El megaoperativo culminó con más de 120 muertos puede afectar la carrera presidencial a un año de las elecciones.
La crisis de seguridad en Río de Janeiro sacude la política brasileña La crisis de seguridad en Río de Janeiro sacude la política brasileña
La tragedia que dejó más de 120 muertos en dos favelas de Río de Janeiro controladas por el narcotráfico colocó la inseguridad pública en el centro del debate político brasileño y amenaza con impactar en la campaña presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva.
La crisis tuvo una inmediata derivación política. Desde el gobierno estadual, dominado por el bolsonarismo, se acusó al Ejecutivo federal de "inacción" y de haber dejado "solo" a Río en la lucha contra el crimen organizado.
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La respuesta del gobierno de Lula no tardó en llegar. El presidente negó las acusaciones y envió una misión oficial para reunirse con el gobernador Carlos Castro (Partido Liberal, aliado del expresidente Jair Bolsonaro) con el objetivo de consensuar medidas conjuntas de seguridad. Entre las opciones que se analizan figura la militarización de zonas estratégicas de la ciudad, como puertos, aeropuertos y favelas dominadas por el Comando Vermelho, la principal facción narco del país.
"Si esta crisis no se gestiona adecuadamente, podría afectar la carrera presidencial de 2026. El PT tiene un buen desempeño en materia económica, con políticas sociales y aumentos del salario mínimo, pero en temas de ley y orden suele obtener malos resultados", explicó a TN el analista político Fernando Guarnie
Con su líder Jair Bolsonaro preso y condenado a 27 años de cárcel por intento de golpe de Estado, la derecha brasileña intenta colocar la seguridad como eje de la agenda pública.
El tema genera fuertes divisiones: mientras una parte de la población reclama políticas de "mano dura", crecen las denuncias de violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad.
"Si la seguridad domina la campaña, Lula podría tener dificultades. Ha intentado mostrarse más firme con operativos de la Policía Federal para atraer al electorado de centroderecha, pero los recientes hechos en Río lo obligan a pronunciarse sobre posibles abusos policiales, un tema sensible para su base de izquierda", analizó Guarnieri.
Lula, que acaba de cumplir 80 años, ya confirmó que buscará la reelección en las presidenciales de octubre de 2026. En la vereda opuesta, el bolsonarismo perfila como candidato al gobernador de San Pablo, Tarcisio de Freitas, una de las figuras con mayor proyección dentro del espacio.
Para Denilde Holzhacker, analista política y directora del área de Investigaciones de la Escuela Superior de Publicidad y Marketing (ESPM), el tema de la seguridad representa uno de los mayores desafíos para el actual gobierno.
"Una parte de la población considera que el gobierno federal brindó poco apoyo a los estados. Además, la seguridad es un tema clave para los partidarios de Bolsonaro, por lo que es probable que la derecha lo utilice ampliamente contra Lula", sostuvo la especialista.
El bolsonarismo busca capitalizar políticamente la crisis para contrarrestar el "buen momento" internacional del presidente, tras su reciente cumbre en Malasia con Donald Trump, donde ambos limaron asperezas y avanzaron en acuerdos para aliviar los aranceles de Estados Unidos a productos brasileños.
"En todos los momentos críticos de seguridad, el gobierno debería impulsar una Enmienda de Seguridad, reunir a los gobernadores y anunciar medidas concretas", señaló Holzhacker.
Según la analista, Lula atraviesa un contexto favorable en materia económica y diplomática, pero "la seguridad será utilizada por ambos bandos como herramienta política: el gobierno federal acusará a los gobernadores de incompetencia, mientras que los estados señalarán la falta de apoyo nacional".
Una sociedad dividida frente al crimen
El analista Alberto Almeida, del Instituto Brasilis y autor del libro El voto del brasileño, consideró que la situación representa "una oportunidad para el gobierno federal de mostrar que está comprometido con la seguridad pública".
Sin embargo, la polarización brasileña también se refleja en las distintas visiones sobre cómo enfrentar al narcotráfico.
"Un sector reclama mano dura contra los delincuentes, pero también existe consenso en que la policía actúa de forma indiscriminada, con víctimas inocentes y un impacto desproporcionado sobre los sectores más pobres", advirtió Almeida.
Dos visiones opuestas que anticipan un debate intenso rumbo a las elecciones de 2026, donde la seguridad promete convertirse en uno de los grandes campos de batalla política en Brasil.








