Adiós a Juan Giménez, uno de los trazos más singulares del comic argentino Adiós a Juan Giménez, uno de los trazos más singulares del comic argentino
Giménez falleció el 2 de abril por
coronavirus. Era uno de los exponentes
más reconocidos del
género a partir de obras de ciencia
ficción como “Estrella negra”
(1979), “Cuestión de tiempo”
y La casta de los Metabarones”
(1992), todas ellas ambientadas
en mundos futuristas y postapocalípticos.
El ilustrador vivía en la ciudad
española de Sitges, en Cataluña,
pero a mediados del mes pasado
había llegado de visita a Mendoza,
su tierra natal, donde pocos
días después fue internado en el
hospital Central tras confirmarse
que tenía coronavirus.
Giménez tenía 76 años y había
empezado con los síntomas
del coronavirus el 16 de marzo y.
por el deterioro de su salud, debió
ser internado en terapia intensiva.
En ese marco, se convirtió
el 2 de este mes en el tercer
fallecido por Covid-19 en
Mendoza.
Integrante del equipo de la
revista “Fierro”, Giménez empezó
a dedicarse a la historieta a
los 16 años, atraído por el cine
de guerra norteamericano y estaba
radicado en España desde
la década del 70: “Llegué a Europa
por el interés personal de conocer
otros países, pero además
fui atraído por la intriga de probar
suerte con mi profesión de
dibujante”, contó alguna vez.
Fue autor de algunas de las
obras más reconocidas del cómic
argentino, como “As de
Pike”, “Estrella Negra” (con Ricardo
Barreiro como guionista)
y los nueve tomos de “La casta
de los Metabarones” junto con el
chileno Alejandro Jodorowsky.
También de “Cuestión de tiempo”,
“Basura”, “El cuarto poder”
y “Ciudad”.
“Hay en Giménez un escenógrafo
de inéditos pero verosímiles
paisajes, un coreógrafo capaz
de orquestar el movimiento
intergaláctico con precisión de
rayo láser, un tipo profundamente
humano que sabe exprimir
las expresiones de sus criaturas
para hacer que el sufrimiento,
el amor, el goce sean de una
abrumadora y sinfónica profundidad”,
lo describió alguna vez
el guionista Carlos Trillo, fallecido
en 2011.
A lo largo de su trayectoria,
el dibujante había colaborado
en algunas entregas de la
francesa Métal Hurlant y llegó
a exponer en 1997 en el Centre
Pompidou, de París. Recibió diversos
premios, entre ellos el
prestigioso Bulle d’Or, en 1994.
Cuatro años antes, en 1990, había
recibido el Yellow Kid norteamericano
a Mejor Dibujante
Extranjero, uno de los más
prestigiosos del cómic.