La poesía de Leticia Auat La poesía de Leticia Auat
que proyecta un fina, pero filosa
voz cuando le toca tejer sus versos. Así
lo demuestra en “Cornisas del Alma”,
su primer libro publicado; una especie
de antología de poemas escritos durante
su adolescencia y primera juventud.
Psicóloga de profesión, a Leticia la
podríamos situar dentro de la generación
de escritores jóvenes. En cuanto
a su actividad cultural, realiza gestión
educativa a través de la Asociación Civil
Aperto Libro, de la que es fundadora
y actual presidente.
Auat además participó en diferentes
eventos artísticos y culturales. Afirma
que el arte es el lugar más íntimo
de resistencia, incluso al sentido. Actualmente
está explorando otros géneros
como la narrativa, el relato y la
crónica.l
Poema de domingo
Dejarte en la soga
tendido al sol
como si no importaras.
Esperar que el viento trabaje
y sobre tu trama
imaginar tu regreso,
para colgar otra vez
nuestras fotos felices.
Con el cuadro en la mano
martillo los clavos.
Y los dedos sangran
como muñeca de utilería
que un mago cortará con una espada
pieza por pieza.
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Tarde de verano
Muerdo tu corazón de arena.
Desgrano tu sangre en mi boca,
tus nervaduras con mi lengua.
Tu sabor es frío y hermoso
como un helado en verano
Dulces tajadas
en las manos roñosas de un muchacho
se ofrecen en las esquinas con letras blancas
de tiza
-Sandía dos por treinta pesos- dicey
otras manos te eligen del montón.
Te quedas quieta para que observe tus líneas
y adivine el punto exacto de tus días.
El cielo ahora es rojo y llueve.
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I
Vas por las aguas del norte
hasta el faro final.
Vas hacia el frio
más allá del canal.
En los glaciares de oro blanco
haremos un cuenco
para esconder nuestros hijos.
Los ancestros los buscan
con pinzas de cangrejos,
como si fueran los huevos huérfanos
de una especie que volvió al mar.
II
Te veo a través del agua.
tu pelo -extensiones de medusay
tu sonrisa monstruo,
se mueven lento hacia mí.
Tu instinto de león huele mi sangre
y mis dedos en tu melena
como a un niño que hay que perdonar
III
Colores primarios
se mueven lento hacia mí.
Y la tricoteuse ovilla la sangre
como un ofrenda de navidad.