Por el Dr. en Teología. Pbro. Marcelo Trejo, Dir. Observatorio Provincial c/Trata de Personas. SDE.
La memoria del 25 de mayo en el 2025 La memoria del 25 de mayo en el 2025
La memoria del 25 de mayo siempre evoca un momento fundante de la nación argentina transitado habitualmente por las tiernas representaciones infantiles en las escuelas, tanto como en el interés reflexivo sobre la situación actual y destino de la patria. Derroteros de este tiempo que necesariamente refieren a la construcción democrática y a la vida institucional del país.
Ciertamente, cada año tiene su gravidez socio-política y el 25 del 25 no es la excepción. Más aún, este mismo tiene un dejo extraño. Se trata de la naturalidad con que el estado fomenta el sentimiento de odio como modo de organizar la comunidad nacional. "Hay que odiar más" llena el aire, nutriendo prejuicios, negando alteridades y engañando caminos.
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Tiempo particular si lo hay, donde parece ría que se habilitara con liviandad las afrentas y desquites; donde se proyectan destrucciones hasta el regocijo de la desgracia ajena sin ponderar consecuencias. Por ello, el odio es fanáticamente ciego.
La irracionalidad del odio gestado y la no reacción eficaz frente a ello retrotrae, en cierta manera, los años cruentos argentinos. La reflexión del hito de mayo, aspirante a una patria de hermanos/as, también involucra esta grave problemática de aversión social a los más vulnerables y el aniquilamiento político de quienes visibilizan las mismas.
Si la memoria histórica activa el recuerdo, se sabe que "el odio una vez lanzado corre solo" y, a modo de tsunami, arrasa con lo que encuentra a su paso.
A la corta o a la larga, tal inmanejable torbellino nos lleva puesto a todos. Nadie se salva de esta demencia: las relaciones humanas se deterioran, las microeconomías familiares se debilitan, las provincias son asfixiadas en sus desarrollos y la nación zozobra. ¿Acaso no se ve, que la violencia apalea y resurge la represión institucional en formas variadas? "Escuchar a los pobres es ver con los ojos de Dios", fue una de las primeras afirmaciones del Papa León XIV.
Sin embargo, si el bombo retumba fuerte es porque tiene un notable trasfondo de ecolegüero. En este caso, tal metáfora refiere a la resonancia positiva que en ámbitos sociales/políticos recepcionan estas propuestas, incluso en los escenarios provinciales, tanto en agentes de gestión como en medios populares también.
Si en algún momento el deseo de venganza o castigo tenía destinatario específico; el maremoto de la violencia no distingue. Así pues, pretender aleccionar con rabia, proyectando destrucción a las construcciones políticas con un estado socialmente presente no solo seca el alma de la democracia, sino también es una estupidez social.
"El deseo de venganza es una espiral criminal que se autoalimenta de forma vertiginosa, apresando entre sus fauces también el futuro y nos privan de todo aquello que seguramente querríamos defender, de aquello que amamos. (SS. Francisco). Un sentimiento demasiado agitado que oscurece la razón".
Por otro lado, una primera impresión consideraría a la llamada "emopolítica" una sana y viable opción frente al odio violentamente enceguecido. Sin embargo, tales operatividades afectadas intervinientes en los campos públicos no resuelven la cuestión.
Prepondera en ellas afecciones que también desafían proyectos y construcciones posibles basados en desencantos sociales, intentos de escarmientos políticos o actitudes de indiferencia cuyo vacío jamás será inicuo. Dichas proyecciones no caben, aun con sus justificadas subjetividades.
La democracia implica racionalidad política. La lógica en el discernimiento para un ejercicio democrático fecundo. Una cierta sabiduría del pueblo que descifra la conveniencia del bien común, bajo las pulsiones de vida plena para cada uno y para todos.
Por ello, solo el amor socio-político contrarresta la sin-razón del proyecto, odio, violencia o indiferencia colectiva. Lejos de una emotividad delirante o vacía de contenidos relaciona les y sociales. Se trata de una "fuerza lógica capaz de suscitar vías que afronten los problemas acuciantes y renueve profundamente desde su interior las estructuras, organizaciones socia les y ordenamientos jurídicos". (SS. Francisco). Verdaderas gestiones con desvelos de amor a la luz de una razón política que mira más allá y resuelve en él más acá.
Al respecto, este Papa argentino consignaba un camino que despeje los atolladeros de estos tiempos circundantes del 25 de mayo del año 2025. El pontífice afirmaba: "el todo pueblo es mayor que las partes individuales" y "los procesos en tiempos superan las coyunturas del momento"; a lo cual, valdría también agregar el criterio pragmático de "escoger el bien posible antes que el mejor"; aun si siempre pugnaremos en anhelos de "ir por más" (San Ignacio).
"Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes", dice el Señor. (Dt 30 19).








