Preocupan los últimos informes de programas internacionales sobre los resultados de la evaluación del rendimiento de los alumnos. Se centra la mirada en el "hacer docente" y se propone así una guía para mejorar la acción.
"Los nuevos contextos imponen lineamientos para mejorar las prácticas docentes en el aula" "Los nuevos contextos imponen lineamientos para mejorar las prácticas docentes en el aula"
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó en abril pasado el informe "Descifrando la enseñanza de alta calidad", en el que plantea ¿Qué hace que un maestro sea verdaderamente eficaz en el aula? ¿Qué prácticas distinguen a quienes logran mejores resultados con sus estudiantes? a partir de los resultados de la evaluación del rendimiento académico de los alumnos.
Frente a este panorama, la organización identifica 20 prácticas pedagógicas clave, en torno de cinco objetivos que se asocian de manera sistemática con una enseñanza de alto rendimiento.
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La especialista local, profesora Amanda Anríquez de Corbalán, analizó que "preocupados por los últimos informes de programas internacionales sobre los resultados de la evaluación del rendimiento académico de los alumnos, se centra la mirada en el 'hacer docente' es decir la práctica de la enseñanza, y propone una guía para mejorar la acción en el aula con objetivos que orienten una política pública de Formación Docente de alta calidad".
"En sus principios subyace la preeminencia de teorías pedagógicas constructivistas, la centralidad de la enseñanza en el sujeto que aprende y sus expectativas, una evaluación como instrumento para recabar información y la toma de decisiones efectivas. Todo ello sin descuidar un clima positivo en el aula", amplió.
"Así, en nuestro país con los nuevos lineamientos Curriculares Nacionales para la Formación Docente Inicial se orienta para que las jurisdicciones elaboren nuevos diseños curriculares promoviendo el desarrollo de capacidades centradas en la tarea profunda de una buena práctica en el aula. Se focaliza en la centralidad de la enseñanza con la finalidad de generar practicas educativas que mejoren y fortalezcan los aprendizajes de modo significativo y profundo. Busca la garantía de que los futuros docentes egresen con el 'saber enseñar' para mejorar los resultados de la evaluación internacional de los alumnos", puntualizó.
También mencionó la profesora Anríquez de Corbalán, que "se establece y ratifica resoluciones anteriores (Marco referencial 2018) que define las capacidades profesionales de la Formación Docente Inicial como base normativa: dominar los saberes a enseñar, actuar de acuerdo a las características y diversos modos de aprender de los estudiantes, dirigir la enseñanza y gestionar la clase, intervenir en la dinámica grupal y organizar el trabajo escolar, participar en el escenario institucional y comunitario, y comprometerse con el propio proceso formativo ( capacitación permanente)".
"Estas definiciones surgen no solo por los resultados de la calidad educativa sino también por las nuevas demandas de los contextos socioculturales que requiere de profesionales muy idóneos. Lo importante es la coherencia y el cumplimiento de las normativas en todos los niveles de concreción curricular para que estas aspiraciones no queden en la letra escrita. Por ello resulta clave la evaluación permanente de los profesorados y su tarea de formadora de formadores", concluyó.
