"El Papa va a vivir mucho, porque es una persona sabia, alegre y profunda" "El Papa va a vivir mucho, porque es una persona sabia, alegre y profunda"
En diálogo exclusivo con EL LIBERAL, el profesional dijo haber aprendido mucho del Sumo Pontífice, a quien calificó como “un gran hombre”.
Ming se encuentra en nuestra ciudad donde dictará hasta hoy un curso de medicina tradicional china, que comenzó ayer en el Paraninfo de la Universidad Nacional de Santiago del Estero.
Experiencia
Haber atendido al actual Papa, es algo que lo llena de orgullo a Ming y no lo disimula. “Yo siento un gran honor por haber sido el médico del Papa, por todo lo que eso significa, y porque además yo he aprendido mucho con él, es un gran hombre, una persona con mucha vida”, sostiene.
Y nuestra provincia tiene mucho que ver en la historia de Ming y el papa Francisco, porque precisamente un sacerdote al que había atendido durante una visita a Santiago en 2003, fue quien recomendó al entonces cardenal Bergoglio, que lo consultara.
Recuerda con claridad que Bergoglio lo llamó por teléfono en Buenos Aires y le pidió que fuera a verlo a la Catedral Metropolitana. . “Quiero hacerle varias consultas médicas”, le dijo el prelado.
“El estaba con varios temas de salud, pero yo no sabía nada. Fui sin saber. Me contó que le habían sacado la vesícula y que tenía un problema en su hígado. Tuvo una operación de pulmón y andaba con algunas dolencias del corazón del que se tenía que operar”, cuenta Ming.
Liu Ming tiene 45 años y desde hace diez que está en la Argentina ejerciendo la medicina tradicional china.
Cuando recuerda a Francisco, Ming exterioriza una mezcla de emoción y admiración.
Relación
El médico chino comenta que atendió a Bergoglio por poco más de ocho años, y básicamente el tratamiento consistió en acupuntura y masajes, que lo fueron sacando del estado en que se encontraba, hasta dejar por completo las pastillas que tomaba para aliviar sus males.
“él estaba tomando pastillas para todo, y lo primero que le recomendé fue comenzar cuanto antes el tratamiento. Comenzamos con tres veces por semana. Luego empecé a ir dos veces por semana y al tiempo una vez. A los tres años nos veíamos cada tres semanas. Enseguida fue dejando las pastillas que tomaba para el corazón, para la circulación y para los problemas de diabetes que tenía”, rememora.
Dijo que los análisis que se realizó Francisco luego del tratamiento corroboraron que sus males habían desaparecido. “Es un señor sano. Hoy no toma ninguna pastilla más. Se hizo estudios clínicos y le dio todo bien”, asegura.
Cuando EL LIBERAL lo consultó sobre cómo era como paciente Francisco, “súper tranquilo”, respondió, y agregó que “ni le molestaban los pinchazos”.
“Es una persona muy espiritual. Para mí fue un honor atender a un cardenal que es una persona con gran nobleza, con un rango alto pero que, pese a todo eso, no le importaba lo que se veía de afuera sino lo de adentro”, añadió Ming.
Sobre algún detalle que le llamó la atención durante las sesiones que tuvo con el entonces cardenal, el profesional recordó que cuando se desvistió, vio que llevaba “ropa vieja, como usada”.
“Siempre estaba con los mismos zapatos. Y usaba un reloj muy austero que nunca cambiaba. Yo me decía: ‘¿Cómo una persona de semejante grandeza puede ser tan humilde?”, dijo.
Sobre la reacción del equipo de médicos que atendían a Bergoglio en Buenos Aires, una vez que lo atendió, recordó que la mayoría (“muy orgullosos”), se pusieron “algo celosos”, excepto “una médica que vino a aprender medicina china conmigo”.
“Los médicos querían que se opere, pero él no quería. A través del tratamiento mío en las arterias -que tenía obstruidas- comenzó a circular mejor la sangre. No hice otra cosa que redirigir la energía del cuerpo”, sintetizó. l









