Designan 9.000 militares para patrullar Río de Janeiro durante el Carnaval Designan 9.000 militares para patrullar Río de Janeiro durante el Carnaval
En medio de una crisis que se prolonga desde fines del año pasado, el estado de Río de Janeiro enfrenta una perspectiva muy parecida a la que vivió Espírito Santo, la semana pasada, cuando los agentes de seguridad se retiraron de las calles y dejaron vía libre para el delito. Para detener el conflicto que se avecina, el gobierno de Michel Temer aceptó mandar las Fuerzas Armadas para custodiar las calles cariocas durante el carnaval. El ministro de Defensa, Raúl Jungmann, anunció que el presidente Temer autorizó el inicio del desplazamiento de 9 mil efectivos de las Fuerzas Armadas en puntos estratégicos de la ciudad de Río de Janeiro.
"No hay ningún tipo de descontrol, ninguna falta de recursos , no hay desorden" en la Policía Militarizada del estado de Río de Janeiro, aseguró Jungamann, quien se reunió con los altos mandos del Comando Militar del Este. Y agregó que "del 95% al 97% de los efectivos policiales" cumplen con sus funciones. La intervención militar fue solicitada a Temer por el gobernador carioca, Luiz Fernando Pezao, quien reconoció que hay "algunos problemas" para garantizar el patrullaje de la Policía Militarizada.
El gobernador había declarado el lunes que la presencia de las Fuerzas Armadas habría de prolongarse "hasta después del Carnaval", que concluye el 28 de febrero, con el último desfile de las Escolas de Samba en el Sambódromo Marques de Sapucaí. Cientos de miles de turistas, brasileños y extranjeros, son aguardados para participar en el carnaval de Río.
A pesar del pedido de Pezao, el ministro Jungmann informó que la estancia de las Fuerzas Armadas concluirá el 22 de febrero, pero que ese día puede iniciarse otro período de apoyo militar si la situación de la seguridad pública así lo amerita.
La semana pasada, el gobierno de Temer ya había enviado tropas al estado de Espírito Santo, al norte de Rio, ante una ola de saqueos y asesinatos que se desencadenaron durante una huelga policial que hasta ahora se prolonga parcialmente. La paralización comenzó el 4 de febrero y conllevó una ola de violencia y robos que dejó más de 140 muertos en Espírito Santo.








