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EL LIBERAL . Opinión

Pachamama cusilla (Pachamama alegría)

06/08/2019 07:21 Opinión
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Pachamama cusilla (Pachamama alegría) Pachamama cusilla (Pachamama alegría)

Y pensar la Pachamama y sus festejos no es cosa simple en estos tiempos de ahora, diría un paisano. Con tanta contaminación, con tanta basura y con tanto ultraje a la Madre Tierra de todos los tiempos, así que nos va a durar, seguiría diciendo. Porque, pensar la Pachamama en términos ecologistas, sería querer la tierra que habitamos, “tenerla contenta”, con nuestros convites, eso que más nos gusta, la comida y el buen vino, invitarle, bailar y cantar a su alrededor, sahumeriarla con el humo del tabaco, como lo hacían nuestros antepasados de las Américas, sería tomar conciencia del daÑo que le hemos hecho, pedirle perdón y rectificar nuestra conducta. Esto implica además, aceptar la diversidad cultural, entonces todos somos uno con la madre tierra.   

Agradecer, agradecer y siempre agradecer por los peces, los pájaros, los frutos, los nidos, las piedras, los cielos inmensos, las estrellas y todo ese maravilloso cosmos que nos rodea y que es nuestro y que está al alcance de nuestras manos.

Gracias Pachamama, cusi, cusi, cusilla. Alegría, alegría.

El día de la Pachamama, la Madre de todos los tiempos, debería ser un día intercultural, donde la gente de la ciudad y el campo se detenga para pensar en los beneficios que nos da y como los pueblos originarios ya sabían de este buen vivir, súmaj causay,  para dialogar en comunidad, sobre qué cosas debemos mejorar con respecto a nuestro trato con la naturaleza, ya que dependemos de ella. Lograr un equilibrio entre la naturaleza y sus elementos, entonces importan los productos naturales, la buena salud, el buen dormir, el descanso y el trabajo en armonía con nuestras necesidades, pensando con y para los demás, ser conscientes de que cada pieza tiene una función dentro de la sincronía del universo.

Compartir, estar juntos en esta celebración, danzar en ronda, reunirse en círculo es una costumbre tan antigua como la humanidad. Recuperar esta tradición es parte de nuestro compromiso con la naturaleza y con el buen vivir.

Es por eso que en Fernández se celebra este día plantando algarrobos, en ese lugar emblemático para los vidaleros quichuistas, ahí en el mismo lugar donde aÑo tras aÑo, le cantan a la Pacha como una queja doliente y plaÑidera, trayéndole los secretos de su sangre en la garganta y el canto que desparraman como semillas hacia todos los rumbos cardinales.

PACHAMAMA, una deidad protectora

Pacha es una palabra quichua que significa tierra, mundo tiempo, época.

Dentro de la mitología americana, la Pachamama es una deidad protectora, no creadora, con la cual se puede dialogar, ya sea para agradecerle, para pedirle o bien disculpándose por alguna falta cometida en contra de la tierra y por todo lo que nos provee. Para honrarla y recordarla se levantan apachetas, que son montículos de piedras en los lugares donde pasa el caminante o bien donde ha ocurrido algo relacionado con la vida o la muerte. La Pacha con el hombre mantiene una especie de reciprocidad, porque ella le provee, el hombre le retribuye y así debe ser un ir y venir o un dar y recibir. Y si el hombre se olvida de dar le puede ir muy mal.

Con la llegada de los espaÑoles el culto a esta deidad pasó a significar el cuidado del hombre por la madre de Dios, la Virgen María y así se fueron mezclando elementos  de ambas culturas. Este culto a la madre es universal, lo es en todos los lugares. Nosotros tenemos rituales similares en zonas guaraníticas y,  en el sur  con la Ñuke mapu o madre tierra de los mapuches.

Hemos visto por las redes sociales amigos de distintas provincias, que han estado challando, la palabra challar se usa como sinónimo de ‘dar de comer y beber a la tierra’. El challaco, abarca una compleja serie de pasos rituales que comienzan en las viviendas familiares la noche de la víspera, durante la cual se cocina una comida especial, la tijtincha, y que culminan al día siguiente en un ojo de agua, pozo, hoyo, apacheta  o la acequia, donde se realiza el ritual principal a la Pachamama, con una serie de ofrendas que incluyen comida, bebida, hojas de coca y cigarros.

En el mundo de nuestros ancestros todo está conectado, los acontecimientos cósmicos nos afectan como los ciclos de las estaciones, las fases de la luna, el día y la noche, además todo es cíclico, se repite, vuelve, porque el tiempo no es el lineal, como el que nos manejamos en la civilización occidental, además, el futuro que todavía no lo conocemos, está atrás, mientras que adelante va con nosotros el pasado y con él nuestros ancestros que nos acompaÑan en el “cay pacha”, este tiempo.

El 1 de agosto se celebró en la Finca Los álamos de la familia Muratore, (La Banda), la fiesta de la Pachamama, con comida, música y las amigas de Danzas circulares que se unieron a la celebración con la alegría y el entusiasmo joven.

Madre nuestra que estás en la tierra

La ceremonia es un ritual de los pueblos originarios que celebran en agosto (cuando comienza el ciclo agrícola anual) para agradecerle a la tierra su fertilidad. Según la tradición, deben realizar a la Madre Tierra (Pachamama) ofrendas como comidas, bebidas y hojas de coca, que se depositan en un hoyo para propiciar un suelo productivo y una buena cosecha, mientras cantan y bailan en una jornada de alegría donde hay convite de tragos fuertes, dando un sorbito a la madre. Al final le piden perdón por tanto daÑo y destrucción y piden que los libre de sequias, heladas, inundaciones y otros cataclismos.

Así le cantan en el norte:

Pachamama cusilla, ckoay vicuÑata

Pachamana cusilla, ancha munani.

 


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