Por Belén Cianferoni.
Mujer trans santiagueña: "soy aburrida, pero soy peligrosa" Mujer trans santiagueña: "soy aburrida, pero soy peligrosa"
Hay cuerpos que incomodan. Cuerpos que no entran en los moldes ni en las si llas correctas. Algunos cojean, otros se transforman; algunos tienen bastón, otros peluca; todos cuentan historias que la sociedad preferiría no escuchar mientras almuerza.
Yo camino lento porque no hay otra y aprendo a mirar distinto. Cuando una vive con un cuerpo que el mundo lee como "raro", empieza a detectar rápido las miradas: la lástima, la curiosidad, el morbo, el miedo. Hay quienes te miran como si fueras un milagro, y otros como si fueras un error del sistema.
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En esa constelación de cuerpos que desobedecen, quise hablar con alguien que, desde otro borde, también desafía la norma. Una mujer trans santiagueña que trabaja en el negocio del placer y que se ríe de todos los discursos que intentan explicarla.
Charlamos por videollamada mientras se peinaba antes de salir a trabajar. No podía sentir su perfume pero ella estaba perfumada de ironía, con el brillo exacto entre la risa y la tragedia. Me dijo que era "aburrida y peligrosa" y que, mientras más aburrida estaba, más peligrosa se volvía. A los cinco minutos entendí por qué.
Lo que sigue no es solo una entrevista. Es una conversación entre dos cuerpos que aprendieron a no pedir permiso para sentirse bellos, para desear y ser deseados.
Belén: Yo tengo una discapacidad motriz y siento que los otros me miran como si mi cuerpo fuera una rareza.
Entrevistada: Ay, Belén, bienvenida al club de las miradas. Yo genero de todo tipo: del asombro al odio, del deseo al miedo. Soy como un espejo con patas o con tacos. La gente me ve y no sabe si rezar, correr o pedir mi número. Pero bueno, el cuerpo es eso: una performance ajena que una habita con estilo.
Belén: ¿Te costó mucho tiempo hacer las paces con el espejo?
Entrevistada: Estoy con el espejo a todo o nada. Nos peleamos, nos amamos, nos hacemos escenas de celos. Yo cambio tanto que lo tengo mareado: un día diosa rockera, al otro Hiedra Venenosa de Batman. Y el diablo, que no descansa, me dice: "teñite otra vez". Así que yo obedezco, ¿qué le voy a hacer? Soy personaje, soy ficción viva.
Belén: ¿Qué aprendiste del cuerpo del tuyo y del de los demás trabajando donde la gente va a buscar contacto?
Entrevistada: Aprendí que la gente no busca tanto piel, busca oído. Pagan por ser escuchados. Soy mala dando consejos y ninguna calladita, pero me buscan por la lengua y no solo por lo que imaginás, eh, por mi palabra. Algunos llegan rotos, otros aburridos, pero todos quieren sentir algo. Yo siento todo: me hago la novela entera.
Belén: A veces me canso de que hablen de "superar" el cuerpo, como si fuera una carga. ¿A vos también te pasa que la gente habla de vos sin entenderte?
Entrevistada: Todo el tiempo. Hay gente que nunca me habló y ya tiene el discurso armado: "pobrecita", "valiente", "pecadora", "inspiradora". En Santiago son muy básicos, querida. Yo los dejo hablar, total mientras ellos opinan, yo facturo.
Belén: A veces pareciera que ciertos cuerpos no tienen derecho al deseo. ¿Te pasa que la gente se sorprende de que una trans también elija, también diga "no"?
Entrevistada: Ufff, sí. Se creen que somos máquinas de complacer. Pero yo elijo, y a veces digo "no" con tanto glamour que parece "gracias". El deseo es un lujo que me permito siempre.
Belén: ¿Qué piensas del amor? ¿Te interesa, te aburre, te complica?
Entrevistada: El amor es mi serie favorita y mi peor casting. Me interesa, me aburre, me complica y me salva. Soy piloto, azafata, tripulación y pasajera del mismo vuelo, nena. Viajo y vuelo.
Belén: En este mundo donde todos "se venden" de alguna manera, ¿no te da risa que justo se escandalicen por tu trabajo?
Entrevistada: ¡Por supuesto! Todos se venden: unos su tiempo, otros su imagen, otros su silencio. Pero ay, cuando la travesti cobra, ahí sí se escandalizan. Es de no creer. Les jode que lo nuestro sea tan evidente.
Belén: ¿Te pasa que a veces el humor es el único refugio?
Entrevistada: Soy burlista, mi amor. El humor es mi refugio. Será Dios que deja entrar después de reírme tanto. Si no me río, me hundo. Así que río con ganas, incluso cuando estoy podrida de cansancio.
Belén: ¿Qué consejo te darías si pudieras volver a hablar con la versión más joven de vos?
Entrevistada: Le diría: "todo con seguridad, mami". Si tenés seguridad, taconeás hasta con pierna ortopédica. Vos diva, siempre arriba. No soportes tantas cosas, vos mereces ser feliz.
Belén: ¿Qué te hace reír aunque estés agotada?
Entrevistada: Los hombres confundidos, los políticos que creen que me ofenden, y mi reflejo después de tres tinturas. Soy aburrida y peligrosa: mientras más aburrida, más peligrosa.
Belén: Si nuestras historias se cruzaran en una mesa de bar, ¿qué brindaríamos?
Entrevistada: Brindaríamos por el amor, por el deseo y por la vida, claro. Pero también por el descaro de seguir bellas, aunque el mundo se empeñe en lo contrario. ¡Y que nadie nos quite lo bailado, bastón o taco de aguja!








