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VIDEO | Los exorcismos de Jesús: interpretarlos desde los moldes culturales de la época

29/09/2020 23:18 Opinión
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La práctica exorcista de Jesús es una de las más documentadas desde el punto de vista histórico. En el evangelio de Marcos, luego de realizar un exorcismo en la Sinagoga de Cafarnaúm (Mc 1, 23-26), se afirma: “y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea” (Mc 1, 28). La práctica exorcista de Jesús ocupó un lugar importante en los relatos de las primeras generaciones de cristianos, sin embargo, con el tiempo, fueron desapareciendo en los Evangelios, hasta el punto que el de Juan, el último en escribirse, no menciona ninguno.

A nosotros, ciudadanos del Siglo XXI, nos cuesta entender el significado de los exorcismos de Jesús, porque lo hacemos desde nuestros moldes culturales y no desde aquellos en los que se realizaron e interpretaron.

En el contexto de la cultura mediterránea del siglo I , entre el mundo de Dios y el de las personas, había otro intermedio: el de los espíritus. Estos tenían una gran influencia sobre la vida de las personas. Todo lo que les ocurría y que sucedía fuera del control humano era adjudicado a los espíritus. Se preguntaban ¿quién me hizo esto? La cuestión estaba en dilucidar si lo sucedido venía de Dios o del Diablo (Beelzabul). Tenían una visión dualista y apocalíptica de la historia.

Frente a estos comportamientos extraños para el grupo era necesario aclarar si la persona era poseída por un “espíritu bueno”, es decir si viene de Dios, y se interpretaba como una prueba, o del diablo y era necesario realizar un exorcismo. La determinación del origen de la posesión la realizaban los sacerdotes y era clave para su interpretación. Aquí se puede captar el contexto socio político de la práctica exorcista. En los Evangelios, siempre las posesiones son negativas, es decir, tiene su origen en Beelzebul, y ponen en evidencia la situación de sufrimiento de un gran sector de la sociedad.

Origen de las posesiones

Para la antropología cultural, los exorcismos son un fenómeno cultural que solo es posible que se realicen en sociedades que creen en las posesiones para justificar un comportamiento inadecuado según los modos de vida de esa comunidad. Es la comunidad la que determina si un comportamiento o conducta se debe a la posesión de algún espíritu. Estas sociedades creen en la existencia de seres espirituales capaces de condicionar o forzar el comportamiento de una persona.

Los rasgos que caracterizan el fenómeno de la posesión a nivel de dinámica social, según el antropólogo Ioan Lewis, son: la trasferencia moral parcial o total desde el sujeto poseído al espíritu poseedor y el carácter ambiguo de los criterios utilizados por la sociedad a la hora de valorar la autenticidad de los posibles casos de posesión, así como la identidad y motivación del espíritu poseedor.

El estado de posesión se manifiesta en grados y momentos diferentes. En algunos casos el espíritu poseedor suplanta al sujeto poseído, Ej. El pasaje del endemoniado en la Sinagoga de Cafarnaún: Mc 1, 23-26: “el espíritu inmundo, se puso a gritar: “que tenemos contigo Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios”. o del endemoniado de Gerasa Mc 5, 1-20) en otros casos obstaculiza su comportamiento habitual, Ej. La mujer encorvada Lc 13, 10-17: “ y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años, y no podía en modo alguno enderezarse”, y en otros lo impulsa a realizar actos incoherentes de acuerdo a las expectativas que se tienen de él en su entorno.

En todos los casos el comportamiento del poseso es extraño y la comunidad se lo atribuye a la intervención de un espíritu.

Hay diferentes tipos de espíritus: los llamados “centrales” que son benefactores y guardianes de la moral del grupo social, y los “periféricos”, que agreden a las personas sin tener en cuenta su comportamiento moral: estos son los demonios y espíritus inmundos que pueblan los relatos evangélicos.

Hay posesiones positivas, que fortalecen al grupo y negativas que producen sufrimiento físico o psíquico a quienes la padecen.

Las posesiones negativas, prácticamente todas de los relatos evangélicos, afectan a las personas de grupos subordinados y marginales de la sociedad. Dichas posesiones son los causes a través de los cuales las personas expresan públicamente el sufrimiento por no poder adaptarse a un medio social hostil. Son formas culturales de vivir e interpretar las dolencias.

Las posesiones se multiplican en ámbitos sociales con estructuras de desigualdad muy rígidas, como la familia patriarcal, la padecen mujeres y niños principalmente, y situaciones de estrés social como pobreza, colonización cultural, gobiernos autoritarios que limitan la libertad de los ciudadanos, en el ámbito de lo público las posesiones suelen ser de los varones. En la Palestina de Jesús, tanto la presión pública como la doméstica era grande, la dominación romana por una parte y el sistema patriarcal por otro, hacían que tanto varones como mujeres liberasen mediante la posesión esta doble presión.

Acciones terapéuticas de los exorcistas

Exorcizar un espíritu poseedor significa poner fin a la acción que dicho espíritu ejercía sobre la persona poseída. Un exorcista es un experto en espíritus que ejerce como terapeuta, liberando a las víctimas de posesiones negativas de los espíritus que lo oprimen.

Hay dos tipos de exorcistas: “morales” y “amorales”. Los primeros, intentan sanar a sus pacientes reintegrándolos a su mundo, físico y social, cuya bondad no cuestionan. La culpa de la posesión es de la persona poseída y la terapia consiste en ayudarle a reconocer su culpa para insertarlo nuevamente en el sistema social. Son legitimadores de la moral y el orden social vigente.

Los exorcistas “a-morales”, cuestionan la bondad de ese orden social y la moral que lo legitima. La simpatía que el exorcista a-moral manifiesta por sus pacientes y su actitud crítica respecto al status quo lo convierten con frecuencia en foco de atracción para los débiles y de crítica y persecución para los poderosos. En algunos casos, los terapeutas a-morales, logran congregar a seguidores que generan un movimiento cuyas prácticas son una alternativa al sistema vigente.

Jesús fue un exorcista a-moral

Si analizamos los relatos de exorcismos de los evangelios, Jesús nunca culpa a los posesos de su propia situación ni indaga acerca de sus pecados. Para Jesús, los espíritus malignos o impuros que poseen a las personas no actúan según la voluntad de Dios, sino por el contrario, atacan a los hijos de Abraham: “y a esta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?” (Lc 13, 16) y son un obstáculo para la llegada de su reino: “pero si por el espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a ustedes. El Reino de Dios” (Mt 12, 28).

Como todos los exorcistas a-morales, Jesús proviene de un sector marginal de la sociedad, que incomodó a las élites religiosas y políticas de la Palestina de su tiempo, que lo llevaron a juicio y lo condenaron a muerte.

Jesús creo en su entorno un movimiento de renovación político-religiosa que pretendía un cambio global y radical de la realidad humana. El evangelio de Lucas 8, 1-3 nos dice: “Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios: lo acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritu malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que le servían con sus bienes”.

Muchas de las parábolas y dichos de Jesús anuncian la trasformación del mundo ocasionada por la llegada del Reino de Dios que supone una sociedad alternativa a la vigente, animada por los valores de la solidaridad, la compasión con los últimos, la no violencia, la justicia y la fraternidad.

Recapitulando

• Las posesiones son mecanismos de escape que obran como resultado de la tensión vivida por los sectores marginales de la sociedad en el contexto de un modelo de familia patriarcal y un gobierno autoritario y opresor. Resulta extraño, que jamás un “espíritu malo” posea a un varón de clase alta. Siempre a mujeres, niños, y varones en situación de pobreza.

• Jesús fue un exorcista a-moral que se acercó a los posesos para ayudarlos, no los responsabilizó por su situación, sino que los curó y puso al descubierto la maldad del sistema social vigente.

• En torno a Jesús se convocó un movimiento de seguidores que desde su discurso y práctica promueven la creación de un mundo nuevo, una nueva sociedad más justa, inclusiva y fraterna.

• Hoy, en un lenguaje contemporáneo, podríamos decir que las “posesiones” irán desapareciendo en la medida que haya más democracia y las personas accedan en plenitud a la satisfacción de sus derechos.


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