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Abordaje ecológico funcional de los trastornos del lenguaje y la comunicación

27/09/2017 09:34 Santiago
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Abordaje ecológico funcional de los trastornos del lenguaje y la comunicación Abordaje ecológico funcional de los trastornos del lenguaje y la comunicación

Contextualizado en el abordaje actual de salud-enfermedad, la perspectiva de derechos humanos permite considerar a las personas con discapacidad como individuos que necesitan diferentes servicios para gozar de una situación que los habilite para desempeñarse como ciudadanos activos y participantes. El abordaje de los trastornos del lenguaje acompaña este cambio de paradigma, pudiendo abandonar el concepto de rehabilitación (habilitar una función deficiente) para tomar un enfoque ecológico-funcional que prioriza la calidad de vida del sujeto, y en consecuencia la comunicación, la inclusión social, la integración escolar y la optimización de las fortalezas individuales.

Desde esta mirada, se define a la comunicación como “todo comportamiento verbal o no verbal (sea intencional o no intencional) que influye en el comportamiento, las ideas o actitudes de otro individuo” (DSM V). Por lo tanto no es indispensable el lenguaje tal como lo conocemos cotidianamente, para que exista la comunicación. Es posible y válido comunicarse mediante señas, gestos, sonidos no lingüísticos, señalamiento de figuras u objetos, etc.

Cabe recordar que el lenguaje es una función específicamente humana, altamente compleja, que se relaciona con otras funciones cognitivas (percepción, atención, memoria, análisis de la información visual y auditiva, etc.), se desarrolla gracias a dispositivos innatos y que puede ser influido en su desarrollo por múltiples factores (sociales, emocionales, neurológicos, anatómicos, etc.). Y es, además, una de las funciones cognitivas que permite el desarrollo de la inteligencia, el control de la conducta, la resolución de problemas y la representación.

Ahora bien, la consulta fonoaudiológica sobre los trastornos de la comunicación y el lenguaje se inician en la detección de síntomas en el consultorio pediátrico, el jardín maternal e incluso en la escolaridad formal. A partir de los dos años de vida del niño suelen realizarse las primeras consultas.

El diagnóstico específico queda en manos del licenciado en Fonoaudiología, que mediante prácticas adecuadas logra identificar la naturaleza del trastorno de la comunicación, indicar la intervención que considere pertinente y anticipar el pronóstico, siempre condicionado a la evolución que presente el niño y su contexto. Entre los trastornos de mayor prevalencia, podemos mencionar:

• Retraso simple del lenguaje, caracterizado por una adquisición enlentecida del lenguaje, siguiendo los parámetros del desarrollo típico.

• Trastorno específico del lenguaje, caracterizado por una adquisición lenta y atípica del lenguaje, que puede incluir alguno de los niveles del procesamiento lingüístico (semántico, léxico, fonológico o pragmático).

• Trastorno del espectro autista, caracterizado por un trastorno primario de la comunicación e interés social, donde el trastorno del lenguaje es consecuencia del anterior.

Nos parece importante aclarar que no siempre es posible identificar causas orgánicas o funcionales de los trastornos del lenguaje y la comunicación. Muchos de estos niños tienen valoraciones neurológicas normales y estudios funcionales neurológicos con iguales resultados. Sin embargo, el diagnóstico es clínico (fundamentado en la sintomatología persistente del sujeto) y el inicio de la terapia adecuada es clave para definir el pronóstico.

En relación a la terapia, debemos decir que es fundamental el abordaje en manos de profesionales especializados, con una modalidad adecuada a la relevancia del trastorno. Marc Monfort, logopeda español, destaca que la intervención debe ser:

• Precoz: en cuanto antes se detecte el retraso y se inicie el tratamiento, mayores son las posibilidades de recuperar el lenguaje y de disminuir situaciones negativas.

• Intensiva y prolongada: el tratamiento de un trastorno del lenguaje y la comunicación es siempre largo y requiere dos o tres sesiones semanales, en ocasiones de fonoaudiología y otras disciplinas (psicología o psicomotricidad por ejemplo).

• Priorización a la comunicación: aunque se trate de una patología específica del lenguaje, siempre el abordaje de la comunicación será nuestro primer objetivo. Esto ocurre porque el lenguaje aparece para satisfacer una necesidad humana de comunicación, y si no está presente la iniciativa de comunicarse, el lenguaje no tendrá razón de ser.

• Inclusión de la familia y otros contextos cotidianos al proceso terapéutico: implica escuchar, contener y asesorar a las personas que se relacionan cotidianamente con el niño, de modo que se puedan generalizar aquellas estrategias que facilitan la comunicación y la evolución del trastorno.

Además los terapeutas debemos plantear para el abordaje de los trastornos de la comunicación y del lenguaje terapias de características multisensoriales, potenciando las capacidades de cada paciente, respetando las etapas del desarrollo típico y brindando estrategias de comunicación no verbal. El abordaje temprano con el uso de recursos no verbales permite el desarrollo del pensamiento, la organización de la conducta, y a su vez permite que la persona se mantenga comunicada en los diferentes contextos en los que se desarrolla. El uso de estrategias no verbales de comunicación no implica dejar de lado la palabra, sino brindar recursos que le permitan comunicarse hasta tanto aparezca su lenguaje oral.

Con esto debemos desmitificar que los niños que no hablan son “vagos” para hablar y que si señala o utiliza gestos para comunicarse nunca hablará. Está más que probado que el niño que no habla es porque “no puede”, basándonos además en que el desarrollo del lenguaje no es una cuestión de “voluntad”, de “querer o no querer hablar”. Esto debería ser un primer signo de alerta, como el que no nos mire cuando le hablamos, que no responda a lo que le pedimos o cuando lo llamamos, o que hable con un lenguaje ininteligible y que por estas dificultades en la comunicación realice berrinches y que no logre regular la conducta. Esto debería llevarnos a realizar una consulta lo más temprana posible para que, en el caso de haber alguna dificultad pueda realizarse un diagnóstico presuntivo e iniciar la terapéutica adecuada.

Este abordaje, que no es nuevo, ya que se inicia en el año 2002, se basa en lograr una mejor calidad de vida tanto de la persona con discapacidad y de su familia en los diferentes contextos en los que se desarrollan.

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