Por Belén Cianferoni.
Crónica para extrañarte menos: la partida de María Rocha Crónica para extrañarte menos: la partida de María Rocha
Hay todo tipo de criaturas en el universo. Agresivas, pasivas, amargas, dulces, felices e infinitamente tristes.
Hay usureros, albañiles, campanas, diseñadores, otorrinolaringólogos, enfermeros, cocineros y también hay artistas.
También te puede interesar:
En esta parra inmensa llamada vida hay de todo, inclusive uvas, aunque nadie lo espere.
El juez habla mediante sus fallos, el médico prescribe recetas, el cocinero construye una sinfonía de sabores en nuestra boca.
Pero el artista el artista dice lo que otros no se animan a decir. El artista se vuelve espejo, grieta, refugio. Su voz no le pertenece: habla con la urgencia de una sociedad, con la necesidad de una época.
Hoy se fue una amiga. Se fue María Rocha. Y la muerte, con su torpeza brutal, me obliga a recordar que el arte nunca fue un adorno: es una forma de defensa.
Defensa del débil frente al ataque del fuerte. Defensa de lo que es humano en medio de la máquina. Defensa de la cordura en un mundo que se acostumbra demasiado fácil a la injusticia.
Porque el arte incomoda, grita cuando nadie escucha, acaricia cuando todos golpean, y sostiene cuando parece que nada queda.
Eso hacía María. Eso hacen los artistas: se convierten en una cuerda tendida sobre el abismo, en la posibilidad de atravesar la oscuridad con un poco de dignidad.
Cuando la muerte toca la puerta, nos arrebata cuerpos, pero nunca puede arrancar la raíz del compromiso que un artista deja sembrado.
La memoria de María Rocha no es sólo su ausencia: es la certeza de que supo representar un tiempo, una sensibilidad, una lucha.
Y mientras haya alguien dispuesto a escuchar esa voz, mientras alguien vuelva a su obra para encontrar fuerzas, María seguirá presente.
El arte no nos salva de morir. Pero nos salva de no haber vivido.
María no se va del todo, porque su creación sigue ardiendo en quienes la conocimos. Porque el legado del artista no son sólo cuadros, textos o canciones; es la huella invisible que nos cambia un poco el modo de mirar el mundo.
Y en ese cambio, María Rocha sigue contestando y defendiendo a la mujer Santiagueña.
María Rocha, más viva y artista que nunca.








