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"En la resurrección, la muerte ya no tiene poder sobre nosotros"

Por el Padre Gregorio Majantassis

04/05/2024 06:00 Opinión
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"En la resurrección, la muerte ya no tiene poder sobre nosotros" "En la resurrección, la muerte ya no tiene poder sobre nosotros"

La Pascua ortodoxa es la celebración más importante del calendario litúrgico de la Iglesia Ortodoxa, en la que se conmemora la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, es decir el paso de la muerte a la vida del Señor. San Atanasio nos enseña: "En la resurrección de Cristo, la muerte ya no tiene poder sobre nosotros; en Él encontramos la vida eterna y la salvación de nuestras almas."

Según la tradición cristiana ortodoxa, nuestra Pascua, se celebra en una fecha distinta a la Pascua occidental, ya que sigue el calendario juliano en lugar del calendario gregoriano. La particularidad de nuestro Calendario Juliano es que se ajusta a los acontecimientos históricos, pues siempre nuestra Iglesia Ortodoxa celebra la Pascua después de la Pascua Judía y nunca antes.

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El Sacerdote inicia la celebración exclamando: "Venid oh fieles y tomad la luz de la vida eterna", con la cual los fieles encienden sus velas y todo el espacio se empieza a iluminar paulatinamente en un ambiente de alegría.

"Porque, así como la muerte entró por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. Porque, así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados" (I Cor. 15:21-22). Pascua es el amanecer del día nuevo e interminable a nivel existencial: la Resurrección constituye la liberación más radical y decisiva de la humanidad. La Resurrección de Jesucristo es la verdad fundamental y el núcleo esencial de la fe cristiana. Es la experiencia central y el kerygma esencial de la Iglesia. Confirma la autenticidad de la notable vida terrenal de Cristo y reivindica la verdad de su revelación y enseñanza. Además, sella toda su obra redentora: su vida, modelo de vida santa; su enseñanza convincente y única; sus obras extraordinarias; y su asombrosa muerte creadora de Vida. La Resurrección de Cristo es la garantía de nuestra salvación. Junto con su Ascensión, entronización a la diestra del Padre y su segunda Parusía, lleva a la perfección la unión de Dios con nosotros por toda la eternidad.

La Resurrección hizo posible el milagro de la Iglesia, que en cada época y generación proclama y afirma "el plan de Dios sobre el universo, la divinización última del hombre y del orden de todo lo creado ". La profunda experiencia y la fe inquebrantable en el Señor resucitado permitieron a los Apóstoles evangelizar el mundo y facultaron a la Iglesia para vencer la adoración de los ídolos creados. La Resurrección revela el poder indestructible y la sabiduría inescrutable de Dios. Elimina los mitos ilusorios y los sistemas de creencias mediante los cuales las personas, desprovistas del conocimiento divino, se esfuerzan por afirmar el significado y el propósito de su existencia. Cristo, resucitado y glorificado, libera a la humanidad de los engaños de la idolatría en todas sus dimensiones. En Él la humanidad apegada a la tumba descubre y se llena de una esperanza incomparable. La Resurrección ilumina, vigoriza las almas, trae el perdón, transfigura vidas, crea santos y da alegría. La Resurrección aún ha abolido la realidad de la muerte y ha revelado su impotencia, aunque aún hoy la muerte se observa como fenómeno (Heb. 2:14-15). Continuamos muriendo como resultado de la caída de nuestros antepasados. Nuestros cuerpos se descomponen y regresan a la tierra. "Dios permite que exista la muerte como un fenómeno provisorio, pero desde un prima más profundo y esencial la vuelve contra la corrupción y su causa, el pecado, y establece un límite tanto para la corrupción como para el pecado". Así, la muerte física no destruye nuestra vida de comunión con Dios ni nuestro deseo natural de Trascendencia: nuestro destino es transitar de la muerte a la Vida, de este mundo de corrupción al Reino de Dios.

Con la Pascua Dios da a los cristianos la esperanza por la resurrección y por una nueva forma de vida, representada en el regreso de Cristo resucitado de entre los muertos. Tal como cantamos en el Tropario de la Resurrección: «Cristo resucitó de entre los muertos pisoteando a la muerte con su muerte y dando la vida a los que yacían en los sepulcros».

También la Pascua ortodoxa también incluye tradiciones culinarias como la preparación de panes especiales, comidas festivas y huevos decorados. Los huevos tienen un significado simbólico especial en la tradición de la Iglesia Ortodoxa. Cada huevo está decorado a mano con diseños elaborados y colores vibrantes que representan la vida, la renovación y la fe cristiana. Los huevos de Pascua ortodoxos suelen intercambiarse como regalos y se consideran un emblema de buena suerte, protección y prosperidad. 

En la primera Oda del Canon de Pascua cantamos: "Es el día de la resurrección, seamos radiantes, oh pueblos: Pascua, la Pascua del Señor; porque Cristo Dios nos ha sacado de la muerte a la Vida, y de la tierra al cielo mientras cantamos el himno triunfal." 

Proclamemos todos juntos con verdadera fe: Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado". Felices Pascuas.

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