Una visión desde la psicología analiza que, ante mayores limitaciones económicas, hay más probabilidad de trastornos mentales como la ansiedad, la depresión y la tendencia al consumo.
Alertan que la actual situación social produce cambios en la estabilidad de la salud mental Alertan que la actual situación social produce cambios en la estabilidad de la salud mental
La difícil situación económica por la que atraviesa nuestro país, y los problemas sociales cada vez más acentuados, son caldo de cultivo para la generación de estados relacionados con el deterioro de la salud mental, tales como la ansiedad, la depresión, o la tendencia al consumo. El estrés puede afectar seriamente la salud de las personas.
En este sentido, la psicóloga, Lic. Emily Azar, analizó que "la situación socioeconómica oscilante, produce cambios en la estabilidad de la salud mental", y que la sensación de que no se pueden alcanzar estados a los que uno estaba acostumbrado, genera una carga de frustración difícil de sostener.
También te puede interesar:
"Hoy se puede ver que, a menos posibilidades económicas, se piensa en más pobreza, y hay más probabilidad de trastornos mentales como la ansiedad, la depresión y la tendencia al consumo. El estrés económico disminuye la salud y lleva a que se trabaje de manera tensionada, no hay una noción de que el trabajo recompensa, y al cerebro lo sostiene en actividad no solo el sentido de una tarea, sino la consecuencia de la misma, que es recibir una buena remuneración por lo que se hace", graficó.
Información
También hizo referencia a la sobreinformación que se recibe, y que se esté permanentemente poniendo atención en las noticias, lo cual empeora la situación.
"Ante tanta información, que es variada y rápida, se dificulta también la capacidad de atender, de concentrarse, y de entender. El tema es que las áreas más afectadas son la educación y la salud, y eso trae consecuencias que son difíciles de reparar en el sentido del desarrollo. Los adultos se preocupan por la manutención y los hijos a veces perciben y se preocupan por el estado de sus padres, esto se ve mucho en los adolescentes", puntualizó la licenciada Azar.
Sin rutinas
Es decir, que la situación de movilización de información lleva a que no se pueda anticipar o sostener rutinas. "La mente necesita rutinas y la reorganización económica moviliza todo el tiempo las posibilidades de tener cierta rutina o no. Por eso es fundamental tener en cuenta la funcionalidad de lo que se consume".
