El exorcismo que marcó una vida sacerdotal hace 27 años El exorcismo que marcó una vida sacerdotal hace 27 años
Corría febrero de 1984 cuando la comunidad católica de toda la provincia se vio conmocionada ante la noticia de que en la iglesia Cristo Rey de La Banda se realizaban rituales de exorcismo para liberar a una mujer de la ciudad de Clodomira que estaba “poseída por el demonio” y originaba extrañas apariciones y sufría violentas reacciones.
El otro protagonista principal de esta historia fue el sacerdote Pedro Flis Pierre (Pedro Hijo de Pedro), quien aseguraba estar librando una dura batalla contra el demonio, en un mano a mano entre el bien y el mal. Hasta el momento, el padre Pierre lideraba un movimiento carismático de sanación, y su carácter lo hizo merecedor del cariño y del respeto de mucha gente, la que aún hoy, a poco de cumplirse 16 años de su fallecimiento, lo recuerda con admiración.
Incluso, sus seguidores llegaron a solicitar años atrás al entonces obispo diocesano,que sea canonizado teniendo en cuenta los procesos de sanación que realizó a muchos fieles.
Pero volviendo a la obra que lo tuvo como protagonista aquel verano de 1984, el sacerdote supo decir que “los poderes demoníacos existen, pero el mal siempre será vencido”, en pleno proceso de “purificación” de Liliana, la joven clodomirense “poseída” por el demonio.
Proceso
Todas las mañanas bien temprano, el padre Pierre junto a miembros del grupo carismático de sanación se reunía en la iglesia Cristo Rey para comenzar los rituales del exorcismo. Estaban todos debidamente preparados para enfrentar el arduo proceso que comenzaba a las siete de la mañana y llegaron a extenderse hasta las seis de la tarde, con un breve intervalo. Hasta allí llegaban los familiares de Liliana junto a un grupo de fornidos muchachos que contenían a la joven en los momentos de máximas convulsiones en las que llegaba a derribar a alguno de ellos.
“Muchas veces, cuando la presencia (del diablo) se hace concreta, se ve moverse de una manera anormal el abdomen, donde están unas letras de imprenta que dicen ‘ven a mí hija’”, contaba el sacerdote a los cronistas de EL LIBERAL que en aquel momento cubrían el acontecimiento.
La ceremonia consistía en el rezo de oraciones y la entonación de cánticos religiosos, que se iban haciendo más fuertes con el paso de los minutos, mientras el sacerdote esparcía agua bendita por el templo y directamente en el cuerpo de Liliana, despertando en ella la reacción de una persona a la que le echaban algo caliente en el cuerpo.
La reacción mayor llegaba cuando comenzaba el rezo del Padre Nuestro, y era obligada a repetir la frase “más líbranos del mal”.
Las crónicas de aquel tiempo narran: “En ese momento cayó nuevamente presa de fuertes convulsiones que hicieron imposible sostenerla. Sentada en el piso trató de repetir nuevamente la oración con el mismo resultado que las veces anteriores, y la agitación se acentuaba cada vez más.
El sacerdote se colocó de cuclillas cerca de Liliana y comenzó a rezar… Cristo vence...Cristo reina...Cristo rey de reyes…Cristo vencedor tuyo... y claramente pudo escucharse una voz ronca de hombre que a cada invocación del sacerdote, respondía ‘nunca…nunca…nunca’”.
Al cabo de quince días y siete sesiones de exorcismo, el padre Pierre “logró expulsar el espíritu maligno de Liliana”.
Sentido
Por aquel entonces, Pierre supo decir que la Iglesia aceptaba la existencia del espiritismo, la magia negra o el curanderismo para hacer daño, argumentando que “el demonio tiene un poder inferior al de Dios. Es un ser inteligente, prácticamente más inteligente que el hombre, con la única diferencia que esta inteligencia está orientada hacia el mal, nunca hacia el bien”.
Al mismo tiempo, ante el cuestionamiento sobre si en realidad no se tratan de casos de histeria, el sacerdote oriundo de Haití reconoció: “La Iglesia es prudente, no acepta fácilmente, por eso el sacerdote debe pedir todos los análisis clínicos que sean imaginables para ver si no hay algún trastorno nervioso, porque uno puede estar poseído sin estar enfermo, o enfermo poseído, o ambas cosas… Este caso era claro, la chica estaba poseída sin estar enferma”.
También justificaba su posición al asegurar que “en el Evangelio se habla de partes concretas en donde Cristo expulsa a los espíritus. Pero, lamentablemente, en este siglo, por el racionalismo hay mucha incredulidad y se tiende a negar el misterio en la vida del hombre. Muchas veces, a un mismo cura le cuesta hablar del demonio, del espíritu impuro”.
Se crea o no. Se piense igual, o no. El padre Fils Pierre dejó su marca entre la comunidad católica santiagueña, principalmente porque fue un hombre de mucha oración, de una comunión permanente con Dios y de ayunos heroicos de diez a quince días, hasta el punto de que a veces decaía físicamente pero nunca espiritualmente.








