Bartolomé mitre: el hombre de dos siglos Bartolomé mitre: el hombre de dos siglos
La República Argentina está alcanzando su madurez. Hasta hace poco tiempo, conmemorábamos los bicentenarios de acontecimientos que dieron por fundadoel país: la Revolución de Mayo, la Declaración de la Independencia, las campañas libertadoras de San Martín y Belgrano. Pero ya estamos celebrando los doscientos años de uno de los fundadores de la Argentina moderna, hombre indispensable en la construcción del estado, la unificación nacional y el ordenamiento institucional: don Bartolomé Mitre, el primer presidente constitucional de la República unificada.
Infancia y familia
Bartolomé Mitre nace en la casona de Suipacha y Lavalle, Buenos Aires, el 26 de junio de 1821, en la familia formada por el oriental Ambrosio Mitre y la porteña Josefa Martínez Wheterton. Fue el primogénito de tres varones y una mujer. Sus ascendientes eran griegos, españoles e irlandeses. Fue bautizado en la iglesia de San Nicolás de Bari, ubicada donde hoy se encuentra el Obelisco porteño. Su padrino fue el general José Rondeau.
El padre fundó el fuerte de San Rafael Arcángel del Diamante en 1805, al sur de Mendoza y abrazó con fervor la causa revolucionaria de 1810.Era tesorero del fuerte de Carmen de Patagones desde 1822, lugar donde lo encontrará el ataque brasileño del 7 de marzo de 1827, donde la tradición ubica el bautismo de fuego de su hijo mayor, con sólo cinco años.En 1829 y de regreso en Buenos Aires,Bartolomé fue huésped de la estancia de Gervasio Ortiz de Rozas, hermano del gobernador Juan Manuel, con la finalidad de aprender los oficios camperos. El hacendado envió a su casa al joven junto a una esquela que decía: “Dígale a Don Ambrosio que aquí le devuelvo a este caballerito, que no sirve ni servirá para nada, porque cuando encuentra una sombrilla se baja del caballo y se pone a leer”.Ya mostraba Bartolomé su voracidad intelectual, que lo llevaría a poseer una de las mejores bibliotecas argentinas a su muerte.
Exilios. Uruguay, Bolivia, Perú, Chile
La vida de Mitre transita el camino de los exilios durante dos décadas. En 1831 se instalan en el Uruguay, donde Bartolomé ingresa en la Escuela Militar a sus quince años, obteniendo cuatro años después el despacho de alférez de artillería.En la capital oriental conoce a la hija del general Pedro de Vedia, Delfina María Luisa, con quien se casa en la iglesia matriz de Montevideo el 11 de enero de 1841. Ella tenía 21 años, Bartolomé 19. El matrimonio tendrá seis hijos: de los cuatro varones, tres morirían antes que su padre.
Lucha en las guerras civiles orientales acompañando a Fructuoso Rivera, allí conoce a Giuseppe Garibaldi, y viaja en Bolivia en 1846, donde apoya al presidente José Ballivián, ocupando el cargo de Jefe de Estado Mayor.El ambiente del altiplano está convulsionado y la caída de su protectoren 1847 hace que Mitre sea conminado a abandonar Bolivia perentoriamente. Regresa al poco tiempo, pero el presidente Manuel Belzú, lo destierra definitivamente, esta vez rumbo al Perú, de donde también es echado, culminando su periplo en Santiago de Chile.
El exilio trasandino lo convirtió en periodista.El ánimo revolucionario de Mitre le iba a jugar otra mala pasada, y su apoyo a la fracasada revolución liberal contra el electo presidente Manuel Montt provocó su expulsión del país. Recalaría nuevamente en el Plata, para sumarse al Ejército Grande organizado por el entrerriano Justo José de Urquiza y participar de la batalla de Caseros, que pone fin de la hegemonía de Juan Manuel de Rosas.
Militar
Se han escrito libros sobre la trayectoria militar de Mitre. Pero sólo en el ánimo biográfico de este artículo se nombrarán sus grandes batallas: Cagancha, Azul, Caseros, Cepeda, Pavón y sobre todo la campaña de la guerra contra el Paraguay, donde ofició como comandante de los ejércitos aliados. Fueron más derrotas que victorias, y luego de su presidencia la campaña revolucionaria de 1874 marcó el fin de su vida en los campos de batalla. Se puede afirmar sin temor a la equivocación que Bartolomé Mitre aspiró a convertirse en uno de los grandes generales de la historia argentina, pero lo cierto es que el desarrollo de su carrera militar no permiten considerarlo uno de ellos.
Poeta, periodista, historiador y traductor
En Montevideo publica sus primeros poemas y redacta artículos periodísticos desde 1839 y en Santiago de Chile iba a colaborar en los periódicos con el tucumano Alberdi y el sanjuanino Sarmiento. Ya en Buenos Aires participó de varios emprendimientos, pero la cumbre de su tarea como periodista fue la fundación el 4 de enero de 1871 de “La Nación” en el predio lindero a su casa, al que convirtió en “tribuna de doctrina”. Fue su director durante más de cuatro décadas convirtiéndolo en uno de los grandes diarios nacionales.
Tradujo la “Divina Comedia” y la “Eneida”, investigó las ruinas de Tiahuanaco, obra pionera en la puesta en valor arqueológica de esas ruinas preincaicas en Bolivia, y hasta llegó a componer un tango llamado “El monito”, siempre atento al sentir popular.Sin duda, su más importante producción intelectual son los dos monumentos de la historiografía argentina y sudamericana que Mitre redactó: “Historia de Belgrano y de la independencia argentina” en 1857, e “Historia de San Martín y de la emancipación americana” en 1888.
Gobernador de Buenos Aires
Fue nombrado por la Legislatura porteña como gobernador el 3 de mayo de 1860 para encarar el proceso de incorporación del Estado de Buenos Aires a la Confederación Argentina. No fue un tiempo fácil pero el proceso culminó con la definitiva unidad nacional luego de la batalla de Pavón. Ejerció el cargo hasta la víspera de su asunción como presidente de la República Argentina, que había reincorporado a la “hermana mayor”, tal como había definido a Buenos Aires el ilustre Juan José Passo en el cabildo abierto del 22 de mayo de 1810.
Presidente. Su relación con Santiago del Estero
Es uno de los períodos más estudiados de nuestra historia. El 12 de octubre de 1862 asume Bartolomé Mitre, fecha que se convertirá en canónica por décadas para los recambios presidenciales. Lo acompañaron Guillermo Rawson, Rufino de Elizalde, Juan Gelly y Obes, Dalmacio Vélez Sarsfield y Eduardo Costa, entre otros prohombres. Sin duda, la guerra de la Triple Alianza marcará estos años y deslucirá la tarea de Mitre en la presidencia. El ordenamiento de la política interna, la represión de los últimos caudillos y una sucesión ordenada fueron marcas de su gobierno. Sin duda, para hablar de Mitre presidente hace falta mucho más que un párrafo.
El impulso del liberalismo partidario fue aprovechado por Antonino y Manuel Taboada para consolidar su poder en Santiago del Estero y su predominio en todo el norte argentino. La alianza de Mitre con Taboada iba a decantar en la candidatura de Antonino a la vicepresidencia acompañando a Rufino de Elizalde, que se mancó a poco de llegar. Santiago fue fiel a Mitre y sus electores acompañaron a sus candidatos. Pero el declive de Mitre y de Taboada culminaría con la revolución de 1874: la soñada segunda presidencia del porteño se alejó para siempre, y Antoninorumbeó al exilio en Tucumán.
Figura consular de la República moderna
La revolución de 1874, que casi le cuesta la vida, y la de 1880, que auspició sin participar, fueron ubicando a Mitre como un hombre de consejo, pero no de vida partidaria. En 1890 quiso ser nuevamente presidente, pero la reacción de Alem a su negociación con Roca frustró el propósito.En 1893 alcanzó el título de Gran Maestre de la Masonería Argentina, institución que abandonaría poco tiempo antes de morir.En 1901 funda en Flores la Junta de Historia y Numismática Americana, antecesora de la Academia Nacional de la Historia, que dio un formidable impulso a los estudios sobre el pasado argentino.
Sus errores políticos le fueron perdonados y los logros que la Argentina obtuvo en todos los órdenes desde su presidencia hasta los albores del siglo XX, lo convirtieron en el prócer viviente, El festejo de los 80 años de vida de Mitre fue apoteótico. Fue agasajado por instituciones públicas y privadas, mientras cientos de calles fueron renombradas en su honor. Desde entonces don Bartolo se fue alejando poco a poco de la vida pública.El 19 de enero de 1906, en su casa de la calle San Martín, murió Bartolomé Mitre, frente a la admiración general y la consideración popular como uno de los fundadores de la Argentina moderna. Fue velado en la Casa Rosada y su cortejo fúnebre rumbo al Cementerio de la Recoleta fue multitudinario.
Su legado
Con su presidencia comienza un ciclo de siete décadas de gran progreso institucional y material.Estableció la Corte Suprema de Justicia que funcionaría sin solución de continuidad durante un siglo.Es tal el respeto que en la judicatura despierta el nombre de Mitre, que pocas sentencias recurren a una cita de sus obras. “No tomarás el santo nombre de Mitre en vano”es el mayor mandamiento judicial.Escuelas, pueblos y bibliotecas lo recuerdan.
Su impulso al ferrocarril fue reconocido con el bautismo del antiguo Central Argentino con su nombre desde 1948, y así sigue llegando a Santiago del Estero. Su primer monumento se inauguró al poco tiempo de su muerte en San Andrés de Giles.Cientos de placas de homenaje se lucen en las calles que lo homenajean en todo el país desde su centenario. En Santiago del Estero la calle Mitre tiene esquina con Buenos Aires, una bella metáfora en honor al porteño, y el Club Atlético Mitre, el más antiguo de la provincia lleva su nombre desde 1907. El billete de 2 pesos ha llevado su rostro, pero la inflación los sacó de circulación.
Sin duda queda mucha historia por contar y también polémicas que abordar, pero en estos días del bicentenario de Bartolomé Mitre, vale rescatar su pasión argentina, su ambición patriótica y sobre todo su lealtad a las ideas de la libertad y de la ley.








