Verdades y mitos de la gripe y la vacuna antigripal Verdades y mitos de la gripe y la vacuna antigripal
Las infecciones respiratorias pueden ser causadas
por una gran variedad de microorganismos.
Los virus de la influenza de tipo A
y B son una causa frecuente, aunque los de
tipo A son principal la causa de las grandes
epidemias y pandemias. Si bien las tasas de infección
más altas se dan en niños de 5 a 9 años, la enfermedad
por gripe es más grave y mortal en niños menores de 2
años, ancianos y personas con alto riesgo.
La gripe suele ser una enfermedad autocontrolada,
es decir, que el organismo se encarga de eliminar el virus
mediante el desarrollo de anticuerpos. Suele ocasionar
un cuadro clínico que es difícil de distinguir de
otros virus respiratorios -como los del resfrío común-,
pero se caracteriza por presentar fiebre (generalmente
alta y persistente a lo largo de los días), dolor de cabeza,
dolores musculares, decaimiento, tos seca, dolor de
garganta y estornudos.
La transmisión del virus se produce por vía aérea
a través de estornudos, tos, contacto con las manos o
materiales contaminados con el virus como teléfonos,
computadoras, utensilios de cocina, entre otros. Por
ese motivo, las personas pueden contagiarse en cualquier
espacio cerrado, dentro o fuera de los hogares, en
oficinas, la escuela y en medios de transporte públicos.
Los antígenos de superficie de los virus de la gripe
varían frecuentemente, es por esto que se producen
epidemias de gripe todos los años.
A raíz de ello, es
preciso diseñar nuevas vacunas antigripales adaptadas
a los virus circulantes que se estima que ocasionarán la
epidemia siguiente.
Existen muchas medidas para la prevención de esta
enfermedad como el lavado frecuente de manos con
agua y jabón o con soluciones alcohólicas, cubrirse la
boca con el codo al toser o al estornudar, ventilar bien
los ambientes y mantener las superficies limpias. No
obstante, la principal herramienta para la prevención
de formas graves de la gripe es la vacuna antigripal.
La vacuna está disponible a partir de abril de este
año, de manera gratuita y obligatoria para la población
de riesgo definida, en todos los vacunatorios y hospitales
públicos del país.
¿Quiénes deben vacunarse? Los niños de 6 a 24
meses (deben recibir dos dosis), las embarazadas en
cada embarazo y en cualquier mes de la gestación, las
puérperas que no hayan recibido la vacuna durante el
embarazo (hasta 10 días luego del egreso de la maternidad),
los mayores de 65 años, las personas de 2 a 65
años con factores de riesgo (tabaquistas, obesos, asmáticos,
enfermedades genéticas, reumatológicas, cardiacas,
respiratorias, renales, cáncer, HIV y otras enfermedades
que afecten la inmunidad). El personal salud
también debe recibir la vacuna anualmente. El resto de
las personas que no pertenezcan a estos grupos de riesgo
también pueden vacunarse si lo quisieran, pero con
costo según su cobertura de salud.
Existen falsas contraindicaciones de la vacuna, como
ser los familiares de pacientes inmunosuprimidos,
las personas infectadas con VIH, las que tienen intolerancia
o reacción alérgica menor al huevo, las personas
en tratamiento antibiótico o con enfermedades benigna
(diarrea, tos, rinitis, catarro), personas en tratamiento
con corticoides.
Todos ellos pueden recibir la
vacuna.
La campaña de vacunación 2019 se lleva a cabo con
la vacuna trivalente (protege contra dos cepas de gripe
A y contra 1 cepa de gripe B). Este año, además, salió
al mercado en Argentina una nueva vacuna cuadrivalente
(protege contra dos cepas de gripe A y contra 2
cepas de gripe B). Sin embargo, para la temporada de
influenza 2018-2019, el Comité Asesor sobre Prácticas
de Inmunización recomienda la vacunación anual pero
sin preferencia expresa de una vacuna sobre la otra.
Sea como sea, lo importante es vacunarse.