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Nuestro jardín interior está lleno de flores, ¿y también de espinas?

Por Marcela Lazo.

22/11/2025 01:50 Viceversa
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Nuestro jardín interior está lleno de flores, ¿y también de espinas? Nuestro jardín interior está lleno de flores, ¿y también de espinas?

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En este maravilloso mundo que habitamos, convivimos entre el AMOR —que es esencia pura— y los sentimientos buenos y no tan buenos que también nos habitan.

La mayoría oscilamos entre unos y otros. Hay personas potenciadas en sentimientos nobles y otras en sentimientos llamados "malos". Somos una construcción formada justamente por esa dualidad.

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Lo que suele asustarnos a los seres humanos es descubrir que nuestros sentimientos no son tan buenos, o incluso son muy "malos"; es decir, que en nuestro jardín interno hay más espinas que flores. No sé mucho de jardinería, pero sí sé que a una rosa la sostiene un tallo lleno de espinas

¿Está mal que en el jardín humano existan sentimientos feos o negativos? Y la verdad es que no se trata de "bien" o "mal": simplemente existen. Son parte de nuestra arquitectura en el mundo que vivimos. Negarlos o aceptarlos marca nuestra evolución o nuestra involución…

Quizás deseamos ser una flor que irradie aromas y belleza, que sea admirada y apreciada por los demás. Pero cuando descubrimos —o nos dicen— que nuestra flor también tiene sentimientos, emociones y reacciones que irradian lo contrario, tendemos a enojarnos o a esconder nuestra verdadera identidad. Y muchas veces nos pasamos la vida esquivando circunstancias que nos invitan a mirarnos tal cual somos.

Es como si quisiéramos detener el tiempo o frenar a quien nos muestra nuestras debilidades o limitaciones. O como si detuviéramos el impulso de crecimiento interior y bienestar por TEMOR a nosotros mismos. A veces incluso nos enfrentamos con otros y les cargamos lo que no queremos cargar.

Mirar hacia adentro profundamente no es tarea fácil y hacemos miles de cosas para evitarlo. A esto se suma que crecimos en culturas filosóficas y religiosas que nos enseñan a ser "buenos", a no cometer errores, a no equivocarnos; y si los cometemos, somos castigados, mal vistos, rechazados o excluidos.

Así aparece la famosa dicotomía entre lo que somos y lo que quisiéramos ser: esa lucha interior, intensa y continua que nos mantiene en la dualidad "QUIERO SER" versus "LO QUE SOY".

Un amigo me decía: "No pelees con la vida porque te va a maltratar", y cuánta razón tenía… Peleamos con nosotros mismos y con los otros, ante los espejos que la vida nos pone para vernos tal cual somos.

¿Y si nos miramos SIN TEMOR? Si podemos sentir orgullo por nuestras cualidades más bonitas, también podemos reconocer que nos habitan el odio, el rencor, el resentimiento, la envidia, la ira, la violencia, los celos, el orgullo o la baja autoestima: sentimientos tan depredadores que tanto daño hacen y que esconden un PROFUNDO DOLOR. ¿Qué pasaría si pudiéramos reconocerlos y transformarlos en virtudes?

Porque esconder nuestros sentimientos negativos es como una olla a presión: tarde o temprano explota, haciéndonos daño y dañando a quienes amamos. Negarlos, renegar o ser indiferentes tampoco nos ayuda a superarlos.

Más bien, puedo ver, que identificarlos, trabajarlos, aceptando y abrazando esas oscuridades, es como podemos encontrar la luz que nos habita y podemos RECONCILIARNOS con nosotros mismos y con los demás. 

Siento que no se cambia: se aprende. ¿Y si nos animamos a APRENDER lo que aún no sabemos? Si nos animamos a ser más buenos, mejores, más sanos de alma y cuerpo, ¿será posible vivir en la paz, la calma, la alegría y el bienestar que anhelamos?

Sin asumir riesgos y desafíos, cuesta crecer. Si nos estancamos o conformamos, seremos como el agua de una represa que, si no se oxigena, se contamina y no sirve ni para los animales.

¿Y si decidimos hacer del mundo un bello jardín que nos cobije con aromas que armonicen? Quizás me digan "es una utopía" … Y yo responderé que sí, es cierto. Pero de muchas "locas utopías" nacieron los grandes avances de la humanidad. 

Reconocer la IDENTIDAD FRATERNA que nos conecta a todos con nuestras luces y sombras, no es una utopía, es una realidad enseñada desde siglos por los grandes seres de Luz, Amor, Libertad y Progreso que han habitado o habitan este planeta y que nosotros como alumnos, ¡nos cuesta tanto aprender!!! 

"Haz del defecto virtudes y conquistarás latitudes", decía nuestro sabio Cotón. ¡Qué frase más esperanzadora para la transformación que estamos viviendo como humanidad y que nos invita a estar a la altura de las circunstancias!!  

¡GRACIAS a la vida por la VIDA misma y por permitirme APRENDER! 

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