Los investigadores sostienen que el ataque tendría relación con 90 kilos de cocaína que los narcos perdieron entre Santiago y Chaco.
Atribuyen a sicarios paraguayos, la ráfaga de balas y machetazos al santiagueño grave en Misiones Atribuyen a sicarios paraguayos, la ráfaga de balas y machetazos al santiagueño grave en Misiones
El santiagueño Arturo Alejandro D habría sido emboscado por tres sicarios paraguayos, en ascendente guerra por negocios con contrabando y drogas, cuyo "potencial" y logística -del lado de Misiones- era atribuida a la víctima y a sus aliados chaqueños.
Básicamente, allí gira el radar policial, 24 horas después que el santiagueño recibiera una ráfaga de tiros en su humanidad, mientras intentaba ingresar a su casa en el Bº A3-2 manzana 28, en Posadas, Misiones.
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Los testigos señalaron que al menos uno de los desconocidos bajó de la moto y asestó varios machetazos, es decir intentó asegurarse que el "trabajo" fuese terminado.
Aún con tres balazos en la cabeza, un brazo y el tórax, más los cortes por el machete, la víctima anoche era monitoreada por los médicos en una sala del Hospital Madariaga.
La guerra en la Triple Frontera
Sin voceros oficiales, los policías misioneros sospechan que el santiagueño conforma/ba una facción "chaqueña" que en los últimos años habría engordado sus arcas con contrabando y cocaína paraguaya.
Ello emanaría de procesos abiertos en contra del hoy herido, quien era buscado por las fuerzas misioneras y acaban de ser "primereadas" por los sicarios.
Los mismos voceros añadieron que aún difuso, no puede ignorarse el secuestro de 90 kilos de cocaína entre Santiago del Estero y Chaco, protagonizado por el agenciero de autos, Hugo Alejandro Kalenok (con residencia en Misiones), al mando de una 4 x 4, tras una alocada persecución de 270 kilómetros por la ruta.
Los interrogantes
¿El santiagueño y el misionero se conocían? ¿Comenzó el cobro de la droga perdida, valuada en más de $ 1.000 M.? ¿La balacera es el pago para quienes terminan mal el trabajo? ¿Mexicaneada?, representaban al cierre la encrucijada aún irresuelta en Misiones.
Lejos de la tensión policial, el santiagueño permanece con oxígeno. Su pronóstico es reservado y nadie puede aventurar nada. Afuera de la sala, un policía vigila que no suceda nada que desentone con el paso de médicos o enfermeras con suero.
Tedioso a más no poder, la policía aconseja esperar. Si despierta el hombre, la Justicia intentará tomarle testimonio, pero todos arriesgan en que nadie hablará ni dirá nada. Para los investigadores, las "guerras narco" se libran con el estallido de las balas, el "lenguaje" que presagian (en los días por venir) para la Triple Frontera, del lado argentino y paraguayo.









