New York, New York, bocanada de aire fresco

Ciudad símbolo por excelencia, la meca del turismo internacional y sin duda alguna el centro del capitalismo mundial, es noticia para el planeta por el resultado electoral de la elección de su nuevo alcalde. 

 En un momento en que la lógica neoliberal (reducción del rol estatal, libre mercado, desaceleración del gasto público) domina gran parte del discurso global, y a nivel local con el triunfo de Javier Milei y alineamiento incondicional con Donald Trump y la ola de derecha conservadora en distintos lugares del mundo resulta desconcertante, impensado y sorprendente lo ocurrido en New York.

La victoria de Zorhan Mamdani puede leerse como un contra tendencia: una apuesta por la intervención pública, la redistribución, la ampliación de derechos sociales y la política de base, frente a la institucionalidad del poder económico dominante (Nueva York es uno de los centros del capitalismo mundial). Que esto ocurra en el "corazón" del capitalismo (Nueva York) lo hace simbólicamente potente.

No es sólo en una ciudad pequeña o periférica, sino en un nodo clave del sistema global. Por tanto, puede interpretarse como una señal de que incluso allí se abre espacio para nuevas lógicas — o al menos un nuevo discurso — frente a la hegemonía neoliberal. Al mismo tiempo, ese triunfo no garantiza que el neoliberalismo esté 'abatido' o que el sistema esté cambiando de raíz: hay enormes retos estructurales, resistencias institucionales, intereses económicos poderosos y límites reales de gobernabilidad en una ciudad tan compleja. De hecho, las crónicas advierten que las promesas de Mamdani podrían encontrar freno en la práctica

Pensábamos que la única fase posible de este capitalismo tecnocrático era la emergencia de figuras ultraconservadoras, impulsados preferentemente por jóvenes centennials, en una dirección que abogaba por un poder concentracionario, aplastante, sordo, desdibujados de la participación social y ciudadana, Sin embargo, estamos mirando en la dirección equivocada. Una vez más, la historia no se desempeña sólo hacia atrás, no camina como los cangrejos. O, en todo caso, hace fintas, a veces deliberadas y otras sorprendentes, que hacen surgir fenómenos políticos y sociales que parecían completamente imposibles de imaginar. Fuera de todo cálculo, una vez más, la aleatoriedad humana pone el límite del sujeto ante los bordes de su propia extenuación y recrea alternativas vitales

El momento que parece más oscuro, por concentrado y monolítico en el capitalismo del Siglo XXI, aparece en este mismo instante en el epicentro de Manhattan, de la gran manzana, en el ojo de una tormenta nueva para el capitalismo internacional. Una persona única, un reverso y una subversión del sujeto, un reverso de la trama, por la cual es precisamente la población de centennials la que le da el voto mayoritario, el porcentaje ganador y arrasador a Mamdani, de 34 años. Un halo de luz. Y también de reflexión acerca de los pesimismos que puedan establecerse alrededor del fin de la historia.

Precisamente, este otoño en Nueva York, parado como ganador, el inmigrante musulmán nacido en Uganda Zorhan Mamdani prometió un plan de viviendas asequibles, trasporte gratuito, supermercados municipales, congelamiento de los alquileres, derecho universal al cuidado de la niñez, asegurando el voto de las comunidades negras, latinas, de los inmigrantes sin visado. Un socialista con una agenda de gobierno que parece kuka o eso podrían incluso pregonar ciertos detractores locales.

Y entonces eso, un inmigrante, un exiliado en el imperio gana la alcaidía de Nueva York, se traduce en un movimiento en el que nos conmueve de manera directa, nos atraviesa con el valor de la política y la metáfora.

Incluso en el centro del capitalismo, aparece demanda de mayor Estado

Este es el dato simbólico más fuerte: En Nueva York —la ciudad donde nació el neoliberalismo urbano— ganó un candidato que propone más intervención estatal y más protección social. Para América Latina, donde las crisis sociales son más agudas, esto sugiere que: el giro neoliberal global no es hegemónico, hay espacio para políticas redistributivas inteligentes, la disputa ideológica sigue abierta.

 Una señal de que el clima político global está fragmentado, no unificado, mientras algunos países muestran avances de derechas radicales (como ejemplos recientes en Argentina, Holanda o parte de Europa), otros presentan contra-olas progresistas.

Aunque nos resulte increíble, este otoño de New York llego con una bocanada de aire fresco que no es únicamente por el clima.