La trama secreta de "Carbón Blanco", la red de narcos que operaba en Santiago La trama secreta de "Carbón Blanco", la red de narcos que operaba en Santiago
El negocio fue redondo: cada kilo puesto en el mercado europeo está valuado en 45 mil euros. Sin embargo, todo se desmoronó después de una aparente distracción: en un galpón de Portugal donde escondían la droga antes de cruzarla en auto a territorio español, alguien olvidó 12 kilos de cocaína que luego encontró la Policía de aquel país.
ése fue el rastro que condujo a los investigadores al descubrimiento de lo que hasta ahora es la operación de narcotráfico más grande que se conozca en la historia argentina: 1.057,65 kilos incautados en tres contenedores, en Lisboa y en Buenos Aires.
La droga había salido del país escondida en bolsas de carbón desde la planta de la empresa Carbón Vegetal del Litoral, en Quitilipi, Chaco, y tenía como destino final las narices de los consumidores en zonas costeras de España. Dos contenedores fueron hallados en Lisboa el 8 y 13 de marzo de 2012 (380 y 520 kilos) y el último (158 kilos), en el puerto de Buenos Aires. Y el plan se vino abajo.
Los principales acusados en la Argentina por este caso son cinco, los cabecillas, pero el entramado incluye a decenas de personas. Según los investigadores del caso -tanto de la Argentina como de Portugal-, el abogado y empresario Carlos Salvatore (actualmente preso en Ezeiza) y el empresario Patricio Gorosito (quien estuvo radicado varios años en Santiago en un campo cerca de Suncho Corral, propiedad que aún posee) ocuparían la cúpula de esta organización criminal, que tras facturar cerca de 450 millones de euros en siete años habría contado con recursos para crear empresas fantasma, corromper funcionarios, comprar galpones y autos y contratar personal que se ensuciara por ellos las manos de carbón y de cocaína.
Los otros acusados son Juan Carlos Pérez Parga, Héctor Roberto y Rubén Félix Esquivel. Cada uno tenía un rol fundamental, según la acusación de los fiscales Federico Carniel y Carlos Amad en el juicio que se está desarrollando en Resistencia.
La sospecha es que a fines de 2010, Salvatore y Gorosito encontraron en Carbón Vegetal del Litoral, propiedad de Jorge Carlos Rodríguez (ya fallecido), una compañía "limpia" ante la Afip para continuar el trabajo. Convencieron al dueño de que era un gran negocio y formaron un equipo cuyas funciones se complementaban, según los investigadores. Pérez Parga era amigo de Rodríguez y había sido despachante de aduana. Es decir, que era el "burócrata" y se encargaba del trato con los agentes aduaneros en Quitilipi (sobre los que pesa la sospecha de connivencia). Esquivel era el capataz, "la conexión local": conseguía el carbón de los productores del interior chaqueño y de algunos sectores de noreste santiagueño, y coordinaba la infiltración de cocaína en bolsas de doble costura en los contenedores.
Salvatore tenía en Gorosito el socio ideal. Ex dueño del club de fútbol Real Arroyo Seco -que luego vendió a Rosario Central en una millonada-, este hombre "usó el mundo del fútbol como una pantalla" para moverse libremente por Europa, según el alegato del fiscal Carniel. De hecho, ante la prensa dijo ser testaferro de Julio Humberto Grondona, aunque luego frente a los jueces lo desmintió. l








