejor banda sonora original comedia/musical" y los musicales a mi nunca me hicieron reir, si sonreir, pero son cosas totalmente distintas. La comedia y el musical son cosas también distintas. Aun así, para estos premios, todo es lo mismo.

Yo creo que si un actor hacer reír, cuando lo pongas en un papel dramático, va a ser algo espectacular; no asi si un actor dramático quiere hacer reir. Mira lo que hizo Robin Williams en "Good Will Hunting" o "El club de los poetas muertos" o en "Un papa por siempre". O localmente miremos a Franchela (del cual estoy alejadisimo ideológicamente) en "El secreto de sus ojos".

Pero volviendo a la pregunta, creo que es más difícil hacer reír que llorar. 

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