"Se observa un fenómeno muy frecuente: niño con cuadro respiratorio con tos persistente"

La primavera, los días de intenso calor, combinados con repentinas bajas de temperatura repercuten directamente en la salud de toda la población, especialmente en la de los niños. En las últimas semanas se ha observado un notable incremento de chicos con diversas patologías respiratorias, acompañados por tos persistente, que en ocasiones se prolongan por más de dos semanas.

Esta situación genera preocupación entre los padres, que muchas veces, deben recurrir hasta dos veces al médico en una misma semana porque los síntomas persisten o si se van, vuelven a los pocos días.

El Dr. Ángel Murature, médico pediatra, docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Santiago del Estero explicó a qué se debe esta condición y brindó una serie de recomendaciones a los padres.

"En esta época del año, primavera en el hemisferio sur, se está observando un fenómeno muy frecuente, que es ver niños que presentan su cuadro respiratorio con tos persistente, cuadro que se agudizó esta semana con el marcado descenso de temperatura que experimentamos en nuestra provincia", confirmó a EL LIBERAL.

Causas

Sobre los motivos del incremento de pacientes, el profesional sostuvo que "puede deberse a una combinación de factores respiratorios, alérgicos y ambientales. El polen, polvo, ácaros y cambios de temperatura son más frecuentes en primavera. Los niños alérgicos pueden tener inflamación bronquial o nasal, que causa tos seca y persistente, sobre todo de noche o al toser".

Asimismo aclaró que por lo general "no suelen acompañarse de fiebre ni mocos verdosos".

"Las Infecciones virales repetidas, de fácil contagio en guarderías, jardines y colegios, dejan una tos residual de dos a cuatro semanas pese a que el cuadro agudo ya haya pasado", ahondó Muratore.

Y sobre este punto destacó: "Después de una infección respiratoria, las vías aéreas quedan sensibles y reaccionan con tos ante cualquier estímulo (risa, llanto, ejercicio, frío). Entre los factores ambientales se destacan los calefactores, ventiladores o aires acondicionados, la alta humedad, el polvo, el brote de las plantas, humo de cigarrillos o perfumes".

Lo cierto es que, ante la preocupación de los padres, siempre será mejor concurrir al especialista y evitar, principalmente la automedicación, ya que cada niño es diferente y requiere de tratamientos específicos.