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EL LIBERAL . Viceversa

Cinco claves para leerlo

25/08/2019 09:28 Viceversa
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Cinco claves para leerlo Cinco claves para leerlo

1) Los textos de la biblioteca y los cuchilleros

Dijo Borges una vez que el hecho capital de su vida fue la biblioteca del padre, Jorge Guillermo. Lo precisó: “En realidad creo no haber salido nunca de esa biblioteca. Es como si todavía la estuviera viendo”. Esa biblioteca ocupaba toda una habitación, con estantes encristalados y miles de volúmenes.

En Borges y los dos linajes, Ricardo Piglia plantea que en la obra de Borges se esconde un relato secreto ( “pareciera que es la única historia que ha querido contar”, dice Piglia). Ese relato secreto es una relación imaginaria con el núcleo familiar, es el entrecruzamiento de dos linajes: uno, el materno, es el antepasado militar, del duelo y los cuchilleros, los guerreros ligados al culto al coraje, es el lugar donde la tradición de su familia se mezcla con la historia misma de la Argentina.

Otro, el paterno, el antepasado cultural, el culto a los libros, donde el espacio simbólico es la biblioteca. La biblioteca paterna opera así como la literatura universal. Esas dos tradiciones esconden algo que define a la cultura argentina: el conflicto entre lo criollo y lo europeo, entre las armas y las letras, entre barbarie y civilización. Esta construcción permite posicionar a Borges en el centro que puede unir este conflicto.

2) Borges como lector

Biblioteca personal, de Jorge Luis Borges (Alianza Editorial), fue editado en 1988. Es un libro que trabaja sobre la materia de la que estaba hecho Borges: como lector. En el prólogo, Borges escribe: “No sé si soy un buen escritor; creo ser un excelente lector o, en todo caso, un sensible y agradecido lector”. De este modo, toma alrededor de setenta libros, les da un prólogo y de esa manera cierra el círculo que lo acompañó toda su vida. Allí, Borges, dirá que un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo, hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos.

La primera novela que Borges leyó completa fue Huckleberry Finn. También aparecen en su infancia Los primeros hombres en la luna de Wells, textos de Edgar Allan Poe, La isla del Tesoro, la obra de Charles Dickens, Don Quijote, los cuentos de hadas de los hermanos Grimm, Lewis Carroll, las Mil y una noches según Burton. Borges no sólo será un extraordinario lector, sino que será un lector de sus propios textos y, por lo tanto, permanente traductor de su propia obra.

?3) La ficción colonizando la realidad

Como también ha analizado Ricardo Piglia, en Borges no se observa cómo la realidad interviene en la ficción, sino cómo la ficción coloniza la realidad. El texto fundacional de esta idea es Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, un misterioso mundo imaginario, citado en una enciclopedia, que empieza a invadir la realidad de los narradores.

Borges escribe en ese contexto: “El contacto y el hábito de Tlön han desintegrado este mundo. Encantada por su rigor, la humanidad olvida y torna a olvidar que es un rigor de ajedrecistas, no de ángeles. Ya ha penetrado en las escuelas el (conjetural), ‘idioma primitivo’ de Tlön”. Entonces dice que el mundo será Tlön y que él, Borges, no hace caso, y sigue revisando en los quietos días del hotel de Adrogué una indecisa traducción.

Esta estructura también se observa en un texto como El acercamiento de Almotásim (de Historia de la Eternidad, 1936). Borges desarrolla la historia de la novela ‘The approach to Al-Mu’tasim’ de Mir Bahadur Alí. Bahadur es un personaje ficticio. La clave está en el contexto: Borges introduce esta ficción en un libro de ensayos sobre textos reales. Hace así la reseña verdadera de un libro imaginario.

4) “El sur”, su texto más biográfico

En el cuento El sur (Ficciones), el protagonista, Juan Dahlmann, se encuentra, al igual que Borges, entre dos linajes. El del abuelo Johannes Dahlmann, pastor de la Iglesia evangélica, y el del abuelo materno, Francisco Flores, soldado muerto por los “indios” en la frontera. Como bibliotecario —a pesar de mantener una estancia en el sur, un estuche, una vieja espada y el gusto por ciertas músicas—, traiciona al antepasado Flores y elige vivir bajo el linaje paterno. Sin embargo, es en la muerte donde el protagonista elige el otro destino: “en la discordia de sus dos linajes, Juan Dahlmann (tal vez a impulso de la sangre germánica) eligió el de ese antepasado romántico, o de muerte romántica”. Tras un accidente en la cabeza y el traslado al hospital, Dahlmann pareciera elegir morir (el final, en rigor, es contundentemente ambiguo) en un duelo en el sur. Su destino sudamericano.

En este cuento aparece la referencia —nunca explicitada— al accidente que sufre Borges en la cabeza. En las vísperas de Navidad de 1938 fue a visitar a una amiga que vivía en un primer piso de un departamento . Borges decidió subir por la escalera. El batiente de una ventana recién pintada le rozó el cuero cabelludo. La herida se le infectó. Sufrió alucinaciones. Fiebre. Una noche perdió el habla y tuvo que ser llevado al hospital para una operación de urgencia. Lo amenazó una septicemia. Estuvo a punto de morir.

Así lo contó el propio Borges: “Cuando comencé a recuperarme, temí por mi integridad mental. Recuerdo que mi madre quiso leerme de un libro que yo había pedido poco antes, Out of the Silent Planet, de C.S. Lewis, pero durante dos o tres noches postergué la lectura. Al final triunfó mi insistencia, pero tras escuchar una página o dos comencé a llorar. Mi madre me preguntó el motivo de mis lágrimas. ‘Lloro porque comprendo’, le dije. Poco después me pregunté si podía llegar a escribir de nuevo. Previamente había escrito algunos poemas y docenas de reseñas breves. Pensé que si ahora intentaba escribir otra reseña, y fracasaba, estaría perdido intelectualmente, pero que si intentaba algo que realmente nunca había hecho antes, y fallaba en eso, no sería entonces tan grave y hasta podría prepararme para la revelación final. Decidí que intentaría escribir un cuento. El resultado fue Pierre Menard, autor del Quijote”.

5) La ceguera y la economía de las palabras

La ceguera marcará toda la vida del escritor. El 3 de febrero de 1914, los Borges partieron a Europa en el del vapor alemán Sierra Nevada con destino a Bremen que transportaba. Llegarían al viejo continente poco más de 20 días después. Su destino final sería Ginebra adonde se fueron para abordar la creciente ceguera del padre, Jorge Guillermo (serán, finalmente, dos los viajes hacia Suiza).

?La herencia de los problemas en la vista también venía de su bisabuelo paterno, Edward Haslam, quien escribió para el Buenos Aires Herald, para el River Plate Times y para el Southern Cross. La ceguera impactará inevitablemente en la escritura de Borges desde los años 50, ya que el escritor no tendrá posibilidad de leerse. El autor de Ficciones, así, irá retomando así al género de la poesía que había marcado el origen de su obra en los años veinte.

Un poema clásico? de la ceguera es Poema de los dones, donde se muestra estoico e irónico ante esta fatalidad. Dice: “Nadie rebaje a lágrima o reproche, esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche”.


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