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EL LIBERAL . Viceversa

La poesía se lee en todos lados

14/05/2018 00:00 Viceversa
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La poesía se lee en todos lados La poesía se lee en todos lados

¿Cuál es el rol social que está cumpliendo actualmente la poesía en Santiago del Estero?

Belén Navarro: En los últimos años se gestó un fenómeno casi de bombardeo poético a los santiagueños. Se han abierto tantos canales y espacios, que han sido promovidos por escritores jóvenes rebeldes que han logrado quebrar estructuras; no solo a nivel de lenguaje y técnica literaria, sino también al habilitar variados espacios de difusión y de gestión de la poesía, que han generado un cambio social también; el público consumidor de esta poesía en Santiago se hizo más amplio, y el que era consumidor se animó a escribir y luego a exponer, y ya no cuenta solo con público amigo, sino por desconocidos a los que entra en contacto a través de las redes sociales. Hoy lees poesía en todos lados, en un estado de Facebook, en Instagram como descripción de una foto, en la música, en el teatro… con la poesía se entra en contacto por todos lados. Ahora, pensando a la poesía como práctica mediante la cual, una imagen interna es plasmada en un papel o en la computadora, solo expresándose a través de letras con sentido y como fin último, es decir, sin el uso de ningún otro recurso como la música, el cuerpo, o lo que fuere; es una habilidad de expresión que, no sólo en Santiago, sino a gran escala creo, todavía lleva en algunos sectores del ambiente literario, la impronta heredada de que constituye un espacio de saber al que no accede cualquiera. Y esto creo, constituye el quiebre que han efectuado los escritores jóvenes en la última década por lo menos, se han empezado a imponer y a ganar terreno, aún frente a la resistencia de grupos que han ganado trayectoria y de cierta forma pretendieron ubicarse en un lugar de superioridad, encuadrados en un paradigma totalmente diferente. La sociedad ha ido mutando, y más que por los medios de comunicación, creo que las redes sociales han generado un cambio más notable, y eso ha hecho mutar también la producción de las artes en general, del proceso creativo en general. Los de la vieja escuela de cierta forma pretenden sostener un modelo que ya no funciona.

El santiagueño por esencia busca los lugares seguros, en todos los ámbitos, desde lo laboral hasta el ocio, siempre hay alguien, otro, que te legitima y te marca en el sentido de que en algún momento te dijo que lo que estabas haciendo estaba bien y te incentiva a seguir produciendo, esto en principio, genera comodidad y sentimiento de seguridad. Deduzco que los escritores clásicos han marcado ese camino, pero a través de grupos cerrados, que sostienen hasta el día de hoy, ilusión de autoridad de decidir lo que está bien y lo que no, pero en términos de lo “correcto arbitrario”, eso ha marcado su “lugar seguro”, sea por personalidades que lograron cierta trayectoria y en función de eso impusieron ciertos lineamientos, o lo que fuere; pero frente a los lugares seguros aparecen miedos, cuando nuevas perspectivas y formas de crear amenazan con que esos espacios ganados dejen de ser lo que fue, y la verdad es que hay poesía para todo el mundo.

La poesía es una producción eminentemente subjetiva, aun escribiendo para los otros, siempre va a estar mediada por la interpretación que yo puedo efectuar en relación a lo que el otro quiere leer, y así mismo, quien lee despliega espacios subjetivos que el escritor no podrá, ni sabrá jamás, controlar. Entonces creo, que no es válida la comparación entre los escritores clásicos y lo que podríamos llamar neopoetas, como mejor-peor, salvo y solo, en el aspecto de que los primeros, al enmarcarse en estructuras asentadas cierran puertas a la mutación cerebral y de pensamiento que innegablemente se ha dado en la sociedad. El santiagueño se ha puesto exigente, quiere descubrir que más hay en el mundo, tiene sed de lo nuevo, busca la renovación, los espacios abiertos, “qué más hay, que más tienen para ofrecerme”.

Diego Albarracín: La poesía ha sido históricamente plástica. Su rol depende de los objetivos y posicionamientos de quién la escribe sean estos conscientes o no. Decir qué ejecuta hoy la poesía en Santiago implica un profundo análisis social. Endilgarle una cualidad ética asociada a lo bueno y redimible es casi ideológico y simplista. Cada grupo social se expresa en discursividades y quién escribe poesía inscribe su posición en las clases sociales, sus luchas y reivindicaciones; quizás también su onanismo y su alineamiento; pero nunca serán marcas completamente particulares, serán sociohistóricas, serán materiales y no esencialistas. Leer una poesía es un policial repleto de elementos a ser descubiertos.

¿Hay nuevos espacios para hacer circular la producción literaria en Santiago?

Diego Albarracín: Siempre existieron espacios que se desarrollaron, se consolidaron, y luego desaparecieron. También existieron revistas literarias en los años 80 y 90 que tuvieron su momento de relevancia, y mucha gente hace referencia a un espacio, como lo fue en su momento La Brasa. Pero si hablamos de escritores emergentes ¿dónde está lo nuevo desde Cervantes, el simbolismo, las vanguardias clásicas, el Boom, los neobarrocos, el postmodernismo? Hoy lo nuevo son las apps, pero no veo estructuralmente herramientas nuevas. Sí veo nuevos elementos contextuales asociados con las grandes tecnologías. El escritor que se posiciona desde un pedestal diciendo “esto es nuevo”, lo dice desde la ignorancia, porque no se ha dado cuenta del caudal que existe en la historia universal de las letras.

Belén Navarro: En esta apertura social, se han dado cabida a nuevos espacios, que en un principio fueron promovidos por círculos reducidos. La difusión de la poesía y los espacios de producción de poesía son cada vez más accesibles y hay una movida importante no solo desde espacios culturales privados, sino también desde el estado, lo cual es fabuloso. Aun así, también se ve este movimiento como en bloque de los grupos del ambiente; aparece entonces el público de Sixto, el público de Utopía, el de la Casa Argañarás Alcorta, etc., de esos espacios donde se lee y se escucha literatura. Pero lo bueno en todo esto, es la diversidad de propuestas donde uno puede desarrollarse y exponer lo que uno hace y este movimiento ha sido y está siendo cada vez más aprovechado por santiagueños de todas las edades, y este público, ahora amplio, ya no se restringe al ambiente del escritor.

¿Qué elementos podrían considerarse novedosos  en el campo literario?

Diego Albarracín: Creo que la novedad está en mixar elementos. Tomar la base de un tema para desarrollar cosas de calidad es algo que también viene sucediendo en la literatura, es decir la reescritura sobre una obra, como el caso emblemático de “Orgullo y prejuicio”, de Jane Austen, que fue ampliada bajo el titulo “Orgullo, prejuicio y zombis”, por  Seth Grahame-Smith. Es decir que con elementos nuevos, se amplía una obra ya existente. Es un signo presente en todas las artes.

¿Es importante leer poesía en la escuela?

Belén Cianferoni: La poesía no necesita de la educación, hasta que diría que casi ni se encuentran, pero la educación necesita de la poesía, te ayuda a sentir, te abre los sentidos. Te sensibiliza para abrir el corazón. Para mí, la poesía funciona en la educación como un caballo de Troya, para poder cumplir con otro objetivo, de a poco ir deconstruyendo otros elementos.

Sería inocente contestarme qué rol, si es que podemos hablar de tal como una función estática, dentro del sistema capitalista todos somos dinámicos. Si el sistema ha elegido a la poesía para perpetuarla, es por su necesidad. No hay inocencia en el capitalismo, ni en la poesía.

Diego Albarracín: En muchos escuelas no se le ha brindado a los chicos herramientas para que comprendan  la  poesía, apelamos a que sientan. Si no leímos, es muy difícil construir una poesía, porque no está dado el aprendizaje previo. 

Belén Navarro: Leer poesía en las escuelas sí, pero creo que poesía seleccionada y obligatoria en un programa de escuela que se evalúa, no funciona. Hay un mentor, siempre lo hay, pero el verdadero encuentro con la lectura o la escritura es algo que nace de adentro, de un interés interno que sí, puede estar vinculado a algo como “garpa con las chicas escribir o leer poesía”, pero es un fenómeno subjetivo. Si creo que el espacio real está en la percepción y flexibilidad del mentor en relación a qué puede interesarle a cada alumno y facilitarles eso. Es importante conocer lo que los mueve. Creo que la pregunta es ¿qué ocupa tu cabeza la mayor parte del día? la depresión de mi vieja, divorcio, fútbol, juegos, corazón roto en un café, comida, matemáticas, culpa… “ok, googleá poesía sobre eso, en diferentes estilos y lee”. No me parece que sea algo que se deba imponer o evaluar, y es una de las grandes críticas que hago al sistema, obligar al alumno a aprender cosas que no le impliquen trascendencia, incluso, al recomendar algún autor que no le llegue. Leer cosas que no me gustan es violento, exagerando un poco. Creo que la poesía nace desde una movilización interna que se exterioriza a través de la palabra, en el acto eminentemente intelectual de crear o recrear sentido; y desde la lectura, es, en la medida que mueve o interpela al sujeto. No es algo que se deba evaluar en las escuelas, si aprende o no sobre poesía y estilos, si sabe sobre poesía en tanto que eso le da statu quo de persona culta, porque considero harto importante que para la persona sea significativo. El mentor debe limitarse a abrir puentes, generar conexiones neuronales para que el día de mañana el alumno sepa dónde buscar, brindar las herramientas necesarias para permitir, emerja la motivación hacia la exploración. Y el escritor se abre camino al aprendizaje escribiendo, y fallando, y corrigiendo, y descubriendo nuevos recursos mediante la investigación incentivada y la evolución permanente; que puede tener muchas motivaciones, pero yo creo que una de las más maravillosas es trascender hacia la producción de sentido.

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