Perpetua para el asesino del joven Luciano Bruno Cella Perpetua para el asesino del joven Luciano Bruno Cella
La Cámara Segunda del Crimen, tuvo en sus manos una de las causas más resonantes de los últimos tiempos, el homicidio del joven de 17 años que ocupó durante semanas las primeras planas de los diarios santiagueños.
Durante los alegatos, la querella, representada por la abogada Sandra Zeman, planteó que los hechos por los que se juzgaba a los acusados estaban probados, que Santillán había asesinado a Luciano durante un robo y que Gastón Barraza, que lo había llevado hasta el lugar era un “partícipe necesario de la acción” por lo que a ambos les correspondía la pena de prisión perpetua.
Por su parte la Fiscalía, representada por Aída Farrán Serlé, tampoco ahorró en pedidos, siguiendo el criterio de la querella consideró que ambos jóvenes había participado del crimen, que el homicidio estaba agravado porque había sido cometido en “ocasión de robo” y que tal como indicaba el artículo 80, inciso 7 del Código Penal, a ambos muchachos les correspondía una condena que los lleve al menos por 25 años a la cárcel.
Cuando les llegó el turno a las defensas de alegar el clima se enrareció, los murmullos se apoderaron de la sala.
Héctor Rivas, defensor de Barraza se limitó a señalar las contradicciones de los testimonios de los presentes en el hecho. Marcó que el imputado por el homicidio, había desvinculado a su cliente.
Señaló como argumento central que Barraza no había participado del hecho salvo como conductor de la moto y que inclusive había instado a Santillán a subirse al vehículo cuando lo vio forcejando con los otros dos jóvenes. El alegato pareció escueto, pero el fallo mostró que había sido el correcto, sin una palabra de más, sin una palabra de menos.
Por su parte el defensor de Santillán se centró en las contradicciones de los relatos de los testigos. Sostuvo que habían declarado una cosa en sede policial y luego habían ‘acomodado’ su relato cuando les tocó enfrentar al juez de instrucción. Habló más de una hora, pero sus palabras cayeron en saco roto.
Su alegato apuntó a dejar en claro que no había sido un homicidio en ocasión de robo, para hacer caer el agravante que podía llevar a su cliente a una vida tras las rejas. Nada sirvió.
Cuando llegó el momento de hablar a los imputados Barraza se paró, con la voz quebrada repitió: “Soy inocente, perdón por lo que pasó, pido perdón. Si hubiese sabido que él (Por Santillán) tenía un arma, jamás lo hubiese llevado, jamás”.
Por su parte el principal acusado también hizo uso de la palabra. “Yo quiero aclarar que esto no fue un robo, fue una pelea. Pido perdón por el daño que causé”, dijo y se retiró custodiado de la sala.
Poco menos de dos horas le tomó al tribunal integrado por Graciela Viaña de Avendaño; Juan Carlos Storniolo y Osvaldo Pérez Roberti que votó en ese orden, darle a Santillán una condena a la pena máxima. Con la salvedad de que Storniolo pidió 25 años de cárcel, por considerar a la prisión perpetua inconstitucional.
Mientras que Barraza fue condenado como partícipe de “robo calificado en grado de tentativa” y se le impuso una pena de cinco años.
Además, se condenó a los autores al pago de 400 mil pesos en concepto de indemnización a la querellante.
La madre de Luciano festejó el fallo abrazada a su abogada, con lágrimas en los ojos alcanzó a decir algunas palabras a la prensa (ver nota aparte) y se retiró de la sala.
Los condenados permanecieron inmutables, ni siquiera Barraza, quien quedó a un paso de ser liberado, esbozó un gesto, tanto él como Santillán se fueron cabizbajos y sin emitir una palabra.












