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Más de un siglo de presencia evangélica en Santiago del Estero

03/10/2019 22:45 Opinión
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Más de un siglo de presencia evangélica en Santiago del Estero Más de un siglo de presencia evangélica en Santiago del Estero

Por René Galván. Licenciado en Historia y docente del Instituto San Ignacio de Loyola.

Desde la primera iglesia asentada en 1907 los evangélicos no han dejado de estar presentes compartiendo sus creencias en Santiago del Estero, provincia históricamente caracterizada por la hegemonía de la fe católica. En el campo de las minorías religiosas los evangélicos son mayoría. Esta es parte de su historia.

Evangélicos en Argentina desde el S. XIX

Al calor del clima revolucionario de las primeras décadas del siglo XIX, en el territorio rioplatense se fue forjando un contexto de tolerancia religiosa que posibilitó el derecho al culto privado conseguido en 1813, destinado a beneficiar a los súbditos británicos residentes. En 1820 se registra el primer culto protestante en nuestro país y posteriores actividades de distribución de la Biblia.


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El Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con Gran Bretaña, firmado en 1825, establecía expresamente en el artículo 12 el derecho a la celebración del culto público. Este punto no fue ratificado por el Congreso Constituyente debido a la oposición de representantes del interior y se dejó a criterio de los pueblos ratificar o rechazar esta medida: Santiago del Estero se encontraba dentro de las provincias que se manifestaron en contra de la exposición pública de los cultos protestantes.

Las iglesias protestantes fueron arribando a la Argentina en cuatro oleadas. La primera de ellas fue entre 1825 y 1850, cuando con la inmigración europea arribaron las iglesias que tenían como objetivo principal asistir espiritualmente a los europeos. Una segunda camada de protestantes arribó entre 1881 y 1924 y estuvo compuesta por iglesias como la Metodista Episcopal, la Bautista, de los Hermanos Libres, Ejército de Salvación, entre otras.

La tercera oleada estuvo compuesta por los pentecostales que fundaron las primeras iglesias a partir de 1909 y posteriormente a partir de los años 20. El mayor énfasis fundacional se produjo en las décadas de los 30 y 40 cuando las misiones extranjeras pusieron sus ojos, pies y biblias en la Argentina.

Hubo una cuarta corriente protestante que se reveló con fuerza durante la década de 1980, conocida como neopentecostalismo. Esta línea evangélica promovió el “avivamiento” poniendo el acento en la manifestación divina en la vida cotidiana y en los aspectos extáticos del culto.

El proselitismo a través de los medios de comunicación y la utilización de los espacios urbanos de alto tránsito para ubicar sus templos fueron las claves para el crecimiento numérico y la expansión territorial. El pastor Giménez resuena como una figura paradigmática de esos años.


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Actualmente el campo evangélico muestra una pentecostalización generalizada. No solo por el peso numérico y por las características de los cultos, sino también porque muchos fieles no pentecostales se suman a iglesias de la primera y segunda corriente gracias a las actividades proselitistas de estilo neopentecostal.

Arribo de los evangélicos a Santiago

En Santiago del Estero la presencia evangélica se ha manifestado principalmente por medio de tres iglesias o denominaciones pertenecientes a la tres últimas corrientes antes descriptas: Hermanos Libres, pentecostales/ neopentecostales y bautistas.

Los Hermanos Libres nacieron aproximadamente en 1825 en Irlanda e Inglaterra. Arribaron a la Argentina en 1882 de la mano del predicador John Ewen, quien se dedicó a organizar algunas congregaciones en varios puntos del país, pero sin resultados permanentes. La fundación de estas iglesias siguió la línea del recorrido de los trenes en Buenos Aires, Córdoba y Rosario.

En 1907 los misioneros ingleses Alfredo Furniss y Diego Castles llegaron a Santiago del Estero. Luego fueron acompañados por otros misioneros de los Hermanos Libres, pero fue Furniss quien permaneció en la provincia hasta su muerte. Furniss fue el iniciador de la iglesia desde donde salieron otras a distintos puntos de la ciudad y la provincia. Ubicada en un principio en la calle Libertad, esta iglesia veía interrumpidas sus reuniones por vecinos y alumnos del Colegio Nacional, incluso el mismo Furniss sufría insultos y amenazas. Desde 1909 la iglesia se mudó a su ubicación actual en la calle Salta inaugurando en 1947 su nuevo edificio. Con más de 110 años, es la iglesia protestante más antigua de la provincia.

Como se ha visto anteriormente, los Hermanos Libres fueron ubicándose según el recorrido de las vías férreas, por eso no es de extrañar la fundación de iglesias en ciudades como Frías, Vilmer, Beltrán, Forres o Fernández. En la actualidad más de la mitad de los departamentos de la provincia se encuentran impactados por estas iglesias.

Territorialmente quienes han logrado asentarse prácticamente en toda la provincia son las iglesias pentecostales. Diseminadas a lo largo y a lo ancho del suelo santiagueño, es común encontrarse con una iglesia de estas características en un abanico territorial que incluye ciudades y pequeños parajes. Incluso en localidades donde no hay presencia de la Iglesia Católica en sus diversas expresiones institucionales, las congregaciones pentecostales se ocupan de cuestiones religiosas y sociales de sus habitantes.

Una de las congregaciones pentecostales que más temprano habría logrado radicarse en la ciudad de Santiago del Estero fue la iglesia del Movimiento Cristiano y Misionero, una congregación presente desde 1960. Antes de esta fecha, en el año 1957 se encuentran testimonios de reuniones evangélicas en la ciudad de Loreto que posteriormente dieron paso a una iglesia estable.


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El surgimiento y organización de los bautistas estuvo ligado a la actividad del francés Pablo Besson. Luego de ser expulsado de la Iglesia suiza reformada por luchar por la separación de la Iglesia del Estado, se sumó a las filas de los baptistas. En 1884 llegó a la Argentina para atender inicialmente una congregación de habla francesa en Santa Fe. Luego se trasladó a Buenos Aires: allí se ocupó de otra iglesia y se abocó a realizar una campaña periodística en contra de la discriminación religiosa y a favor de la ampliación de derechos en cuanto a la libertad de culto.

La presencia de los bautistas en la provincia se remonta al año 1963, cuando llegó a la ciudad de Santiago del Estero el misionero bautista Pedro Laiche desde Estados Unidos. A este se le sumarían Alvaro Gustafson y tiempos después Jaime Hill. El objetivo era evangelizar las provincias de La Rioja, Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero. Ubicados en la zona del barrio 8 de Abril, en 1965 pudieron ubicar su edificio propio en la esquina de Independencia y Dorrego gracias a la donación de un terreno. Luego fue ampliándose la presencia de los bautistas en la ciudad capital y el resto del territorio santiagueño, incluso con desprendimientos que luego mutaron a iglesias con características pentecostales.


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