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EL LIBERAL . Opinión

En tres días, tres ministros

10/10/2022 12:27 Opinión
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En tres días, tres ministros En tres días, tres ministros

En nuestra columna del sábado analizamos lo que sucedió con Elizabeth Gómez Alcorta, quien decidió renunciar a su cargo luego del operativo que fuerzas federales y provinciales realizaron en Villa Mascardi, donde siete mujeres (entre ellas una embarazada) fueron detenidas. Su paso al costado pone de manifiesto que existen sectores en el Frente de Todos que no toleran el uso de la fuerza, independientemente de si las circunstancias lo ameritan.

Pero la polémica no se cierra con la renuncia de Gómez Alcorta. Hay sectores del kirchnerismo que siguen cuestionando el accionar del Ministerio de Seguridad, conducido por Aníbal Fernández, quien ayer salió a responderles: “Quienes consideran que el cumplimiento de la Ley y de las órdenes judiciales es un menú a la carta no entienden lo que es vivir en un sistema republicano”. Incluso algunos albertistas lo cuestionan, como la exministra Sabina Frederic, que sostuvo que “el desalojo es un fracaso”. ¿Aníbal Fernández saldrá fortalecido o debilitado luego de su intervención en Villa Mascardi y las críticas que recibe? El “fuego amigo” es total y llega de todos los costados. En este marco, difícilmente algún ministro puede salir indemne.

Claudio Moroni, el último mosquetero albertista

Respecto a Claudio Moroni, su salida se enmarca en una larga pelea entre el ala albertista y el kirchnerismo. El ahora exministro de Trabajo era uno de los “funcionarios que no funcionan”, implícitamente señalado por Cristina en octubre de 2020. Desde aquel entonces, las críticas del kirchnerismo hacia el triángulo albertista Kulfas-Guzmán-Moroni fue en ascenso. Gran parte de la opinión pública supuso durante meses que el primer ministro que el presidente Fernández entregaría sería Moroni, por su menor importancia relativa. Sin embargo, la interna en el Frente de Todos primero se llevó puesto a Matías Kulfas y luego a Martín Guzmán, con Moroni resistiendo, hasta ahora. El último de los tres mosqueteros albertistas acaba de irse, confirmando el lugar de intrascendencia al que fue arrastrado el propio Alberto Fernández.

Moroni había quedado muy desgastado luego del conflicto con el gremio de los neumáticos (SUTNA), incluyendo (una vez más) fuertes críticas que recibió por parte del kirchnerismo duro.

El “Cuervo” Larroque, principal dirigente de La Cámpora junto a Máximo Kirchner, había dicho el martes pasado que “se llega por una impericia del área pertinente que es el Ministerio de Trabajo”, atribuyéndole toda la responsabilidad al funcionario saliente.

Juan Zabaleta, las organizaciones sociales y La Cámpora

La tercera salida es la de Juan Zabaleta, quien había llegado luego de la renuncia de Daniel Arroyo. En nuestra columna de la semana pasada habíamos advertido que estaba especulando con partir. Su gestión venía siendo cuestionada por el malestar que existen en las organizaciones sociales (por la pérdida del poder adquisitivo de los programas de asistencia, el congelamiento de nuevos ingresos y la mala calidad de los alimentos que reciben los comedores sociales). La erosión acumulada se había potenciado en los últimos días: su ministerio había quedado en el foco de la atención pública por los acampes recientes de la Unidad Piquetera frente a la sede de la cartera que conduce, en plena Avenida 9 de Julio.

Se suponía que el exintendente de Hurlingham, al contar con mayor peso político que Daniel Arroyo, experiencia en la gestión y una cercanía ideológica con los movimientos sociales, podría afianzarse en el cargo. Sin embargo, esto nunca terminó de suceder, e incluso tuvo que sufrir mayores dificultades que su antecesor, ya que su gestión coincidió en el último tiempo con el intento de ordenar las cuentas públicas, lo cual limitó su margen de maniobra.

Trabajo y Desarrollo Social son sillones calientes, independientemente de quienes lo ocupen, por el momento particular que vive la Argentina, marcado por la persistencia de la alta inflación, la pedida del poder adquisitivo, la incapacidad para generar empleo privado y el intento por recortar el gasto público.

Pero Zabaleta no se iría únicamente por los problemas que tiene en el ministerio, se entrecruzan también especulaciones electorales: volverá a Hurlingham para intentar evitar que La Cámpora avance con su plan de desplazarlo en su distrito. La agrupación kirchnerista le había permitido asumir en el ministerio con la idea de colocar a alguien propio en la intendencia a partir de 2023.

Sin embargo, antes que continuar en un ministerio en el que se desgasta día tras día, y en el que su capital político se licúa, prefiere volver al pago chico para conservar su bastión. Se sintetiza aquí la pelea del peronismo más tradicional de los barones del conurbano con el kirchnerismo que intenta avanzar territorialmente. De hecho, la confrontación en Hurlingham se adelantó porque su exintendente ocupaba un ministerio, pero enfrentamientos como este prometen replicarse en 2023 en otros municipios de la provincia de Buenos Aires. La puja entre Zabaleta y La Cámpora es el primer capítulo de una serie que recién comienza.

Con las salidas consumadas, el cristinismo aspira a colocar a alguien propio en la cartera de Trabajo (algunos mencionan que podría llegar Sergio Palazzo, jefe del gremio de los bancarios y diputado nacional) y la albertista Victoria Tolosa Paz suena como posible reemplazante para Desarrollo Social (¿tendrá que pasar el filtro de Cristina Kirchner o decidirá Alberto Fernández por su cuenta en un intento por mostrar que aún conserva alguna cuota de poder?). Sin embargo, también podrían surgir dos tapados. De hecho, el Frente de Todos se viene caracterizando por su improvisación o decisiones apresuradas al designar ministros y funcionarios en general, colocando a figuras que no creen en los valores del gobierno al cual pertenecen (como lo manifestó Gómez Alcorta o lo deja entrever Sabina Frederic, que sigue ocupando un cargo en Cancillería), tienen nula experiencia en el área (Juan Cabandié), sirven como rueda de auxilio apenas por unos meses (Daniel Scioli) o son “probados” incluso por menos tiempo (Silvina Batakis).

Tres ministros en tres días sin que nadie se altere y el gobierno siga con su (errático) curso. Los dirigentes que tienen territorios que conservar los prefieren por sobre la gestión nacional. Hay quienes ya presumen que Gabriel Katopodis (Obras Públicas) y Jorge Ferraresi (Desarrollo Territorial y Hábitat) también podrían dejar sus cargos para retornar a los municipios de San Martín y Avellaneda, en un intento por mantener sus municipios, tal como pretende lograrlo Zabaleta. El gabinete nacional ha ingresado en una etapa de intrascendencia, con una sola excepción: Sergio Massa, atrae toda la atención, mientras que el resto llegan y se van, acumulando más penas que glorias.

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