Violencia y crueldad excesiva

Por Luis Horacio Santucho

Defensor  Adjunto de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de Santiago del Estero.

Por Luis Horacio SantuchoDefensor  Adjunto de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de Santiago del Estero.

Gravemente pendencieros y crueles los jóvenes de Zárate, autores con dominio funcional del homicidio especialmente calificado a Fernando Baez Sosa, (18 años) en Villa Gesell, hijo único de un matrimonio paraguayo, radicado en la Argentina.

Rodolfo Moreno, autor de nuestro Código Penal en el año 1921, nos decía que el homicidio común y su mayor gravedad se deduce de la criminalidad superior, cuando la actividad del individuo (en este caso varios) para el ataque es más intensa, más persistente, más eficaz. Moreno había incluido entre los agravantes a las Sevicias Graves, cuya etimología proviene del latín y se ha traducido como crueldad excesiva.

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Posteriormente, la influencia doctrinaria encabezada por el maestro Sebastian Soler, consideraba que se confundía con el ensañamiento, o como decía el jurista José Peco, en realidad las sevicias graves expresan el apogeo del ensañamiento. Finalmente, en el año 1967 la Ley 17.567 suprime dicha agravante junto con el impulso de perversidad brutal.

Este caso que nos ocupa se hubiese encuadrado típicamente con las Sevicias Graves, como muchos hechos que fueron juzgados en los tribunales federales de todo el país relacionados con los delitos de lesa humanidad, donde se han comprobado refinados patrones de crueldad en la conducta de los imputados. Quizás sea una oportunidad para replantear esta cuestión en una reforma de nuestro Código Penal cuando nos aproximamos a los cien años de su sanción.

La investigación penal preparatoria de este caso de Villa Gesell se encuentra transitando su primera etapa, pero la onda expansiva del suceso nos lleva invariablemente a establecer la presencia de grupos etarios con determinaciones colectivas impregnadas de odio activo, racismo, xenofobia y lebensraum regional inoculados desde diversos ámbitos de la sociedad civil y política.

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La Batalla de la Aniquilación como decía Frank Kafka en su cuento La Madriguera, pareciera ser el escenario en disputa entre nuestros jóvenes. El Otro no es la patria, sino un enemigo que invade territorios como un reverdecido Tamerlán. En este caso, un extraño indio guaraní que le quita trabajo a los argentinos de bien, que se interpone, que los roza, que respira sus mismos ambientes, que quiere ser amigo para clavar después el puñal por la espalda. Es el negro de m..., villero, olor a pobre y circunstante de nuestros días.

¿Qué diría Sarmiento sobre esta Barbarie realizada por la Civilización?, seguramente el genial escritor se encontraría ante un obstáculo epistemológico insalvable, teniendo en cuenta su reconocimiento esencial en el célebre párrafo inicial del Facundo: “Tu posees el secreto, ¡Revelánoslo! Rodolfo Kusch, el gran filósofo indigenista no tenía las dificultades del sanjuanino y pudo desarrollar ampliamente su tesis en “La Seducción de la Barbatie”.

Desde que Julio César comienza la conquista territorial de la República romana contra la “barbarie” de los pueblos galos, muchas tropelías se cometieron en nombre de la Civilización, y así hasta nuestros días. La verdad cuya madre es la historia nos avisa que nunca hubo deslindes y contornos definidos entre la civilización y la barbarie, pero a pesar de ello la grieta subsiste y hay existencias muy acuciosas en torno a ella.

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¿Qué hacemos con esta barbarie? Por lo pronto empezar a descifrar los estereotipos impuestos en la construcción del sentido común. El presidente Alberto Fernández realizó un notable gesto con el joven Brian Gallo discriminado por usar la gorra con la visera hacia atrás, mientras actuaba como presidente de mesa en Moreno, provincia de Buenos Aires, en las últimas elecciones nacionales. Es un buen comienzo.