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Cerró la librería Dimensión después de 60 años de actividad cultural

23/06/2018 21:02 Viceversa
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Cerró la librería Dimensión después de 60 años de actividad cultural Cerró la librería Dimensión después de 60 años de actividad cultural

Agobiada por los altos costos

de manutención y la baja

de ventas, la histórica librería

Dimensión, que en sus dos

últimos años adoptó la modalidad

de espacio cultural,

cerró sus puertas al público,

arrastrando así una historia

de muchas desventuras que

vuelve a darse, a pesar que

desde el entorno de la familia

Santucho, confían que en

algún momento pueda reflotar

este emprendimiento tan

significativo para la vida cultural

santiagueña.

“Lamentablemente decidimos

cerrar la librería hace

prácticamente un mes, y esto

tiene que ver con que a lo largo

de su existencia, nunca tuvimos

un lugar físico propio

y estuvimos siempre alquilando

locales, con todo lo que

ello implica en materia de

gastos”, relató Francisco Santucho

a EL LIBERAL, gran

responsable en la familia de

mantener en pie durante los

últimos años, este mítico espacio

santiagueño fundado

por su padre Francisco René,

allá por octubre de 1957.

“La situación económica

actual del país ha ido en

desmedro de poder sostener

y solventar un alquiler como

el último que ocupó la librería”,

dijo, en relación al local

de calle La Plata 171, bajo el

nombre de Espacio Dimensión

Cultural.

El año pasado cumplieron

nada más y nada menos que

60 años de existencia, y a pesar

de ser la librería con más

historia en la provincia, nada

pudieron hacer para evitar el

cierre de este espacio cultural

tan representativo para distintas

generaciones.

“Mi mamá

siempre sostuvo que la librería

no era un comercio, sino

un servicio para la gente.

Esa fue la concepción y el espíritu

que le imprimió siempre

Gilda Roldán de Santucho”,

relató su hijo.

“El proyecto que habíamos

concebido desde el 2016 hasta

esta parte, era el de sostener la

librería como un proyecto de

casa cultural, porque no solo

fue un local de ventas del libros,

sino que funcionó como

un espacio donde se llevaron

a cabo diversas actividades

artísticas: charlas literarias,

eventos musicales, homenajes

a personalidades, actividades

gastronómicas, ciclos de cine y

cultura en general, todo hecho

a pulmón”, reconoció Francisco,

sobre este último período

de dos años, llevados a cabo

sobre la calle La Plata.

Desde su orígenes, bajo el

nombre de Aymara hasta Dimensión,

pasaron por la librería

personalidades de renombre,

como ser Bernardo Canal

Feijóo, Carlos Astrada, Miguel

ángel Asturias, Hernández

Arregui, Beatriz Guido,

Atahualpa Yupanqui, Rodolfo

Kusch, Wiltod Gombrowicz,

Atilio Borón, Ricardo Forster,

Felipe Pigna, Martín Caparrós,

Horacio González, Josefina

Racedo, la madre de plaza

de Mayo Taty Almeida, el poeta

cubano Víctor Cassaus, la

cantante Liliana Herrero, entre

otras figuras de renombre

de la historia y la cultura argentina.

Una rica historia

“Dimensión es un lugar

que se había impuesto como

una posta obligada. Mucha

gente que venía de afuera

preguntaba por la librería,

tanto por su historia como por

las distintas actividades que se

hicieron en tantos años”, evocó

Francisco, de ese clásico reducto

que primero, en 1952, el

“Negro” Santucho, había concebido

bajo el nombre de librería

Aymara, que funcionaba

en una sala de la vieja casona

de los Taboada, de calle

Buenos Aires N° 146.

Más tarde, abrió Dimensión

(1957), en el pasaje Tabycast.

Allí se llevó a cabo la

conformación del grupo Amigos

de Dimensión, espacio

ideológicamente heterogéneo

entre quienes organizaban

exposiciones de cuadros

de grandes artistas, presentaciones

de libros, charlas debate,

peñas, entre otras. El

“Negro” invitaba a intelectuales

de otras provincias y

del interior y por sobre todo,

promocionaba a jóvenes para

que pudieran demostrar

sus cualidades artísticas. Algunos

de sus amigos lo consideraban

como la cabeza del

grupo, y hasta un continuador

del ya extinto movimiento

“La Brasa”.

En 1995, la librería Dimensión

cerró por primera

vez sus puertas al público.

Esta experiencia crítica para

la familia no fue un obstáculo

para apagar el emprendimiento,

ya que igualmente,

Gilda Roldán (viuda

de Santucho), desde su propia

casa, vendía el material

bibliográfico junto a sus hijos,

ofertando el material a

los asiduos clientes.

Dimensión

pudo reabrir sus puertas

dos años después, cuando

se instaló sobre calle La

Plata, de la ciudad capital.

Luego, en 2006, se trasladó

a otro local, en la esquina

de La Plata y Salta, donde se

retomó la actividad cultural

en su amplitud, con distintos

tipos de actividades

en su salón principal y en el

patio. Allí estuvieron hasta

2016, cuando se trasladaron

al inmueble de La Plata

(N° 171), donde sobrevivió

los dos últimos años,

con un espacio más amplio

y un pequeño patio donde

se realizaron distintas actividades

artísticas y culturales.

“Ha sido un dolor muy

grande y una sensación

amarga en la familia tener

que decidir cerrar el local,

pero no por eso va a dejar

de existir Librería Dimensión.

Vamos a ver la manera

de implementar otra

modalidad, sin un local y

espacio físico, pero veremos

la forma de ponerlo

en funcionamiento cuanto

antes”, resaltó expectante,

en torno a lo que será la

concreción de un nuevo espacio

al que denominarán

Fundación Dimensión de

Francisco René Santucho.

“En toda crisis la cultura

es el lugar más sensible,

y las librerías no están

exentas del impacto de una

crisis económica nacional.

Esta situación ya la atravesamos

en 1995, cuando estaban

en su lugar original

de Tabycast, también por

los costos de alquiler”, señaló

Francisco. “Mi madre

estuvo al frente de la librería

todo este tiempo. Cuando

cerró en 1995, tuvo que

asumirlo, al igual que ahora.

Gilda pasó cientos de

cosas y no hubo un día que

no haya ido a la librería”,

contó del tesón de su madre,

quien en los últimos

meses, por problemas de

salud, dejó todo a cargo de

sus hijos.

“Con mucho dolor, hemos

tenido que cerrar las

puertas, pero no por eso

la historia se va a apagar –

asiente Francisco–. No tener

un lugar a dónde ir, es

una situación muy fea, asemejable

quizá a una situación

de duelo.

El anteaño

pasado había sido fructífero

para nosotros porque

se habían presentado las

obras completas de mi padre

Francisco René Santucho,

un libro que despertó

gran interés en muchos

lugares y continuará este

año”, acotó Francisco,

sobre el legado de su padre

y la pasión por las letras

y todo el campo intelectual

que vio en este espacio,

un lugar donde reunirse

y compartir un momento,

a pesar del crucial

momento económico que

indujo al cierre de este espacio

cultural.

Fueron hasta aquí 60

años de historia, de muchas

alegrías y desventuras

transcurridas en los

lugares donde les tocó alquilar.

De bancarse allanamientos

esporádicos al

local en épocas de la última

dictadura militar, que

derivó en secuestros de libros

que significaron una

pérdida monetaria importante

para la familia. Pero

el recuerdo más difícil de

asimilar fue el secuestro y

posterior desaparición de

“El Negro” Francisco René,

por parte de las fuerzas

represivas de la vecina

provincia de Tucumán,

entre abril y mayo de 1975,

permaneciendo aún desaparecido.

Eso no fue impedimento

alguno para

que su esposa Gildá Roldán

continuara su obra.

A pesar de todo, la historia

siguió escribiéndose

y fueron justamente Gilda,

junto a sus hijos Francisco

y Elmina y Luciana Cano

en los últimos años, quienes

con un gran tesón continuaron

atendiendo la librería y

sosteniendo el legado de su

fundador, el de fomentar la

criticidad de la cultura en su

amplia dimensión, dando

cabida a todo el campo intelectual

y cultural de Santiago

del Estero.

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