Maximiliano Guerra y su eterna vuelta a Santiago

Entrevista exclusiva de EL LIBERAL

Para los santiagueños siempre es un placer verlo danzar a Maximiliano Guerra. él lo sabe.

Por eso aceptó participar anoche del recital gratuito “La estrella azul”, que se realizó en La Banda, en el marco del Plan Nacional Igualdad Cultural, y que compartió con muchos otros artistas en una suerte de inicio de la semana Carabajal.

Allí bailó chacareras con los Saavedra. Pero a Guerra le gusta volver cuando se siente querido y valorado por el público.

El 5 de septiembre retornará a la provincia para reponer su versión de Carmen, la obra con la que debutó como primer bailarín cuando tenía 16 años y que adaptó pensando en su esposa Patricia Baca Urquiza.

“La obra ya se vio en Santiago, los que quieran volver están invitados, y los que no pudieron tendrán en septiembre una nueva oportunidad”, invita Maximiliano.

¿Cuál es el secreto de Carmen para atrapar al público?

El secreto de Carmen yo creo que es su propia personalidad, está en el inconsciente colectivo de todo ser humano. Todos tenemos un poquito una Carmen adentro, que es tratar de vivir en libertad, cumplir nuestros deseos, hacer lo que realmente nos gusta. Después lo que tiene como obra austera, que contó un cuento desde un lugar actoral con danza clásica, evidentemente quedó grabado muy fuerte en la memoria de la gente.

¿A vos personalmente qué te aporta de Carmen?

Es una obra que vengo bailando desde que tengo 16 años. Fue el primer rol de primer bailarín que hice, fui José en Carmen.

Lo bailé en Japón, en distintos lugares del mundo, para distintas versiones, así que hacer la mía, escribir la mía y para Patricia (su mujer), evidentemente tiene una carga emotiva muy grande.

Con música de Bizet y basada en la novela del francés Prosper Mérimée, que vio su primera versión danzada por el coreógrafo cubano Alberto Alonso, la puesta en escena, adaptada y dirigida por Guerra, revela las contradicciones esenciales entre la personalidad rebelde de Carmen y las condiciones de su época representadas por los personajes que la rodean.

En el prólogo del libro, cuando le preguntan a Don José cómo es Carmen, la describe como una gitana, con su pelo negro y labios rojos que seducían hasta a las flores. Si bien la obra está pensada y guionada para Patricia, la bailarina no podrá ocupar aún el papel de Carmen. “Está muy bien de salud (sufrió un infarto en plena función en el 2011), ya volvió a los escenarios, pero todo será pasito a pasito”, aclara Maximiliano.

¿Creció el interés del público por la danza clásica?

Yo creo que es un trabajo de muchos años, de caminar, de llevar la danza a todos lados, a muchos lugares grandes, pequeños, medianos. Es un trabajo de mostrar que la danza clásica también puede ser popular, de cada uno; que no es difícil de disfrutar, que sólo hace falta sentarse y observar y recibir emociones, y movimientos, y dibujos en el espacio.

¿Cuál es tu público?

Tenemos un público de danzas clásicas renovadísimo. Tenemos un margen de edades que va de los 7 años a los 90. Viene todo el mundo. Haber conseguido eso es muy importante.