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EL LIBERAL . Santiago

LA MEMORIA RECIENTE: GRANDES ACONTECIMIENTOS DESDE 1983

12/12/2021 04:10 Santiago
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LA MEMORIA RECIENTE: GRANDES ACONTECIMIENTOS DESDE 1983 LA MEMORIA RECIENTE: GRANDES ACONTECIMIENTOS DESDE 1983

Los argentinos comenzamos en 1983 un tiempo que llegó para siempre. Estos 38 años que han transcurrido y que constituyen una unidad para la historia, han sido definidos como la restauración de la República. Para el historiador es un desafío enfrentar la lectura de los hechos de los cuales ha sido testigo y sobre todo ha vivido con pasión argentina. Pero el paso de los años facilita tomar la distancia necesaria para poder presentar con perspectiva historiográfica los acontecimientos más relevantes y realizar un recorrido cronológico que permita recordar los hitos que marcaron esta época.

En 1983 comenzó el más extenso período de vigencia constitucional en el marco del voto secreto, obligatorio y universal. Fueron presidentes Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández, es decir nueve ciudadanos, de los cuales dos fueron electos en una Asamblea Legislativa, dos reelectos, ocho abogados y un ingeniero civil.

Es impresionante recordar que el 10 de diciembre de 1983 sólo vivían dos presidentes constitucionales anteriores: Arturo Frondizi y María Estela Martínez de Perón, y no es alentador que esa fue la última ocasión en que todos los primeros mandatarios vivos se fotografiaron juntos con el recién asumido Alfonsín. Un hecho destacable fue que los atributos del poder los recibió don Raúl de manos del último dictador Reinaldo Bignone, en una muestra de que la democracia se hacía cargo de la herencia, signo de madurez que no siempre es imitado. Una más amable convivencia entre quienes encabezaron el país por la voluntad popular es quizá la deuda más notable que la dirigencia política argentina tiene con la ciudadanía.

Entre 1983 y hoy fallecieron cuatro presidentes: el citado Frondizi en 1995, Alfonsín en 2009, Kirchner en 2010 y Menem este año. Viven hoy seis presidentes argentinos, entre ellos la más longeva en la historia constitucional argentina: Martínez de Perón, que actualmente reside en Madrid con sus casi noventa y un años. Trataremos hoy de recordar los más importantes acontecimientos de este tiempo de vida democrática, como una buena forma de festejar el hecho de que más de dos tercios de los ciudadanos argentinos han nacido bajo el imperio de la Constitución Nacional y que ya somos pocos los que hemos vivido bajo gobiernos de facto.

Los grandes acuerdos

Sin duda, estos años de democracia significaron adaptarse al permanente ejercicio de la  negociación política, que fue avanzando sobre algunos de los grandes problemas nacionales, lográndose resolver graves conflictos de vieja data con solvencia no exenta de tensiones. En la presidencia de Alfonsín, el primer radical que venció al justicialismo en elecciones sin ningún tipo de proscripciones, se produjo el debate por la aceptación de la propuesta papal de Juan Pablo II sobre las tres islas del Canal de Beagle; Lennox, Picton y Nueva y el mar adyacente, resuelto con el concurso de un plebiscito no vinculante que tuvo una abrumadora mayoría a favor de la firma del acuerdo de límites. Vale recordar que un solo gobernador de la oposición, el riojano Carlos Menem, apoyó la posición oficialista.

Los mismos protagonistas fueron los que gestaron el acuerdo institucional más importante de este ciclo histórico que sin duda fue el Pacto de Olivos. Si bien no es tarea del historiador imaginar que hubiera pasado si los hechos no hubiesen sido los mismos, la reunión en la quinta presidencial de los dos líderes partidarios que monopolizaron el poder en los quince años que siguieron a 1983 permitió que la reforma constitucional de 1994 se realizara en un clima de concordia y tranquilidad que no habría sido tal de no mediar la conformidad de los dos partidos que han dominado la política nacional en los últimos tres cuartos de siglo.

También hubo varias tratativas, negociaciones y consensos en el área económica durante los distintos gobiernos, pero es honesto reconocer que los resultados en esta área no han sido los esperados, y en ese aspecto no ha habido diferencias partidarias. Sólo hubo dos planes de estabilización de las variables económicas que tuvieron resultados inmediatos 

alentadores, el Plan Austral de 1985 y la Convertibilidad de 1991, pero los logros no se mantuvieron en el tiempo. La economía y sus consecuencias sociales constituyen la gran deuda pendiente en la vida de los argentinos.

Los vicepresidentes

Los presidentes elegidos por el pueblo fueron acompañados por los vicepresidentes Víctor Martínez, Eduardo Duhalde (el único vice que luego fue presidente), Carlos Ruckauf, Carlos álvarez, Daniel Scioli, Julio Cobos, Amado Boudou, Gabriela Michetti y Cristina F. de Kirchner (la única presidente que luego fue vice). Curiosamente los segundos de las fórmulas presidenciales fueron nueve, ya que ninguno fue reelegido, aunque sí dos presidentes (Menem y Fernández de Kirchner).

No deja de llamar la atención que varios vicepresidentes de la República dejaron sus cargos desde 1983. Las circunstancias fueron diversas pero vale la pena recordarlas. Los dos vices que acompañaron a Carlos Menem se convirtieron en gobernadores de la provincia de Buenos Aires: Eduardo Duhalde luego de su renuncia en 1993 y Carlos Ruckauf al terminar su mandato en 1999, aunque posteriormente renunció a la gobernación en 2001. En 2000 la renuncia de Carlos “Chacho” álvarez hirió de muerte la gobernabilidad de Fernando de la Rúa.

Hasta el Bicentenario se respetó la tradición consuetudinaria de una fórmula presidencial integrada por un presidente nacido en Buenos Aires y un vicepresidente nacido en el interior, o viceversa. Con la elección de Cristina Fernández de Kirchner y Amado Boudou, Mauricio Macri y Gabriela Michetti, y Alberto Fernández con F. de Kirchner la fórmulas sólo fueron bonaerenses. La relación entre la cabeza del Poder Ejecutivo y el presidente del Senado es un tema apasionante que ya hemos tratado en estas páginas de “El Liberal”.

La crisis de 2001

Hay consenso entre los analistas, los investigadores, los ensayistas y los historiadores que la crisis política, social y económica de 2001 es el momento más álgido de estos 38 años. Quienes hemos vivido ese cambio de siglo y también de ciclo, podemos recordar los aspectos más escalofriantes de aquel momento, pero es bueno rescatar algunas luces que se mantuvieron encendidas.Así como frente a los desafíos provocados por los cuatro levantamientos militares en 1987 (Semana Santa), 1988 (Monte Caseros), 1989 (Villa Martelli) y 1990 (Buenos Aires) y por el ataque terrorista de La Tablada (1989) el temor a la vuelta atrás fue aventado por la solidez de las instituciones y logró la continuidad del gobierno elegido en cada momento, sin duda el 2001 también hizo presente el miedo a la ruptura institucional.

Sin embargo, y en medio de una violencia desatada en las calles, sobre todo en la capital de la República, y ante la falta de respuesta del gobierno, las instituciones funcionaron. La renuncia del presidente De la Rúa fue aceptada según manda la Constitución y una Asamblea Legislativa eligió a quien lo reemplazó, el puntano Rodríguez Saá. A la semana vuelve a quedar vacante la presidencia y aplicando el mismo mecanismo el bonaerense Duhalde tomó el timón de la nave del Estado hasta 2003.

No fue poca cosa, y vale destacar que desde entonces todos los presidentes han terminado su mandato, no exentos de dificultades de gobierno. Una aclaración necesaria es que los presidentes de las cámaras legislativas nacionales que asumen el gobierno en medio de las crisis no son presidentes de la República, sino ciudadanos a cargo del Poder Ejecutivo Nacional hasta la elección de un presidente efectivo. Fue el caso de Eduardo Camaño y de Ramón Puerta, presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado respectivamente en 2001.

Los logros y las cuentas pendientes

Para este historiador recorrer los hechos recientes que tiene aroma contemporáneo no es sencillo. Incluso, me permito afirmar que se tiene una sensación de incomodidad porque pueden no ser compartidas las visiones sobre los acontecimientos vividos junto a muchos de los lectores en estos 38 años. Pero el ejercicio de encontrar los logros obtenidos por la sociedad argentina es estimulante para intentar resolver los problemas que permanecen.

La solidez de las instituciones argentinas es un hecho. Falta mejorar mucho en cuanto a los servicios del Estado para con los ciudadanos, desde la Justicia hasta la educación, pero no hay duda que hay conciencia social en que debe hacerse desde el estricto cumplimiento de la Constitución y las leyes.

El gran legado de Alfonsín fue la vuelta al estado de derecho, simbolizada en el recitado del Preámbulo de 1853. La herencia de Menem fue la audacia en la búsqueda de caminos novedosos para resolver viejos problemas. De la Rúa, a pesar de su fallido gobierno, permitió demostrar la solidez del esquema institucional. Y hasta hoy, las ideas de la alternancia y del imperio de la voluntad popular son patrimonio de todos los argentinos. 

La riqueza de este tiempo que representaun sextode la vida independiente del país no pretende ser resumida en este espacio. Quizá recordar al gran filósofo español José Ortega y Gasset, que vivió en la Argentina hacia la mitad del siglo XX y fue un gran admirador de nuestro pueblo, sirva para retomar el camino del progreso. Por eso me permito parafrasearlo diciendo que ha llegado el momento de actuar: “Argentinos, a las cosas”.Menos discusión y más acción. Así el futuro argentino cumplirá los sueños de los padres fundadores de 1810 y 1816, de los padres constituyentes de 1853 y 1860, y de los millones de argentinos que construyeron nuestra gloriosa nación, futuro que como sociedad debemos a nuestra historia.


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