Por Eduardo Lazzari, historiador.
Anécdotas de la historia: Pablo Nogués, ejemplo de administrador Anécdotas de la historia: Pablo Nogués, ejemplo de administrador
Una discusión que aparentemente no tiene visos de terminar en nuestro país tiene que ver con el rol del Estado en la economía. Los distintos actores varían desde una posición cercana a la desaparición del Estado desde la propia gestión pública hasta quienes esperan que el Estado se haga cargo de todo el quehacer nacional. El administrador estatal es una figura central en esta controversia, habida cuenta que el manejo de los recursos públicos y la transparencia de la gestión es inherente a una gran responsabilidad, ya que deben optimizarse los rendimientos de los bienes estatales a beneficio de los ciudadanos.
Hoy, rescataremos la figura de Pablo Nogués, un formidable funcionario público que a lo largo de toda su vida, desde que comenzó su formación universitaria como ingeniero civil, sirvió a la Patria con una honestidad intachable, una versación exquisita y sobre todo lo que logró transmitir a sus colaboradores y subordinados una impecable ética que aún se recuerda en el ambiente en el que se destacó al servicio del desarrollo nacional: los ferrocarriles.
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SU FAMILIA Y SU FORMACIÓN
Luis José Antonio Pablo Nogués nace en Buenos Aires en los tiempos de la presidencia de Nicolás Avellaneda el 16 de septiembre de 1877 en el seno de la familia formada por los franceses Julio Nogués y María Bouquet. Era el mayor de dos hermanos. Fue alumno del colegio nacional de Buenos Aires y luego se recibe de ingeniero civil en la universidad de Buenos Aires, recibiendo la medalla de oro de su promoción en 1901. Se especializó en ingeniería ferroviaria, siendo docente de esa materia en la facultad en la que se formó. El 27 de abril de 1908 se casa con maría Elena Mattaldi en la basílica de la merced de Buenos Aires.
SUS EMPLEOS EN EL ESTADO
Su primer trabajo al servicio del Estado fue en el recientemente creado ministerio de Agricultura, ente que lo envía a Europa para adquirir equipamiento petrolero para los primeros pozos en comodoro Rivadavia en 1908, en los tiempos del presidente José Figueroa Alcorta. Fue trasladado a la Dirección General de ferrocarriles, donde se desempeñó durante 7 años hasta que en 1918 es incorporado a la caja de conversión, entidad que acumulaba el oro proveniente del comercio exterior, antecesora del Banco central de la República Argentina. Durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear vuelve a la Dirección General de ferrocarriles como consejero en 1924, pero por decisión del primer mandatario se hace cargo de la Dirección General de Obras Sanitarias de la nación. Fue elogiado por el "rigor de su gestión", en la que logró ordenar las cuentas y aumentar las obras de aguas corrientes y de saneamiento. Desde estos tiempos adhirió al radicalismo antipersona lista, pero nunca mezcló sus preferencias políticas con sus acciones profesionales como administrador estatal. El 20 de febrero de 1932 accedió a la presidencia de la República el general Agustín Pedro Justo, que al igual que Enrique Mosconi, había cursado simultáneamente al colegio militar la carrera de ingeniero civil en la facultad de ciencias Exactas de la UBA. No es casualidad entonces que se incorporaran a la administración pública varios colegas ingenieriles del presidente: Ricardo Silveyra como presidente de yacimientos Petrolíferos fiscales; Justiniano Allende Posee como administrador general de la Dirección nacional de Vialidad; y Pablo Nogués, su compañero de estudios, como administrador general de los ferrocarriles del Estado. Vale destacar que estos profesionales se mantuvieron en sus cargos durante mucho más tiempo que el de la gestión de Justo.
LOS FERROCARRILES DEL ESTADO
la gestión de los ferrocarriles estatales, que abarcaban parte de la red de trocha angosta en el norte del país, además de los servicios en la Patagonia, dejaba bastante que desear y Nogués la conocía desde sus tiempos en los que revistaba en la empresa desde 1924. Al asumir su cargo, la deuda alcanzaba una suma de $ 120 millones de entonces y el déficit de explotación era de $ 10 millones al año, además de las quejas permanentes de los usuarios por el mal servicio. La combinación de sus conocimientos técnica profesionales y su habilidad para la administración económica lograron en poco tiempo revertir el déficit y el ordenamiento de las cuentas, permitieron manejar adecuadamente la deuda.
La austeridad de su gestión financiera estuvo basada en criterios modernos, entre ellos la supresión de todos los cargos políticos en la empresa, sosteniendo que "el único puesto disponible en la administración es el mío". Cuando se revirtió el déficit operativo, otorgó a los empleados un bono de distribución de las ganancias establecido por el mérito laboral.
Su trabajo diario consistía en visitar las instalaciones y como curiosidad, usaba los trenes de la propia empresa, compartiendo con los usuarios la calidad de los servicios. La amistad con el presidente Justo le dio un margen de libertad en sus decisiones que lograron, junto a su enorme capacidad de trabajo y su pericia profesional, que los ferrocarriles del Estado mejoraran sus servicios a través de la compra de equipamiento en grandes cantidades y el uso de criterios modernos en el manejo financiero mejoró las cuentas de la empresa. Todos los aspectos empresarios fueron contemplados por Nogués en sus viajes permanentes en el coche gerencial por toda la red a su cargo.
LOS NUEVOS TRENES ESTATALES
Se convirtió en legendaria la compra de centenares de coches motores a la empresa húngara Ganz, una de las adquisiciones de material ferroviario más grandes de la historia. La incorporación de vehículos con aire acondicionado permitió la corrida de trenes desde Plaza constitución a San Carlos de Bariloche en solo 22 horas y el incremento de servicios de pasajeros de cercanías en todo el país. Esos coches motores plateados se convirtieron en un símbolo de la modernidad desde Mendoza hasta Formosa y desde Jujuy hasta la pampa bonaerense. Los "Ganz" con tracción diésel fue el inicio de la "dieselización" masiva que culminaría hacia 1970. Es el tiempo de trenes legendarios como el "cinta de Plata" que unía Buenos Aires con San Salvador de Jujuy, atravesando Santa fe, córdoba, Santiago del Estero, Tucumán y Salta.
Se realizaron obras de mejoramiento y conservación en centenares de estaciones ferroviarias en todo el país y se construyó el edificio central de la Administración General de los ferrocarriles del Estado en la zona del puerto nuevo de Buenos Aires, que hoy son la sede de los juzgados nacionales comerciales conocidos como "Juzgado de Inmigrantes", por el nombre de la calle en la que se encuentran. Ese edificio conserva unos exquisitos vitrales "Art Decó" con motivos ferroviarios que merecen ser más valorados.
Uno de los aspectos más destacados de su gestión de más de una década fue la adquisición de varios ferrocarriles privados, sobre todo de trocha angosta (1 metro), a fin de ordenar la red con criterios técnicos y comerciales, optimizando los talleres y el material rodante, llegando a constituir una red de 15.000 km. la mejora de la administración ferroviaria del Estado hizo que el control de las cuentas de las empresas privadas fuera más estricto por parte del gobierno nacional y que la compañía estatal se convirtiera en el fiel de la balanza para las cuentas de todos los ferrocarriles del país. Esto significó ahorros ingentes en las cuentas públicas y una mejora también, por reflejo, en los servicios de todos los trenes de pasajeros y de cargas en la Argentina. Vale destacar que la empresa estatal competía en igualdad de condiciones con las compañías privadas.
SU MUERTE Y SU CONMEMORACIÓN
Nogués siguió en su cargo hasta su muerte el 14 de enero de 1943. El superávit de los ferrocarriles del Estado en 1942 alcanzó los $ 36 millones. El homenaje del personal ferroviario durante sus funerales fue magnífico, y sus restos fueron sepultados en el cementerio de la Recoleta, en la bóveda de la familia de su esposa, donde permanecieron hasta hace poco tiempo. En 1955 se impuso el nombre de "Ingeniero Pablo Nogués" al apeadero ubicado en el Km. 34 del ramal troncal del ferrocarril Belgrano, hoy en el partido de Malvinas Argentinas en el gran Buenos Aires.
El historiador Tulio Halperin Donghi lo definió como el "más caracterizado exponente del empresariado estatal" y su colega félix luna como "insustituible". Su busto se encuentra en el edificio que construyó para su administración y un colegio técnico en mendoza fue bautizado con su nombre. Hace poco tiempo la placa de la Administración General de los ferrocarriles del Estado que se encontraba en su tumba fue donada por sus descendientes al museo nacional ferroviario. Es notable, y no en el buen sentido, que Pablo nogués no sea más reconocido como el preclaro funcionario público en cuanto a su honestidad y su profesionalismo, un ejemplo que hoy se destaca aún más en el panorama argentino.








