Metegol, un gol de media cancha de Campanella Metegol, un gol de media cancha de Campanella
La idea del club, de la sociedad civil unida, vuelve de la mano de Campanella.
El cineasta vuelve también sobre el tema de la pasión: “La pasión es un lugar recurrente, por ahí a medida que uno tiene las necesidades básicas cubiertas, digamos que primero hay que vivir. Le estoy dando más lugar a lo coral y a la pasión. Es cierto: la pasión es un tema recurrente”, explicó acerca del filme con voces de doblaje de David Masajnik, Horacio Fontova, Pablo Rago (en la foto con Campanella), Miguel Angel Rodríguez, Fabián Gianola, Osvaldo Príncipi y hasta Campanella.
“Uno no es consciente cuando está haciendo una película cual es el tema recurrente. Hace cosa de un ano y pico me di cuenta de que influencias o semejanzas tiene, en cuanto a contenido espiritual, con Luna de Avellaneda, cosa que yo no era para nada consciente hasta que volví a verla diez años después y lo descubrí”, dijo.
Y agregó que “La pasión está presente, y quienes estamos detrás de Metegol no lo hicimos para satisfacer a nuestras familias. últimamente ese tema está como más afuera. En ‘El mismo amor, la misma lluvia° era el amor frustrado y como que la demostración de la pasión empieza a surgir tangencialmente en El secreto y ahora es el eje.
Según el cineasta ganador de un Oscar “El tema de la relación del individuo con la comunidad que era el eje de ‘Luna de Avellaneda’, es decir que además de ser una suma de individuos, somos comunidad, que ninguna de las dos cosas se pierdan una en la otra. La pasión se convierte en un tema importante”.
“Estábamos con muchas dudas, y mientras el problema se resuelve, aparecieron muchos otros personajes animados pero además la fundación liderada por la comunidad. Pensé que era un lugar importante para dibujar crear situaciones muy especiales como la nueva estatua fundacional con los graciosos y queribles personajes del pueblo héroes a pesar de todo”. Reconoce.
Para Juan, “no solo está la idea del club que se pierde sino la del café. Había una similitud consciente con lo que estamos viviendo en el personaje de Amadeo, que nunca relacione, pero hace cosa de un año y medio me dije ‘la pucha es casi el mismo viaje de Luna de Avellaneda’, pero en una situación distinta”.
Otra obsesión son “los parques de diversiones de nuestra infancia, esos que siempre aparecían, alguno con seis o siete jueguitos, eso es de los que todavía quedan algunos con máquinas oxidadas, en un presente raro, en un barrio de Buenos Aires”, explica.
“Cuando nos pusimos a pensar en la arquitectura nos pareció que debía ser un poco más urbana, con una recova como la del bajo porteno, y nos viene bárbaro que sea una arquitectura con la de Buenos Aires, muy europea, por el tema de la coproducción, es decir universalidad sin perder argentinidad, que no tenga nada de estadounidense”.
“¿Qué es lo que más me emociona de la historia? Sin lugar a dudas la relación del padre con el hijo, desde el principio cuando comienza la historia y muy especialmente la escena final, cuando la intensidad emocional es mucho mayor”, resaltó un emocionado Campanella.








