Marcelo Porcel, empresario e hijo del fundador de Argencard, enfrenta denuncias por presunto abuso sexual de adolescentes que cursan junto a su hijo en el colegio.
Marcelo Porcel denunciado por presunto abuso de menores en el Colegio Palermo Chico Marcelo Porcel denunciado por presunto abuso de menores en el Colegio Palermo Chico
Porcel, de 51 años, cuenta con una trayectoria destacada en el mundo empresarial: fue concesionario del shopping "Oh! Buenos Aires" y, según Forbes, se desempeñó como representante del Grupo Hatzalaj, firma inmobiliaria con capitales extranjeros. Además, presidió durante dos décadas la empresa agropecuaria Campazu S.A.
La acusación sostiene que Porcel habría utilizado su posición y el entorno escolar de sus hijos para generar lo que los investigadores describen como una "matriz de conducta" destinada a captar menores, aprovechando la confianza social y familiar para poner en riesgo a jóvenes de entre 13 y 14 años. En este marco, la querella que representa a las familias afectadas solicitó su detención inmediata y su citación a indagatoria.
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El Colegio Palermo Chico emitió un comunicado oficial para informar sobre las acciones adoptadas desde que tuvo conocimiento de los hechos. Según la institución, la reacción fue inmediata: activaron los protocolos de protección vigentes, informaron al Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes y notificaron a las autoridades educativas correspondientes. Además, aclararon que la familia Porcel ya no forma parte del establecimiento, eliminando cualquier vínculo con el acusado.
Las autoridades del colegio aprovecharon el pronunciamiento para reafirmar su compromiso con la seguridad y el bienestar de los estudiantes. "El cuidado integral de nuestros alumnos es una prioridad institucional, y agradecemos a las familias la confianza depositada en nosotros", señalaron, destacando que la protección de los estudiantes es un eje central de su gestión.
El expediente judicial contra Porcel se abrió el 5 de julio de 2024 y desde entonces la investigación avanzó de manera sostenida. Los testimonios de los adolescentes involucrados describen un patrón de conducta reiterado: el empresario mantenía presencia constante en actividades deportivas, organizaba reuniones sociales, ofrecía su vivienda como lugar de encuentro y se mostraba disponible para trasladar a los chicos, construyendo así una imagen de adulto confiable.
Con el tiempo, esa cercanía, inicialmente percibida como colaboración, comenzó a generar preocupación. Los relatos incluidos en la causa indican que muchos encuentros finalizaban en el domicilio de Porcel, con insistencia para que los menores pasaran la noche allí, lo que habría ido traspasando límites de manera progresiva.






