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Las Islas Malvinas: entre el recuerdo y la esperanza

30/03/2024 12:14 Opinión
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Las Islas Malvinas: entre el recuerdo y la esperanza Las Islas Malvinas: entre el recuerdo y la esperanza

La historia argentina enseña que pocas causas patrióticas han contado con la unanimidad de la convicción ciudadana acerca de la justicia de la posesión argentina de las Islas Malvinas. Este tema ha atravesado todos los tiempos de la historia, y sobre todo regresa en la memoria con los acontecimientos de 1982, cuando la Argentina enfrentó a Gran Bretaña en la única guerra que nuestro país tuvo en el siglo XX. También debe afirmarse que los 649 héroes de Malvinas son los únicos argentinos que dieron la vida por la Patria en un conflicto bélico desde 1870, cuando terminó la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay.

El cementerio de Darwin es la única necrópolis militar argentina fuera del territorio continental y la tarea de identificación que se ha llevado a cabo sobre las sagradas tumbas en aquel inhóspito paisaje, que hemos visitado hace 15 años, sirve ya que siempre la verdad calma las almas. Transitaremos hoy por la historia de la "perdida perla austral", tal como son llamadas las islas en la marcha escrita por Carlos Obligado y compuesta su música por José Tieri que, en nuestro caso personal, nos emociona cada vez que la escuchamos en la voz del gran cantante lírico Darío Volonté, veterano de guerra que naufragó junto al crucero "General Belgrano", buque del que era maquinista de calderas.

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Los orígenes del hombre en las islas

Un aspecto muy notable que hay que destacar y que pocas veces se recuerda es que las islas Malvinas no fueron habitadas por el hombre hasta el siglo XVIII. No hay rastros arqueológicos que permitan demostrar la presencia humana antes de la llegada de los navegantes europeos posteriores al 1700. Por eso se puede afirmar que la historia de las islas comienza en los tiempos de las grandes exploraciones navales, llevadas adelante por holandeses, ingleses, franceses y españoles. El tratado de Tordesillas de 1493, a instancias del Papa Alejandro VI, estableció la frontera entre Portugal y España, sus signatarios, y dejó las islas en manos del trono español, aunque el debate sobre la línea establecida en el acuerdo iba a provocar las guerras entre los dos países ibéricos por la posesión de las tierras de los actuales territorios orientales del Uruguay, y brasileños de Santa Catalina y Río Grande del Sur. Claramente las islas Malvinas se encuentran al occidente de cualquiera de las líneas discutidas.

Sin embargo, y a pesar de versiones incomprobables de aventuras anteriores, no hay duda de que la flota encabezada por el marino francés Louis Antoine de Bouganville en 1764 significó el arribo del primer ser humano a las islas, donde levantó el primer asentamiento. El archipiélago fue llamado Malouines en homenaje al puerto francés de Saint Maló, desde donde zarpó la expedición, ubicado sobre el canal de la Mancha. En 1790 buques ingleses al mando de John Strong designaron al canal que separa las dos islas mayores como Falkland, en homenaje a un noble británico que había financiado el viaje. Luego este nombre será usado por Gran Bretaña para llamar al conjunto de las islas, que son dos muy extensas y más de doscientos islotes de diversos tamaños.

Los tiempos de la Independencia en las islas

Muchas veces las islas cambiaron de mando a raíz de tratados firmados en Europa, que las usaban como moneda de cambio para resolver problemas en el viejo mundo, y así llega 1810. La pequeña guarnición española, que por entonces fungía como colonia penal, es trasladada a Montevideo, con motivo de las guerras napoleónicas que a su vez desataron los procesos revolucionarios americanos, quedando deshabitado el territorio. En el sentido de la soberanía del archipiélago, hay que decir que al tiempo de la Revolución de Mayo, no había ningún estado que ejerciera su potestad en las islas.

Algunos documentos de los gobiernos surgidos desde 1810 en Buenos Aires, acompañados por gran parte de las provincias integrantes del antiguo virreinato del Río de la Plata, aluden a las Malvinas como un penal militar sin ejecutar acciones en ningún sentido, hasta que en 1820 el gobierno de la recién creada provincia de Buenos Aires envía una fragata para tomar posesión de las islas. Designó al norteamericano David Jewitt como comandante militar y concesionario, quien fue reemplazado luego por Guillermo Mason y más tarde por Pablo Areguati. Es un grave olvido en el relato de la historia de las Malvinas omitir este tiempo anterior a la creación de la gobernación civil.

Desde el punto de vista institucional, el gran cambio se da el 10 de junio de 1829 cuando el gobernador delegado Martín Rodríguez crea la comandancia política y militar de las islas Malvinas y adyacentes al cabo de Hornos, dato que suele ser omitido. El documento fundacional sostiene que: "Cuando por la gloriosa revolución de 25 de Mayo de 1810 se separaron estas provincias de la dominación de la Metrópoli, la España tenía una posesión material de las Islas Malvinas y de todas las demás que rodean el cabo de Hornos, incluso las que se conoce bajo la denominación de Tierra del Fuego, hallándose justificada aquella posesión por el derecho de primer ocupante, por el consentimiento de las principales potencias marítimas de Europa, y por la adyacencia de estas islas al continente que formaba el Virreinato de Buenos Aires, de cuyo gobierno dependían".

El primer gobernador argentino

Se nombra gobernador y comandante al alemán Luis Vernet, comerciante que había desarrollado grandes negocios vinculados al ganado ovino en los Estados Unidos, y que se había afincado en Buenos Aires primero, para recalar finalmente en las islas Malvinas. Vernet estableció la capital en Puerto Luis, donde aún hoy se conserva su casa, que ofició de residencia personal y de gobernación, siendo el lugar donde se instala con su esposa María Sáenz y nace su hija Matilde el 5 de febrero de 1830, la primera argentina nacida en las islas y la única que lo hizo durante la posesión soberana de la Argentina. Vernet puso en marcha un ambicioso proyecto de colonización que quedó trunco hacia 1832 cuando las islas ya contaban con 300 habitantes.

El capitán Robert Fitz Roy, que conducía la nave "Beagle", fue uno de los expedicionarios que recalaron en Puerto Luis y gozaron de la hospitalidad de Vernet. El testimonio del inglés es claro: "El gobernador Luis Vernet me recibió con cordialidad. Está muy bien informado y habla varios idiomas. Su casa es larga y baja de un solo piso y paredes muy gruesas de piedra. Encontré allí una buena biblioteca de obras españolas, alemanas e inglesas. Durante la comida se sostuvo animada conversación en la que tomaban parte Mr. Vernet, su esposa, Mr. Brisbane y otros; por la noche hubo música y baile. En la habitación había un gran piano; la señora de Vernet, una bonaerense, nos dejó oír su excelente voz que sonaba un poco extraña en las Falklands, donde solo esperábamos encontrar algunos loberos".

Uno de los tripulantes del "Beagle" era el naturalista Charles Darwin, quien hace una observación extraordinaria sobre el "zorro malvinero". Dice el científico: "No creo que haya otro ejemplo en ninguna parte del mundo de que una tan pequeña masa de tierra, distante de un continente, posea un cuadrúpedo tan grande y peculiar de la misma… A los pocos años de estar colonizadas estas islas, el zorro… (será un) animal que ha(brá) desaparecido de la superficie de la tierra". El vaticinio se cumplió antes de terminar el siglo XIX.

El ataque de los EE.UU., el motín de la guarnición argentina y la invasión británica

La pretensión argentina de cobrar impuestos a la "caza" de lobos marinos y ballenas provocó resistencias en los buques balleneros que merodeaban las islas. Mientras Vernet viaja a Buenos Aires para presentar el problema y buscar una solución, se produce el primer incidente bélico cuando la corbeta estadounidense "Lexington" destruye Puerto Soledad en 1831 y deporta hacia Montevideo a los pobladores más representativos. El gobierno de Buenos Aires reclama airadamente, al tiempo que nombra a Juan Esteban Francisco Mestivier como reemplazante de Vernet.

Instalado Mestivier en las islas con su esposa, esta da a luz a su hijo, otro de los malvinenses argentinos. Hacia fines de 1832 un motín de los soldados asentados en Puerto Luis termina con la vida de Mestivier y deja a la población sumergida en el caos. El marino argentino José María Pinedo, quien ostentaba el mayor grado militar en las Malvinas, trató de recomponer el orden social y el 3 de enero de 1833, al recalar en la capital de las islas la fragata "Clío" perteneciente al imperio británico, su capitán John Onslow impone la rendición de la guarnición argentina, y desaloja a la población que se estaba desarrollando.

Sigue siendo polémica en la discusión histórica la presencia de banderas argentinas tomadas por los británicos. Pinedo sostuvo, al retirarse con la goleta "Sarandí", que no quedaron en las islas pabellones argentinos, siendo la única declaración oficial argentina al respecto. Esta circunstancia es blandida hasta hoy por la diplomacia del Reino Unido, que sostiene que las islas fueron entregadas por Pinedo sin combatir y arriando sus propios estandartes. Para Pinedo el episodio culminó con un tribunal militar que lo castigó impidiéndole embarcar para siempre, aunque le respetó el grado para incorporarse al ejército.

El fraude histórico del Gaucho Rivero

Más adelante, las acciones de Antonio Rivero, llamado el gaucho Rivero, a quien se atribuye haber realizado los desmanes y saqueos contra las posesiones inglesas con la bandera celeste y blanca, son más bien una creación literaria posterior a los hechos, sin ningún sustento documental. Sí se sabe que luego del asesinato de varios colonos británicos, Rivero fue encarcelado, trasladado a Montevideo y luego enviado a Londres, donde fue juzgado. Fue absuelto porque la propia justicia británica consideró que aún no regía la legalidad del imperio en las Malvinas. Esta sentencia hizo que el gobierno de Londres le diera jerarquía de gobernación a la guarnición existente y provocara la fundación de una nueva capital, a la que se llamó Stanley en 1845. Que el billete de $ 50.- que supuestamente es un homenaje a los héroes de Malvinas tenga la estampa de este personaje es una ofensa a quienes dieron lo mejor de sí en el conflicto. Una curiosa memoria de la presencia argentina en las islas es el uso del "che" entre los isleños que viven en el campo, además de la costumbre de tomar mate, retratada en una pintura en el museo histórico británico de la capital isleña.

Los reclamos diplomáticos y la guerra de 1982

Múltiples fueron los reclamos diplomáticos argentinos por las islas, y permanentes en el tiempo. Al presentar Domingo Faustino Sarmiento sus cartas credenciales en Washington, al presidente de los Estados Unidos Andrew Johnson, reclamó por los daños producidos por la "Lexington" en la capital argentina de Malvinas. La creación del Comité de Descolonización en la Organización de las Naciones Unidas alentó la posición argentina y logró que en 1965, por el excelente trabajo del canciller del presidente Arturo Illia, Miguel Ángel Zavala Ortiz, se reconociera el conflicto de soberanía y la existencia de una situación colonial, instando a las partes a negociar su solución. La resolución 2065 de la ONU es un monumento al buen trabajo diplomático argentino.

La guerra de 1982 merece un tratamiento aparte. Es deber de la memoria y la justicia histórica recordar a los 649 argentinos que dieron la vida por la Patria en el conflicto, y a los 16.000 veteranos que pelearon en ella, y que por lo tanto merecen el homenaje perpetuo de la Argentina. Se sabe el nombre de todos los héroes de Malvinas. En 1999, cuando se construyó el cementerio de Darwin, no fue posible ubicar cada nombre con cada cuerpo. La tarea de identificación realizada allí en 2017, que continuó un tiempo después, por la Cruz Roja gracias al impulso del argentino Julio Aro y del británico Geoffrey Cardozo es relatada en forma extraordinaria por Agustina López en su libro "Darwin, una historia de Malvinas".

Hoy quedan pocas lápidas que tiene escrita la frase: "Soldado Argentino solo conocido por Dios". Pero no son NN. Tienen nombre y apellido, aunque no sepamos qué cuerpo se corresponde con cada nombre. Queda para más adelante lograrlo, pero sabemos el nombre de cada uno de nuestros héroes de Malvinas. Es deber para todo argentino rendir homenaje permanente a estos hombres que dieron todo por la Patria, que también somos nosotros.

Fuente: TN

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