Adiós a la actriz Julia Von Grolman, esa belleza distante y musa de reconocidos cineastas argentinos Adiós a la actriz Julia Von Grolman, esa belleza distante y musa de reconocidos cineastas argentinos
Nacida en Buenos Aires el 24 de abril de 1935, esbelta, dueña de una belleza aristocrática, Von Grolman había logrado popularidad a partir de sus actuaciones en películas en los años ‘70.
Una de sus mejores labores fue en Comedia rota (1978), de Oscar Barney Finn, en la que escribió el guión junto al director. Barney Finn ya la había dirigido en La balada del regreso (1974) y se ve que la sociedad artística funcionó, porque el cineasta hizo de ella su actriz fetiche: la volvió a convocar para Contar hasta diez (1985), Cuatro caras para Victoria (1989) y la que sería la última aparición de Von Grolman en la pantalla grande: Momentos robados (1997).
Su debut cinematográfico había ocurrido en 1964, en Primero yo, de Fernando Ayala. Le siguieron, entre otras, Martín Fierro (1968), de Leopoldo Torre Nilsson, con Alfredo Alcón, Lautaro Murúa y Graciela Borges; Juan Lamaglia y Sra. (1970), de Raúl de la Torre, película que ganó el Festival de Mar del Plata en 1971; Paño verde (1973), de Mario David, con Carlos Estrada, Héctor Alterio, Luis Brandoni y Luisina Brando.
Otros títulos en los que participó fueron Un toque diferente (1977), de Hugo Sofovich, con Susana Giménez y Ernesto Bianco; Los días de junio (1985), de Alberto Fischerman; y Perdido por perdido (1997) de Alberto Lecchi, con Ricardo Darín y Enrique Pinti.
Además de dedicarse a la actuación, Von Grolman tuvo cierta participación en la vida cívica. Fue titular de la Asociación Vecinos de Palermo Viejo -en 2000, Natalia Oreiro le compró el palacete de 600 metros cuadrados que tenía en el pasaje Santa Rosa- y fue candidata a diputada nacional en 1993, por el Partido Federal.








