Cuadernos y números

Luego de los tensos días previos a las elecciones de octubre y a un reacomodamiento posterior, la política argentina, vuelve a mirar a la cara los problemas de su realidad cotidiana. Una realidad que no le permite bajar la guardia y elaborar ningún tipo de elusión deliberada.

Dos temas dominan la agenda vernácula: la sanción del presupuesto y el juicio por la causa Cuadernos. 

El primer punto es crucial, dado que es el instrumento fundamental para llevar adelante la administración del Estado, algo que todo gobierno debe poseer para poder implementar sus políticas. Eso no significa que no deba existir debate y búsqueda de puntos de acuerdo, especialmente con los sectores afines. A veces, el gobierno confunde triunfo electoral con pretensiones de unanimidad. Vivimos en una República Federal, por tanto, el gobierno debe hacer equilibrio entre su legítimo derecho a ejecutar sus políticas y un Parlamento que representa distintos matices y visiones contrarias a la suya. No negociar no debería ser una opción. Como tampoco, comenzar el año 2026 sin la ley más importante.

La causa "Cuadernos", un mega juicio de corrupción relacionada con la obra pública que refleja de la peor manera la degradación que sufrió y sufre nuestra democracia desde hace tres décadas. Algunas consideraciones nos surgen a partir de este suceso.

En primer lugar, la existencia de un sistema de corrupción organizado desde la cúspide del poder y de todas sus derivaciones, de allí, hacia abajo. Con varios componentes: circulación de dinero de origen espurio, ausencia de controles, implicancia de funcionarios y funcionarias de distinto rango y responsabilidad. Una verdadera red de complicidad.

En segundo lugar, la participación de privados que reconocieron haber cometidos delitos al declararse arrepentidos. La corrupción tiene, como mínimo, dos partes que llevan adelante una transacción fuera de la ley para la obtención de un beneficio que, de manera, legal, no obtendrían.

En tercer lugar, el uso de espacios institucionales, Residencia Presidencial de Olivos y despachos púbicos como escenario de delitos. La degradación republicana que eso supone, no se compara con otro momento de la historia del país.

En cuarto lugar, como ya lo han manifestado distintos sectores del Poder Judicial, un juicio de esta magnitud e importancia no debe ser realizado de manera virtual. Se deberían arbitrar los medios para buscar un espacio apropiado para el mismo, que dinamice su ritmo y haga más transparente todas sus instancias.

En quinto lugar, si con lo visto y escuchado se puede magnificar el grado del latrocinio realizado, sería algo inesperado e indeseado que no exista condena alguna para las partes involucradas. De nuevo, si existen arrepentidos es porque existieron delitos.

Son dos temas de diferente rango, pero que están emparentados con dos dimensiones de la vida pública. El presupuesto con el tiempo de la vida de un gobierno y el cumplimiento de las normas básicas que este requiere para su funcionamiento. La causa "Cuadernos" con el tiempo largo de la vida democrática, que necesita erradicar el sistema de corrupción que se ha enquistado en los intersticios de sus dependencias y funcionamiento, que drena recursos, malogra proyectos e  impide el desarrollo.