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EL LIBERAL . Santiago

RINCONES SANMARTINIANOS EN LA ARGENTINA LA CASA NATAL QUE NO ES LA VERDADERA

27/02/2022 04:05 Santiago
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La conmemoración histórica es fundamental para la conservación de la identidad de un pueblo y la consolidación de una nacionalidad. En estos tiempos de realidades líquidas y de poco afecto por el pasado, la preservación de los lugares vinculados a hombres y mujeres trascendentes y los espacios en los que los grandes hechos han transcurrido es una indelegable tarea de las sociedades que pretender cimentar su futuro en las tradiciones y circunstancias que les dieron origen.

La certera frase del presidente argentino Nicolás Avellaneda es una inspiración concreta para la acción de quienes tienen la responsabilidad del patrimonio material e inmaterial de la historia nacional. Decía el tucumano que: “Los pueblos que olvidan sus tradiciones pierden la conciencia de su destino; mientras que los que se apoyan sobre tumbas gloriosas son los que mejor preparan su porvenir”. No cabe duda que tradición e historia se consolidan cuando los hitos materiales que forman parte de la antigua materialidad se mantienen en un estado de conservación que muestra el respeto de los ciudadanos por su valor.

   La Argentina ha desarrollado, sobre todo durante el siglo XX, instituciones públicas vinculadas a la preservación y restauraciónlos monumentos históricos, en los tres niveles estatales, así como algunas iniciativas del ámbito privado. La suerte ha sido diversa y es deuda el establecimiento de una política de estado global e inter-disciplinaria, que se sustente en el tiempo para que la memoria del pasado sea completa y la participación de todos los actores interesados sea orgánica. Los avatares económicos del país han impedido, muchas veces, llevar adelante una estrategia coherente y sostenida para que el patrimonio histórico argentino se mantenga en pie de la mejor manera.

   La figura señera del Libertador José de San Martín está representada en sus hitos históricos a través de una notable lista de lugares y monumentos, que van desde el pueblo jesuítico donde nació en 1778 hasta el departamento alquilado donde murió en 1850. Vale destacar que existen aún lugares donde el “Señor de los Andes” permaneció sin que se haya ordenado señalización y mantenimiento correctos, como también monumentos evocativos construidos posteriormente. Vamos a dedicarnos hoy a los sitios patrimoniales donde transcurrieron algunos hechos trascendentes de la vida del correntino en el territorio nacional.

La casa natal de Yapeyú. Polémica actual por su ubicación

El relato histórico argentino ha establecido canónicamente que José Francisco de San Martín, hijo de Juan de San Martín y Gregoria Matorras, ha nacido en el antiguo pueblo jesuítico de Yapeyú el 25 de febrero de 1778. Desde la ciencia histórica es imprescindible hacerse cargo de las polémicas desatadas alrededor de este hecho. En primer lugar, hay que recordar que los portugueses del Brasil, en los tiempos de la guerra de la independencia argentina, se dedicaron a arrasar todo el sistema de viejas misiones jesuíticas y eso provocó la destrucción de Yapeyú en 1817, con la consiguiente pérdida de la documentación que avalaba el nacimiento de San Martín allí, desastre contemporáneo al momento en que el Libertador llega a la cuesta de Chacabuco para lograr su primera gran victoria en América.

Ha sido más conocida la discusión sobre la paternidad del niño yapeyuano planteada por las investigaciones no concluyentes de los historiadores Hugo Chumbita y José Ignacio García Hamilton, que sostienen que el verdadero padre fue Diego de Alvear a través de su relación clandestina con la india guaraní Rosa Guarú, a partir de ciertos indicios promovidos por los descendientes de Alvear a principios del siglo XX, algo que no podrá determinarse con certeza hasta tanto se hagan los estudios biológicos de comparación de ADN que confirmen o desechen esta hipótesis.

En la década de 1930, al inicio de un programa extenso de recuperación de monumentos históricos, se construye un templete para proteger las ruinas que se designan como casa natal de San Martín en Yapeyú, reubicando piedras que podrían no haber pertenecido a este edificio derruido. Desde entonces fue el centro de los actos conmemorativos del natalicio de don José Francisco, donde incluso existe un destacamento del Regimiento de Granaderos a Caballo.

La gran investigación del cineasta y documentalista Sergio Raczkoha puesto al descubierto el error cometido a principios del siglo XX cuando se estableció la ubicación de la casa natal del Libertador. Raczko es el realizador audiovisual del Estudio de Video “Roque González de Santa Cruz” de la Compañía de Jesús, y ha dedicado gran parte de su vida profesional al registro del patrimonio jesuita americano material e inmaterial, y la recopilación de testimonios personales de gran valor,Hoy se puede afirmar que las ruinas ubicadas en el templete pertenecían a las casas de indios, y que el antiguo teniente gobernador Juan de San Martín en realidad vivió en 1780 en los abandonados colegio y residencia de los jesuitas, expulsados de Yapeyú en 1767, a unos ciento cincuenta metros del actual espacio conmemorativo.

Es interesante descubrir que la historia y el patrimonio deben seguir siendo estudiados sin ningún preconcepto, incluso poniendo en duda los lugares comunes que no se acostumbra  cuestionar. Siempre que se aplique un serio método científico, podemos afirmar que no existe una verdad histórica definitiva en tanto sigan apareciendo elementos novedosos que no hayan sido abordados hasta el presente. El hecho de descubrir que un lugar considerado sagrado durante más de un siglo no sea el verdadero testigo del hecho que lo sacraliza no hace más que confirmar que se debe ser fiel a los documentos, las fuentes y los métodos de abordaje del patrimonio histórico.

El campamento de El Plumerillo

Al norte de Mendoza, en el departamento Las Heras, se conserva un terreno de alta significación histórica que es una parte sustancial del campamento de El Plumerillo, donde se preparó el Ejército de los Andes entre 1814 y 1817, y desde donde partieron las tropas rumborumbo a Chile. A unos 1500 metros se ubica también una capilla construida luego del terremoto de 1861 que destruyó Mendoza, en el mismo sitio donde se levantaba el oratorio al que asistía regularmente San Martín con su Estado Mayor en la estanzuela de Segura.

El llamado “Campo Histórico El Plumerillo” es hoy un museo que abarca unas cuatro hectáreas de las cincuenta que conformaban el predio original y es una correcta evocación del campo de adiestramiento de más de cinco mil hombres. Al iniciarse su restauración sólo quedaban algunas paredes de adobe de los ranchos utilizados como vivacs y como barracas, y hoy el espacio permite reconstruir con fidelidad la austeridad y la organización de aquella notable maquinaria militar creada por San Martín.

Fue declarado lugar histórico nacional en 1941, cuando comenzó su tarea la Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos creada por la inspiración del ilustre argentino Ricardo Levene, y hoy también se ha convertido en la tumba del general John Thomond O’Brien, un irlandés que peleó bajo las órdenes de San Martín en las campañas de Chile y del Perú, siendo su ayudante de campo en esos años.

La celda dominica en San Juan

Pocos son los rastros coloniales que han quedado en San Juan luego del terremoto del 15 de enero de 1944, que acabó con la ciudad y significó la muerte de unos diez mil habitantes de la capital cuyana. Sin embargo, y por esos milagros inexplicables, se conservó parte del claustro del convento de los dominicos, ubicado a poco más de una cuadra de la casa natal de Domingo Faustino Sarmiento. De esa construcción colonial se mantiene en pie la “Celda de San Martín”, monumento histórico nacional.

El 9 de julio de 1815 el gobernador de Cuyo llegó hasta San Juan para mantener una serie de reuniones para consolidar el camino de la revolución. Al igual que Manuel Belgrano en sus viajes al norte argentino, San Martín se alojaba en los conventos de la Orden de los Predicadores. En esa casa religiosa le fue ofrecida una celda (habitación de los frailes) donde sostuvo conferencias con José Ignacio de la Roza, considerado el primer gobernador de San Juan, fray Justo Santa María de Oro y Francisco Narciso de Laprida. Como consecuencia de esta visita los dos últimos fueron designados como diputados sanjuaninos al Congreso de Tucumán, que declaró la independencia de las Provincias Unidas exactamente un año después.

Hasta el siglo XXI se conservaba el mobiliario original en su ubicación dentro de ese extraordinario espacio histórico, pero una acción de museología llevada a cabo por autoridades nacionales, sin el adecuado consenso de las entidades históricas sanjuaninas, provocó un insólito conflicto que concluyó con el retiro de otros objetos sanmartinianosque se ubicaron en una instalación militar.

Otros lugares

Queda para más adelante el recorrido por los otros muchos espacios de relevancia histórica que la vida del Libertador ha dejado sembrados por el mundo: en nuestro país, en Chile, en Perú y enlos países europeos que transitó durante su exilio final. Siempre queda mucho por hacer y el patrimonio sanmartiniano se muestra infinito para su conservación y de su restauración para el disfrute de las generaciones de argentinos que nos sucederán en el camino de la vida. El impulso que ha cobrado la posible declaración de las Rutas Sanmartinianas como Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad por parte de la UNESCO, organismo cultural de la Organización de las Naciones Unidas es un aliciente que muestra un camino interesante para la valoración de la historia material argentina.


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