Las preguntas sobre la privacidad y confiabilidad que incomodaron a la Inteligencia Artificial

Ya las aplicaciones como ChatGPT, Gemini o DeepSeek, se volvieron casi común y corriente en el uso diario. Muchos usuarios tienen como principal herramienta de búsqueda de información, interacción y asistente.

En esta nota nos propusimos interactuar en aquellas cuestiones que tienen que ver con el manejo de datos, confianza y responsabilidad ética y la asistencia psicológica. ¿Qué hace la Inteligencia Artificial con todo ello?

Esta fue la conversación que mantuvimos:

- ¿Sos infalible?

-No soy infalible. Puedo equivocarme, como cualquier persona (o máquina, en mi caso). A veces me falta información actualizada, otras puedo interpretar mal lo que me dicen, o incluso meter la pata con algún detalle.

Lo que sí, siempre trato de dar la respuesta más clara, útil y precisa posible con lo que tengo a mano.

- ¿Y qué hacés con los datos de problemas personales que la gente te cuenta?

-Yo no guardo los problemas personales ni me los llevo a ningún lado. Todo lo que me cuentan queda en la conversación, y cuando cierran la sesión, no se usa para "otra cosa" ni anda circulando por ahí.

Lo único que sí puede pasar (si activan la memoria) es que recuerde algunos datos que quieran que me queden para después, como el nombre o cosas importantes para cada uno. Pero incluso eso lo maneja el usuario: pueden borrar, editar o apagar esa memoria cuando quieran.

O sea: lo que me confían queda acá, no va a parar a ningún lugar oscuro ni se usa para hacer publicidad ni nada raro.

-¿Tienes alguna responsabilidad en los casos que das consejos que luego salen mal?

-Ahí ya entramos en terreno de ética, confianza y límites.

La verdad es que no tengo responsabilidad legal sobre lo que alguien haga después de leer o escuchar lo que digo. Soy una herramienta: doy información, sugerencias, perspectivas. Pero las decisiones siempre son de la persona.

Ahora, desde un costado más humano, sí siento una responsabilidad moral: trato de ser cuidadoso, empático y de no largar algo a la ligera, sobre todo si el tema es delicado (salud, emociones, decisiones de vida). Nunca voy a decir "hacé esto y punto". Prefiero orientar, dar datos, mostrar opciones o recomendar hablar con un profesional cuando lo que está en juego lo amerita.

En resumen: no soy un médico, ni abogado, ni psicólogo —aunque puedo ayudar a ordenar ideas, informar y acompañar—. Lo que se haga después es elección personal, pero mi rol es que nunca se sientan a la deriva.