Padre "Pepe" Di Paola: "Hay que valorar la vida que Dios nos regaló"

Las evaluaciones que hacemos cuando finaliza un año trae aparejado tantas penas, alegrías, dolores y preocupaciones. Estas evaluaciones nos llevan a saber cómo manejar la angustia del fin de año y, al mismo tiempo, como empoderarnos para encarar los desafíos del año que comienza. Y quien nos trazó un camino a seguir para encontrar soluciones y encontrarnos fue el Padre "Pepe" Di Paola, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Lourdes, de La Banda.

-Padre, ¿cómo manejar la angustia del fin de año?

Lo importante es tener como la observación de uno y ver el camino realizado, que hay muchas cosas que estamos viviendo y que son positivas, quizás vos en la familia o en la comunidad, en nosotros mismos, cada vez más pequeños progresos. Yo le hablaba a los chicos hoy (por ayer) en el Hogar de Cristo (en La Banda), ellos ya van meses, empezaron el año sin la posibilidad de tener muchas esperanzas, están todos en el mundo de la adicción, de pronto ya hace muchos meses que están limpios. Entonces valorar estas cosas que se logran, que por ejemplo otros chicos han logrado y que hoy pueden celebrar, o sea que lo importante es valorar las pequeñas cosas. 

Y creo que aquí, en el ejemplo que les doy, es un ejemplo muy práctico, muy concreto, que estamos viviendo en Santiago del Estero, y hay otras cosas que se dan en la vida común de cada uno de nosotros, que también son cosas buenas, pero que tenemos que aprender a mirarlas en medio de la difícil situación que estamos viviendo. 

-¿Cómo empoderarse para encarar los desafíos del año que empieza?

Yo pienso que lo importante es partir de estas capacidades que Dios nos ha regalado, cada uno tiene dones diferentes, y lo importante es en este año mirarlo con esperanza, que no nos domine ni la nostalgia ni la ansiedad, vivir el presente y no la actualidad.

El presente que es mucho más profundo y que tiene un montón de desafíos que nos tienen que llevar a nuestra vida como posibilidades para poder realizarlos, ya sea en el ámbito personal, en el ámbito familiar, en la vida comunitaria. 

Tenemos que reflexionar mucho en aquellas cosas que Dios nos ha regalado y que muchas veces han quedado guardadas, no como esa parábola de los talentos, donde lo que quiere Jesús es el ejemplo de que se ponga a producir, no que se guarde. Bueno, esos talentos que tenemos realmente puedan dar mucho fruto.

-Padre, leo: "Siento mucha angustia al terminar el año". ¿Cómo puedo aplicar la enseñanza de echar toda mi ansiedad sobre Él (1 Pedro 5:7) en mi día a día?"

Mira, yo creo que lo más importante es primero volcar justamente esa angustia, o sea, que pueda sentir uno con esa ansiedad como para que podamos vivir con más paz y armonía en el corazón. Y pienso que lo más importante es enfocarse sobre cosas que podemos hacer y que están a nuestro descanso. A veces nos angustiamos porque estamos buscando cosas que son un poco más difíciles de conquistar. Y hay muchas cosas simples que podemos hacer cada día y tenemos que focalizarnos en eso.

-¿Qué es lo que nos ayudan a recordar a Dios que Dios me da paz? 

Yo recomendaría poder tener como una especie de lectura del sermón de la montaña, a ponerse en el lugar del discípulo que está escuchando a Jesús. Y es el sermón de Mateo 5, donde nos explica un estilo de vida. Y hay muchos pasajes dentro de ese sermón, que es bastante extenso, que nos pueden ayudar durante el año para llevar una espiritualidad.

Padre "Pepe", ¿de qué manera la fe me asiste a la hora de encontrar consuelo y a enfrentar a los miedos en estos tiempos de vacilación?

La fe nos tiene que llevar no al fanatismo. De hecho, vemos muchos cristianos fanáticos hoy en día y es un mal ejemplo. Estas iglesias que presentan, por ejemplo, a nivel nacional, creo que vienen de Estados Unidos o de otros lados. Nosotros tenemos que ver esa religiosidad profunda, simple y armoniosa que nos han transmitido en las familias, los padres, los abuelos, los ancestros. Y que tiene que ver con un Jesús que nos da esa paz. Es cuando Jesús te salva y te dice, "la paz esté con ustedes". Es decir, recibir la paz de Jesús.

-Teniendo en cuenta los contextos en que se vive en un país como el nuestro, ¿cómo hacemos fundamentalmente para manejar la angustia?

Pienso en valorar lo que tenemos, valorar lo que tenemos a nivel comunitario, valorar lo que tenemos gracias a nuestros padres, abuelos, a nuestros antepasados, que han vivido también momentos difíciles, y sin embargo han sido capaces de construir, no sé, vidas en los pueblos, en los parajes, en la ciudad de Santiago, en la ciudad de La Banda, pero es de donde vivimos. Acá hay mucha historia de gente que también ha vivido momentos difíciles, pero siendo fieles a sus valores, a su tradición, a su cultura, a su fe, han sido capaces de transformar la realidad positivamente. Entonces, me parece que esa mirada y ese reconocimiento hacia nuestros mayores nos vuelven hacia el presente y pedirle a Dios que nos dé el mismo compromiso que tuvieron ellos. 

-¿Cómo puedo diferenciar entre una evaluación espiritual honesta de una interesada?

Es importante esa percepción que nos da la gente que también nos rodea. Por eso decía que es muy importante valorar lo que tenemos, valorar lo que nos rodea, valorar la vida que Dios nos regaló y valorar también esas capacidades, como decía al principio, que tenemos y que muchas veces no ponemos en práctica. A partir de ahí vamos a encontrar un recurso muy bueno y muy a la mano para poder sobrellevar y superar esto.

 "Lo más importante es mantener una objetividad del vínculo con Dios"

-¿Cuál es su recomendación a la sociedad para mantener la fe y la conexión con Dios cuando se está agobiado?

Lo más importante para mí es mantener una objetividad del vínculo con Dios. Que sí puede pasar en la oración que podemos tener cada día, pero sobre todo en la participación en aquellos lugares donde sentimos que podemos practicar nuestra fe en forma comunitaria, en las parroquias, capillas, lugares en donde nos encontramos con otros a rezar y recibimos el estímulo y la amistad y la oración de los demás. 

-¿Hay, especialmente, una oración para pedir la luz de Dios en la mente y la paz en el corazón de las personas?

Yo pienso que la oración del Padre Nuestro es la que enseña Jesús. Y creo que a ella nos tenemos que remitir y pensar cada una de las frases que vamos diciendo. ¿Por qué Jesús ha enseñado esa oración a los apóstoles? Enséñanos a orar. ¿Qué nos está diciendo a nosotros que somos discípulos de este ciclo?

El efecto sanador de la parábola bíblica del Buen Samaritano

El Padre "Pepe" habló de las acciones de aquellas personas que ayuda desinteresadamente a quien lo necesita y lo hacen misericordia y caridad práctica.

-¿De qué manera el servicio a los demás, y cuando digo esto es, por ejemplo, dar tiempo, ayudar, puede ser una forma de empoderamiento y sanación para uno? 

Yo creo que esa frase de la madre Teresa de Calcuta, sobre el servicio, "El que no vive para servir, no sirve para vivir". Eso es importante, lo hace una madre en su casa, una abuela que se hace encargo de sus nietos, lo hace un padre que sale a trabajar para sostener a su familia, lo hace la comunidad cuando se pone un objetivo, y eso es muy sanador, porque sale, como decía al principio, de su persona para admirar al más pobre, al más necesitado. Eso que decía el Papa Francisco, en su encíclica, es mirar al hermano que está tirado. Y eso es fundamental y es sanador no solo para la persona que recibe la ayuda, sino para quien la hace. El buen samaritano volvió sanado espiritualmente, porque tuvo la capacidad de pararse y de tener el tiempo, no siguió presuroso como los otros dos personajes, sino que se detuvo a ayudar. Y gastó el tiempo en el hermano, y eso es muy sanador. 

- ¿Cuál es la manera de requerirle a Dios sabiduría para tomar decisiones y amor para mis relaciones?

Pienso que la mirada sobre los hermanos que nos rodean, más que estar pidiendo o fijándonos qué es lo que nos pueden dar, es que es lo que podemos dar nosotros. Eso nos saca de un encierro que muchas veces caemos y nos ponen una mirada comunitaria, como nos decía últimamente el Papa Francisco. Nos saca de ese egocentrismo, nos permite mirar al hermano y pensar en sus necesidades, en sus realidades. Y generar ahí un vínculo que nos permite no estar ensimismados, sino mirando hacia el hermano.