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Homero Manzi, f i l ó s o f o d e l s e n t i r p o p u l a r

05/11/2021 22:00 Viceversa
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Homero Manzi, f i l ó s o f o d e l s e n t i r p o p u l a r Homero Manzi, f i l ó s o f o d e l s e n t i r p o p u l a r

H omero Nicolás Manzione, de quien este lunes 1 de noviembre se cumplieron 114 años de su natalicio, fue el quinto de los nueve hijos del matrimonio conformado por Luis Manzione, modesto hacendado, y ángela Prestera, entrerriana de Concepción del Uruguay.

Nació y se crio en Añatuya hasta los 9 años, cuando fue trasladado por su madre a Buenos Aires, mientras el padre permanecía trabajando en nuestra provincia, por lo cual la familia regresaba periódicamente de vacaciones.

De su infancia y juventud en el barrio de Pompeya (más adelante residiría en Lanús) datan su familiaridad con la cultura del arrabal porteño, su fanatismo por el Club Huracán y su afición al Hipódromo de Palermo. Sin embargo, también destacaba su filiación del interior y, en ocasiones, firmó con el seudónimo Arauco (“rebelde” en quichua), para enfatizar su afinidad con la identidad santiagueña.

Se propuso, desde todas las actividades que emprendió, llevar adelante un programa que tuviera en cuenta el sentir popular. No tuvo necesidad de administrar el talento en pequeñas dosis, se le dio entero. Además de creador de piezas memorables para el tango, fue director de cine, escribió guiones y fundó revistas. Fue dos veces presidente de Sadaic.

Infancia y rebeldía

Durante parte de su infancia transcurrida en el terruño natal se forjaría la indignación por las diversas formas de explotación, que luego haría explícita a través de su activa participación en los dos grandes movimientos populares del siglo XX: el radicalismo y el peronismo.

En Buenos Aires descubrió Boedo. Son los años de la primaria, en el pupilaje del Colegio Luppi, sobre Esquiú y Centenera, clavado en esa Pompeya de la cual los argentinos se iban a apropiar al guardar en su memoria el tango Sur. De esos paisajes se nutrirá para construir algunos de sus versos culminantes.

Poesía, literatura, docencia

La influencia que ejerce su hermano Luis lo lleva a dedicarse a la literatura, pues demostraba poseer tinta en las venas. La amistad con el padre de Cátulo Castillo (José González Castillo), lo ayudó a comprender los sentimientos del suburbio.

De él dirá en 1949: “algún día ancló en el barrio ese pesado andar de su talento, y los chicos y las mujeres y los ladrones y los estudiantes y los obreros supimos que Boedo había encontrado a su poeta, a su dramaturgo, a su inspirador, a su amigo”.

Activo, a los 14 años interviene en los teatros del barrio. A los 19 ingresa a la Facultad de Derecho, donde su poesía “Monólogo contra tu recuerdo” es publicada en la Revista Universitaria.

Ya su sensibilidad poética describía lo efímero de la vida, la irremediable nostalgia que nos produce el ayer, la necesidad del amor como reclamo inextinguible de la condición humana.

Luego incursionaría en la docencia, desempeñándose como profesor de Literatura e Historia en los colegios nacionales Mariano Moreno y Domingo Faustino Sarmiento hasta 1930, donde por ser afiliado a la UCR, debido a su apoyo militante al derrocado Hipólito Yrigoyen y por su rol activista de la Reforma Universitaria, el gobierno de facto de José Félix Uriburu lo encarceló y lo expulsó de ambas cátedras.

Exonerado de sus responsabilidades docentes, para subsistir se dedicó al arte: organizó una compañía de danza con la que salió de gira por el interior del país, por Chile y por Perú. En 1937 se casó con Casilda Iñíguez Vildásola, madre de su único hijo Acho.

Periodista

A fines de 1937 y principios de 1938 deciden recorrer Santiago del Estero dos cronistas que profundizaban sobre la realidad argentina de aquel entonces: Homero Manzi y Roberto Arlt, el primero como redactor de la revista Ahora y el segundo, como enviado especial del diario Crítica.

Los artículos de Manzione son tres notables documentos sociales. La última nota aparecerá el 7 de enero de 1938, dejando así un testimonio de aquella Argentina continental de 1937-38.

Dentro de su incursión en las filas del periodismo, trabajó en revistas como Micrófono y Radiolandia; colaboró en los diarios Crítica, El Sol y El Combate, y en las revistas Línea y Ahora.

Folclore, milonga y tango

Al folclore se acercó por amistad con su comprovinciano Andrés Chazarreta. Escribió Manzi: “El folclore argentino es un tesoro derramado por los campos, acunado con amoroso acento por las gentes humildes de la campaña”. Luchó siempre con entusiasmo y tozudez por la consolidación de una cultura nacional de raigambre latinoamericana.

El renovado contacto con los géneros folclóricos lo estimuló, junto con Sebastián Piana, a revalorizar el alicaído género de la milonga. Su Milonga del 900 (1932) marcó la renovación del género, al que aportó una complejidad poética sin precedentes; la Milonga sentimental, poco posterior, fue grabada por Carlos Gardel.

En 1941 compuso el tango Malena, con música de Lucio Demare, según todos los indicios inspirada en y dedicada a Nelly Omar; y en 1948 compuso Sur, con música de Aníbal Troilo. Con su aguda mirada, pudo plasmar en ritmo poético el pulso de la Buenos Aires que supo brillar hasta la mitad del siglo pasado.

Filosóficamente popular

La poética surgida de la cultura popular sintetiza tradiciones, caracteres y memoria de un país. En sus manifestaciones se presentan con mayor nitidez los rasgos de la identidad de un pueblo. Pero deben diferenciarse las nociones de “popular” y “popularidad”.

El escritor García Canclini, en su libro “Culturas híbridas”, afirma que la noción de popular construida por los medios sigue la lógica del mercado donde popular es lo que se vende masivamente, lo que gusta a multitudes, el contacto simultáneo entre emisores y receptores.

El tango de Manzi es cultura popular, pero profunda y filosófica. Sus poemas se sienten hondo, muy hondo. Tal vez enmarcando nuestra propia historia, todos llevamos en el recuerdo aquella “melena de novia”; todos fuimos aquel que Manzi descubre “recostado en la vidriera… esperando”; quién no contempló “las lunas suburbanas”; quién no caminó “sin querellas” tomado de la mano de algún amor.

Manzi veía avanzar la modernidad de la época sobre esos barrios donde moldeó su visión y pensamiento, viviendo sus mutaciones. Por eso tradujo en poesía su magistral Nostalgia de los barrios que han cambiado. Y rebautizó a su pueblo Aña-Mía, reafirmando el amor al pago chico y las raíces grandes.

“Me he impuesto a la tarea de amar todo lo que nace del pueblo, de amar todo lo que llega al pueblo, de amar todo lo que escucha el pueblo”, dijo. Esa fue su biblia para luchar contra los colonialismos de todo tipo.

Estilo

En cuanto al lenguaje poético, usa casi en forma casi exclusiva expresiones de nivel culto, coloquial y familiar, utilizando muy poco el lunfardo o palabras consideradas vulgares. Ciertos recursos sugieren el modo de sentir, de valorar, de imaginar del autor, y se traducen en la emoción, la fantasía y los deseos que trasuntan sus versos.

Así surgen imágenes, comparaciones, metáforas, apóstrofes, personificaciones, es decir, recursos semánticos que se relacionan con la significación, o sea la connotación. El mejor ejemplo es el tango Malena, con un lenguaje lleno de comparaciones, personificaciones y metáforas funcionales, o sea expresar una idea con el signo de otra con la cual tiene cierta analogía.

Su dupla con Aníbal Troilo significó uno de los hitos del tango. Es uno de los binomios históricos del género, de esos que se citan rapidito al estilo Gardel y Le Pera. Sin embargo, apenas colaboraron juntos como autores en seis ocasiones.

Malena

Con Malena, Manzi brindó uno de los tangos más perfectos de todos los tiempos. Alrededor de la protagonista se tejieron mil y una historias, como corresponde a la tradición del género. Que fue Azucena Maizani (la primera en grabar el tango), que fue Mercedes Simone, que fue alguna corista del Maipo, que fue una cancionista a la que Manzi escuchó en algún cabaret de México, o quizá en un café de Porto Alegre, Brasil…

Sin embargo, la versión que parece más fuerte apunta a Nelly Omar, con quien Manzi mantuvo durante años una pasional relación. La misma Nelly, antes de morir, admitió lo que durante años fue un secreto compartido por amigos: “Yo soy Malena”.

Nelly Omar fue tan militante política como Homero. Amiga íntima de Eva Perón desde 1940, grabó en 1951 “La Descamisada”, con la orquesta de Orlando Marafiotti, que se convirtió en el himno de batalla de las mujeres peronistas, y “Es el Pueblo”, con el coro de Fanny Day.

Cuando en 1955 llegó la llamada “Revolución Libertadora”, tristemente conocida por sus crímenes como la “Revolución Fusiladora”, Nelly sufrió duramente la persecución, lo mismo que tantos otros artistas. Se le prohibió cantar en radio y TV, en una censura que duró 18 años en los que, para conseguir trabajo, debió radicarse, sucesivamente, en Uruguay y Venezuela. 

Jauretche y FORJA

Para Arturo Jauretche, “Homero era una mezcla curiosa de porteño de barrio, de intelectual con arrastre provinciano, santiagueño y campero, dando el tipo de hombre argentino integrado al servicio del pueblo”.

Se conocieron en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Se hicieron amigos y compinches políticos por compartir el mismo ideario yrigoyenista. Sus encuentros para profundizar conceptos se sucedían en el café Dante de Boedo, en el bar El Aeroplano, en la peña Pacha Camac y en la librería de Munner.

Llegado el momento del compromiso, se encuadraron en la resistencia contra la dictadura de Uriburu y contra el gobierno usurpador del general Justo. El 29 de junio de 1935 deciden renovar y profundizar el credo yrigoyenista construyendo una nueva forma de organización: nace la Fuerza Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), criticando activamente la política del gobierno durante la llamada Década Infame.

Profuso

Durante esos años calientes redobló su producción literaria, e incursionó en el cine. Ya había musicalizado algunas películas, pero produjo varios guiones, entre ellos el de Nobleza Gaucha-la película muda de más éxito de la historia del cine argentino-.

Adaptó también para el cine, en colaboración con Ulyses Petit de Murat, la novela La Guerra Gaucha, en 1942.Ese año fundó la productora Artistas

Argentinos Asociados, empresa que llegó a ser uno de los pilares de la cinematografía nacional.

El peronismo

Decidió acercarse al peronismo, por lo cual fue expulsado del radicalismo. El 16 de diciembre de 1947 pronunció un discurso en horario central por Radio Belgrano, en el cual entre otros conceptos afirmó que “Perón es el reconductor de la obra de Yrigoyen”.

Perón convocó al esfuerzo argentino, y Homero Manzi se unió a él. Cultivó también una fuerte amistad con Evita, con quien tenía en común su pasión por las reivindicaciones sociales, y que ambos provenían del ambiente artístico.

Revolucionario

Dice Osvaldo Vergara Bertiche: “vino del interior a darnos la cultura de la poesía, del tango y de todo lo que significa un sentimiento nacional: la integración del país mediante su propia expresión social. Manzi fue un revolucionario”.

Norberto Galasso aporta: “el autor de tangos que se convirtieron en verdaderos himnos porteños, fue también un orador de barricada que se pronunció siempre a favor de los más humildes. En el arte y en la vida caminó por la vereda de lo popular”.

Felipe Pigna apunta: “aquel poeta excelso que calificaba a la piel de una muchacha como magnolia que mojó la luna, era capaz de transmutar en orador de combate erguido sobre cajoncitos de cerveza en una tribuna esquinera”.

Fallecimiento

El 3 de mayo de 1951, con apenas 43 años, falleció de cáncer en Buenos Aires. Lo lloraba un pueblo. La calle de la Sala Velatoria resultó estrecha para contener tanto afecto anónimo y popular, para desparramarse junto a la madre, estoicamente plantada para despedir al hijo.

Una voz tremante dijo en aquella despedida, el símbolo con que se cerraba la vida de Homero Manzi: “Esas flores que ha mandado Perón, son las mismas que de haber vivido hubiera mandado Yrigoyen para honrar su devoción a las causas populares”.

Era Jorge Farías Gómez. Y un adiós quedó flotando en el espacio perdido tras aquella tumba, al dejarle en su afecto Arturo Jauretche, aplicadas a él, las estrofas de su verso: “Varón, pa' quererte mucho…”. Aníbal Troilo lo despidió con un tango extraordinario: Responso. Absolutamente conmovido, acercándose al féretro le dijo: “hermano..!”. Y no pudo continuar.

Ninguna palabra es más justa, que la que brota del corazón. Obra viva Hay tangos que son emblemas, a tal punto que sus nombres se han vuelto metonimias.

Decir Malena y decir Sur es decir tango, y el sentido se fija en la Argentina. Sus letras son muy populares, se tararean de memoria, y sin embargo no son nada fáciles en el sentido jinglero al que nos acostumbró la industria de la música: expresan una hondura poética sin atajos.

Homero Manzi fue el hombre que las escribió. Su figura, tanto como creador de inolvidables tangos como por su rol de militante activo durante aquel proceso de profundos cambios políticos y sociales transcurridos en el país, es de consular dimensión.

Su obra marca guarismos sobresalientes, y enciende las luces de la ciudad donde inmortalizó en una esquina, todas las esquinas. Muchas escuelas, plazas, centros culturales, barrios, avenidas y calles del país llevan su nombre.

Maestro que enseñó sin tomar examen, la cultura popular lo tendrá siempre como uno de sus más notables intérpretes. l


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